Capítulo 42

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Capítulo 42.

(Aviso importante al final, a más de alguna le va a interesar 7u7)

- ¿¡Que están haciendo!?-chilló Peter horrorizado.

El chillido de Peter trajo de vuelta a realidad a Maisie. Todo su ser pedía a gritos salir huyendo de allí, pero lamentablemente no podía ser. ¿Qué acababa de hacer? ¡Por Merlín! Maisie sintió su cara arder, de seguro estaba más roja que un rábano con insolación.

Lo más rápido que pudo se separó de James, el cual parecía estar encerrado en su propio mundo de fantasía y en su rostro había una enorme sonrisa bobalicona. Peter en cambio los miraba horrorizado, como si hubieran hecho una cosa imperdonable.

- ¿Qué sucede, Peter?-preguntó Sirius con confusión.

-No sucede nada-intervino Maisie, antes de que Peter dijera algo-¿Qué habría de suceder? Todo aquí está muy normal, ¿Verdad, Peter? -la pelirroja rio nerviosa-¡¿Verdad?!-

Peter asintio temeroso.

- ¿Dónde estabas, Peter? -preguntó Sirius con el ceño fruncido-Hace rato te necesitábamos y tú no estabas, ¡James casi muere! Y tu quien sabe dónde, haciendo quien sabe que-

-Fui por ayuda, Sirius-respondió apenado Peter.

- ¡Por Merlín, Peter!-exclamó James saliendo de su ensoñación-Dime que no se te ocurrió ir a por McGonagall-

-No, nada de eso-murmuró Peter-No soy tan tonto como todos creen, fui a la casa de Hagrid a pedir ayuda-

-Nadie cree que seas tonto, Peter-agrego Maisie con dulzura, revolviéndole el cabello con cariño- ¿Verdad, Chicos?-

Sirius rehuyó la mirada de Maisie, mientras fingía atarse una y otra vez las agujetas de sus zapatos, lo más curioso era que sus zapatos no tenían cordones. James por otro lado, había desarrollado un súbito interés por ver que tan mal había quedado su rostro después de su incursión a la casa de los gritos.

- ¿Ves? Es a lo que me refería.

Antes de que Maisie pudiera refutar lo contrario, una enorme sombra se cernió sobre ellos.

- ¿Qué ha sucedido aquí? -preguntó Hagrid.

La enorme cabeza peluda de Hagrid, se movía de un lugar a otro, como si no fuera capaz de creer lo que estaba viendo. Sus oscuros ojos, que apenas se divisaban entre la maraña de pelo que tenía en el rostro y la oscuridad de la noche, brillaban con preocupación.

-No es la gran cosa, Hagrid-murmuró Sirius como si nada-Solo que hace rato, el lobo casi se come a Quejicus y James-

Hagrid se acercó hasta el aun petrificado Severus.

- ¿Qué le sucede?-pregunto el guardabosques

-No lo sabemos, esta así desde que James lo saco de la casa de los gritos-contesto Maisie-Yo creo que está así por el susto. Ya se le pasara-

- ¿No lo habrán mordido? -preguntó alarmado Hagrid-¡Hay que revisarlo! ¡Rápido que alguien lo revise!-

-Todo tuyo, Hagrid-murmuró con asco Sirius.

Hagrid miro suplicante a cada uno de los presentes, pero nadie dio amagos de ofrecerse.

-Muy bien, entonces vamos con la profesora McGonagall ella sabrá que hacer.

Los ojos de Maisie se abrieron como platos, Hagrid no podía llevarlos con McGonagall. ¡Por Merlín! El regaño que les iba a llegar si eso sucedía seria horrible, y ni hablar del castigo. ¡Podrían hasta expulsarlos! Y ni pensar en llegar a casa, la sonrisa de suficiencia de Petunia, el castigo que le daría su padre, la mirada de decepción de su madre y lo peor de todo... ¡Volver a la escuela muggle!

La Merodeadora EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora