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El auto elegante se estacionó frente a la escuela del menor, este al sentir que el vehículo se había detenido, guardó su libro y se quitó sus audífonos.

— Hasta luego Ge — se despidió el menor tratando de salir del auto.

Yibo lo tomó del brazo y lo hizo sentarse nuevamente.

— ¿Qué sucede? — preguntó confundido.

Yibo le entregó una pequeña lonchera.

— Casi no desayunaste, te hará daño. Si me necesitas, estaré en el Kwoon que está a la vuelta... Estudia mucho mocoso — sonrió, el chico solo asintió murmurando un gracias Ge y salió del auto.

Una vez lo vio entrar al edificio, otra voz se escuchó.

— El joven Hendery ha estado deprimido estos últimos días... Todos queremos que nuestro Hendery vuelva, pero mientras la pareja del señor Zhan siga aquí... Nada va a cambiar — habló el hombre quien era el chófer de la familia.

— Señor He, no es que a mi me guste  meterme en los problemas de los demás, pero la señora Li dijo algo parecido ¿Qué es lo que sucede entre ellos? — preguntó curioso y el hombre suspiró.

— Yibo si tan solo hubieras llegado un año antes... El joven Hendery y la pareja del señor no se llevan para nada bien y creo que ya te has dado cuenta de eso, cuando el señor Zhan está presente él es como una santa paloma, siempre busca a poner a Hendery como su enemigo, pero cuando no está, es el diablo, se la pasa gritándonos y dándonos órdenes como si fuera el dueño de todo... Él fue quien le sugirió al señor que enviara al joven Hendery al internado en Canadá, pero por alguna razón el señor no le cree al joven, hasta llegamos a pensar que le había hecho algo malo para tenerlo como lo tiene o algo. Desde hace un año que llegó a vivir a la casa se la pasan peleando, y ver al joven de esa manera se volvió rutinario para nosotros, pero aún así estamos preocupados, todos los que trabajamos para el señor lo estamos.

— Ya veo — ¿por qué se sentía tan enojado?, quería sacar a ese hombre a patadas de la casa.

Apenas llegó hace dos días y ese sentimiento de querer que el menor no llarara nunca más en su presencia lo hacía querer gritarle un par de verdades a su jefe en la cara.

"¿Cómo es que el mocoso aguantó tanto y aun así es obediente con su padre?... No es engreído, no es egocéntrico, no es egoísta, no es altanero, ni grosero, no es uno de esos niños ricos mimados... Hubiera sido yo y ya me hubiera escapado de la casa "

— ¿Quiéres que te lleve a algún lugar? — la pregunta del hombre lo sacó de sus pensamientos.

— No señor He, solo voy al Kwoon de aquí cerca... Puede ir a su casa, yo me encargaré del resto, nos vemos luego.

— Nos vemos... y Yibo... Cuida de nuestro niño.

— Lo haré — el hombre sonrió y Yibo terminó  por salir del auto.

Caminó hasta el Kwoon y saludó a todos aunque algunos no le respondieran, no le importó. Ahora solo tenía que pensar en una manera para que el ánimo Hendery no estuviera por los suelos.

















Y, en un abrir y cerrar de ojos, una semana ya había pasado desde que Hendery no decía nada más que buenos días, gracias y hasta luego, a Yibo le preocupaba, en tan solo dos días se había acostumbrado a las charlas infinitas con el menor, que ahora al no escuchar nada más que un Gracias, lo preocupaba.

El día anterior había comprado un celular algo barato con su paga de quincena, no quería despilfarrar a lo tonto, pero necesitaba un teléfono por su trabajo. Y todo porque enserio le preocupaba el estado del menor. Pues, aunque lo había intentado, nada de lo que hizo logró subirle el ánimo.





DÉRIVE  [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora