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Yibo pasó una de sus piernas por sobre el barandal, siguió con la otra y quedó sentando sobre este, miró hacia abajo mientras mecía sus pies, sonrió. Iba a acomodarse cuando sintió como alguien se le acercaba por la espalda por lo que decidió hablar.

— ¿Por qué me estás siguiendo? — preguntó con su voz grave, pero calmada.

Giró su cabeza y vió a un chico de entre 15 y 17 años parado detrás de él, pasó ambas piernas por sobre el barandal dando una vuelta para quedar frente al chico, el cual se asustó al ver tal acción.

— Te pregunté, ¿por qué me estás siguiendo?

— Y-yo lo siento. Yo... yo lo escuché hablar hace unas horas en el cementerio... Escuché cuando-cuando decía que peleaba por dinero, entonces lo seguí y vi como peleaba, y se que escuchar conversaciones ajenas y seguir a las personas está mal, lo sé y merezco ser castigado por eso, pero por favor ayúdeme — dijo el pequeño juntado sus manos.

— ¿Por qué debería? — alzó una ceja.

"Niño déjame solo con mi dolor por favor"

— Mi padre quiere enviarme fuera del país, porque han estado amenazandonos, pero yo no quiero irme. Sea mi guardaespaldas por favor, vi como peleaba y lo hace muy bie-

— Niño, si tu padre quiere enviarte a otro lugar para protegerte deberías escucharlo e irte, algunos padres están dispuestos a todo por sus hijos date cuenta de eso y no seas quisquilloso — el chico agachó su cabeza.

— Mi papá es lo único que me queda, mi madre murió mientras intentaba tráeme al mundo y mi padre, es quien  me cuidó hasta ahora, no quiero dejarlo, tengo miedo de que le pase algo y me quede solo.

— Niño, yo me hice una promesa, si ganaba esa pelea, lucharía, pero si perdía, me rendiría, perdí, así qué... Me estoy rindiendo, ve a casa con tu padre y disfruta cada segundo con él, es tarde y debe estar preocupado — dijo cansado para voltearse nuevamente.

Se quedó mirando por unos segundos el paisaje nocturno, no iba a lanzarse desde allí, pero tampoco iba a dejarle un trauma. Y luego de un par de segundos, trató de darse la vuelta pero unos pequeños brazos lo tomaron de la cintura tirando para atrás.

— ¡¿Oye mocoso qué te sucede?! —  preguntó con el ceño fruncido.

El niño se arrodilló y juntó sus manos nuevamente.

— Se lo ruego, trabaje para mí como mi guardaespaldas, seré un buen chico y haré todo lo que usted me diga, por el dinero no sé preocupe, mi padre le pagará muy bien, aparte no puede acabar con su vida así.

— ¿Por qué no puedo? Es mi vida — se cruzó de brazos

— Papá dice que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana, las oportunidades siempre llegan pero también tiene que salir a buscarlas.

— ¿Qué pasa si la venta no se abre?

— Entonces rompa la ventana o haga un hueco en la pared, siempre hay una forma, siempre la hay — Yibo rió ante la respuesta de aquel chico.

Era la primera vez que reía en todo el día.

— ¡¿Eso es un sí?! — preguntó acercándose emocionado.

— Yo no he dicho nada — volvió a poner su rostro serio.

— Por favor señor, se lo pido. No quiero dejar a mi padre, ayúdeme se lo suplico — dijo mientras tomaba el bra?o del castaño.

— ¿Y si tu padre no acepta?

— Él aceptará, lo conozco — habló esperanzado.

— Ni siquiera me conoces, soy un completo extraño para ti.

DÉRIVE  [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora