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El bakudeku es mi razón de vivir. X1












Ochaco pasó la noche esperando la llamada del bicolor que nunca llegó, se durmió tarde y ese desarreglo hizo que al siguiente día en la escuela estuviera como zombie queriendo comer cerebros. Necesitaba descansar, y era lo menos que había hecho en estos días. Estaba inestable emocionalmente y su apetito había bajado drásticamente. Su cara demostraba lo mal que se encontraba, todo el salón quedó expectante ante la castaña. Su rostro pálido y sus chocolates ojos con ojeras demasiado pronunciadas.

Iida, Sato y Sero salieron a su encuentro preguntando por su estado de salud, le pidieron que se devolviera a su casa para que se recuperara pero ella se negó rotundamente. Izuku a lo lejos veía la escena profundamente dolido porque él también quería saber que sucedía con la joven, pensaba en tantos escenarios pero suponía que Ochaco ya no le pertenecía y lo que la castaña menos quería era verle. Sentados todos en sus puestos comenzó otro día en la universidad.

....

Katsuki había ido temprano a desayunar con Izuku a un restaurante cercano. Estaban en su burbuja, bien tranquilos comiendo y hablando sobre lo que posiblemente harían en su día. El rubio sólo se limitaba a asentir cuando el menor le hablaba emocionado por tener una nueva compañera como Momo, pues, la chica era sumamente inteligente y atractiva. El mayor ante tanto halago decidió callarlo metiendo un panecillo en su boca, en cuestión, el pecoso empezó a toser. Bakugo se burló durante toda la mañana por esa tontería, mientras que Izuku solo quería molerlo a mordidas.

Ya a esas horas, siendo las 9 a.m., el cenizo se preparaba para ir a la sala de la primera clase "A". Antes de salir por la puerta, Mirko, una de las profesoras de la facultad lo llamó. Le había pedido el favor de comprarle un batido en la cafetería. El susodicho se rehusó completamente, y la mujer se enojó. No estaba para favores, ni tampoco entendía la actitud de la profesora.

Sin prestarle atención a la mujer, siguió su camino a la sala, cuando llegó notó un ambiente tenso, se podía cortar con la mano. Comenzó su aula, antes de explicar el capítulo que verían ese día notó que su Deku estaba preocupado, eso le molestó. Él no tenía porqué estar afligido por nada, porque él mismo se prometió a hacerle feliz toda la jodida vida que le restaba. Suspiró hastiado, continuando con su clase.

...

Ya era hora de ir a merendar. No negaría que quería hablar con Ochaco pero realmente estaba indeciso, decidió simplemente dejarla tranquila, resolviendo sus problemas. No quería ser un entrometido.

Por parte de la chica, las cosas iban de mal en peor. Veía como todos sus compañeros y amigos se acercaban preguntando por su salud e Izuku sólo le evitaba. Decayó emocionalmente por ello, y se fue a sentar en las ultimas bancas de la cafetería (o cantina escolar) para beber un jugo de naranja. Estaba concentrada pensando en que sería de su vida si no hubiese vuelto con Shoto, hasta que sintió su celular vibrar. Era una llamada del susodicho.

- Ho-Hola amor.- su voz salió rasposa y baja.

- Aaahhh, ¿en dónde estás Ochaco?.- la voz del bicolor salió ronca y enojada.

- E-En.. en el plantel.- tenía miedo. Sintió como una lágrima rodó por su mejilla.

- Espérame ahí, voy a buscarte.

Terminó la llamada así, mientras la castaña tuvo que aguantarse las ganas de vomitar debido al miedo.

...

Katsuki había encontrado al pecoso, con su tonta cara de mierda triste. Odiaba ese rostro, lo juraba. Se aguantó las ganas de enojarse y trató de poner su mejor "cara calmada, 0 ceño fruncido" y lo logró exitosamente.

- Midoriya, ¿esa cara de desgracia?, ¿sucede algo con tu madre?.- llegó a su lado tranquilo, con un porte autoritario.

- Nada, sensei. Estoy bien.- su sonrisa era tan linda y salía con tanta naturalidad.

Bakugo suspiró pesado.

- No me hagas las cosas difíciles, ¿quieres?.- se sentó al lado del chico a "comer" mientras le hablaba bajito cerca de su oído.

Izuku dudó por un momento. Respiró profundo antes de hablar con las manos temblorosas.

- Ve-Verás Kacchan.. Eh, digo, Bakugo-sensei...- giró el rostro para mirar atentamente a su profesor.- siento que algo sucede con Uraraka-San.. no la he visto bien.. desde.. uh.. hace unos días..- su voz vaciló por un momento.

- Bien, hablaré con ella en cuanto pueda. No deberías de preocuparte tanto, debes pensar en ti y tu jodido rostro expresivo. Además.. - se acercó peligrosamente cerca a su cara.- tienes una sonrisa muy linda, no la opaques.

Izuku quedó perplejo y sonrojado hasta la médula. Su cara era todo un poema. Se quedó quieto y entró en un estado de trance que no escuchó el sonido del timbre cuando sonó.

- Estúpido Kacchan... - se cubrió el rostro abochornado. Ese rubio no tenía piedad con él. Lo sabía.











un dato:

Soy fan de Twenty One Pilots <3

[MI AMOR PLATÓNICO ES UN PROFESOR. | BAKUDEKU ⚘]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora