Ochaco había despertado y se encontraba en el sofá de la sala de su casa. Dio un respingo en su lugar cuando escuchó ruidos, provenían del televisor. Miró a sus alrededores y vio que todo estaba en completo silencio, tampoco había señal de vida de sus padres.
Con desgano se levantó y caminó en dirección a la cocina, quería ver a su mamá. Al llegar tampoco la vio, y fue directo a las escaleras para subir hasta su habitación. Al ingresar al lugar, se sorprendió al ver todo limpio y ordenado, hacía mucho tiempo que no veía ese pequeño espacio tan bonito y se emocionó.
Buscó ropa en su armario, y se dispuso a tomar una ducha para luego ir a hablar con su madre. No lo pensó dos veces, y al estar lista fue hasta el patio de su casa. Allí se encontraban sus padres.
Un "OCHACO" y un "HIJA"' fue lo que escuchó Uraraka mientras se acercaba. Ella respiró temblorosa, y se sentó a un extremo de la mesa en donde estaban los adultos bebiendo jugo. Vio que su padre estaba más serio de lo normal, y su madre un poco más calmada pero con un rostro sumamente preocupado.
— Hija.. ya lo sabemos.. — habló su padre decaído.
— No tenías porque ocultarlo.. no debías.. — le reprendió su madre.
Ochaco miraba atentamente sin decir una palabra, tenía miedo pero hacía el esfuerzo de mantenerse firme y asumir su responsabilidad.
— Lo lamento demasiado, papá.. en serio, lo lamento mamá.. — expresó triste pero sin bajar la mirada.— ... pero no me arrepiento de lo que hice.. sé que aún soy joven pero me haré cargo de mi responsabilidad como madre y, no quiero me detengan..
— No lo haremos, nena. Pero.. si te tengo que pedir algo.. — expresó su padre mirando al suelo.
— Hija.. tienes que casarte y vivir con el padre de tu bebé.. No sólo tú te harás cargo de él.
Ochaco estaba sorprendida ante la petición de sus padres, y se mantuvo callada por unos minutos. Su madre la miraba con miedo, y su padre con esperanza.
— Tengo que hablar con él, pero estoy segura que aceptara para vivir juntos.— dijo la castaña un poco cohibida.
— ¿Cuando lo conoceremos? — preguntó su madre, interesada en la vida que llevaría su hija.
— Quizás, pronto.
Ambos adultos no quedaron muy satisfechos con esa respuesta, y quisieron indagar un poco más.
— Lo conozco desde los nueve, mamá. — aclaró la castaña.
La señora Uraraka quedó en shock, y su esposo miraba con sorpresa las palabras dicha por su hija.
— ¿De-Desde los nueve? — preguntó su mamá mientras se tapaba la boca con horror.
— ¿Qué sucede, mamá? — la joven se alarmó al ver a su madre llorar.
El señor de la casa abrazó a su esposa por los hombros mientras acariciaba su espalda.
— Hija.. dinos que no te metiste con uno de los Todoroki. — suplicó el hombre angustiado.
Ochaco sin saber porque tanto alboroto comenzó a llorar debido a el estrés que le causaba ello y el no saber nada le intrigaba demasiado.
— No entiendo. ¡¿QUÉ HAY DE MALO CON SHOTO?!
Los dos adultos presentes miraron expectantes a su hija, no sabían que Enji había logrado meter sus garras en su familia, conformando un hijo de ambas sangre.
— Mi amor.. por favor.. aléjate de ellos.. por favor, hija.. vive con nosotros, te cuidaremos a ti y a tu bebé.. lo prometemos.. — le pedía su madre desesperada.
Ochaco abrazó a su madre, mientras lloraba amargamente. No tenía idea de que sucedía pero quiso creer en sus padres, aunque no queriendo alejarse de Shoto. Necesitaba saber que era lo que estaba sucediendo allí.
(...)
Shoto había llegado a la oficina de su padre ese día por la tarde, justo a la hora acordada. Cuando entró al lugar vio que había un chico de unos veinticinco años cerca de él, quién al notar su presencia se esfumó rápidamente. No tenía idea de quién era, y tampoco le importaba.
— Buenas tardes, padre.
— Shoto.. hijo mío.. — saludó Enji con un abrazo. — siéntate, tenemos que hablar.
El bicolor acató la orden, y se sentó de inmediato.
— ¿Qué quieres hablar conmigo?
— Bien.. supuestamente tendrás un hijo.. al igual que Natsuo, me darás un nieto.. — expresó sonriente mientras poco a poco su mirada se intensificaba.— ... siento mucho haber aceptado tu familia en mi casa, Shoto, pero.. esa mujerzuela y su hijo no son dignos de pertenecer a mi familia y llevar mi apellido.— La forma tan desinteresada y casi fría en el hablar del robusto hombre hizo que el bicolor le recorriera un escalofrío por todo el cuerpo.
El Todoroki menor se quedó mudo ante lo que decía su padre sin tener algo de tacto, y con la ira creciendo en su ser rompió el silencio.
— ¡Exijo que respetes! Además.. no tienes ningún derecho de meterte con mi mujer y mi hijo. ¿Qué hay de malo con eso?
— ¿Y cómo estás tan seguro de que es tuyo... — preguntó retando a su hijo mientras que de su chaleco sacaba un sobre con fotos y las iba sacando una por una.— ...y no de Midoriya?
Shoto desesperado tomó el sobre y miró las infinidades de fotos que habían dentro de Ochaco junto a un peliverde, ambos sonriendo y tomándose de las manos, otras donde se besaban, y unas donde tenían citas. El bicolor con furia rompió algunas de ellas sin importarle hacer tremendo berrinche delante de su padre, quien gustoso disfrutaba de la escena.
— Aprende, hijo mío. No permitas que los sentimientos te dominen.— fue lo ultimo que dijo Enji a su hijo después de salir de aquella espaciosa sala. Sin duda, Shoto haría algo al respecto porque con un Todoroki nadie jugaba.
¡¡AYER FUE MI CUMPLEAÑOS!!
ESTÁS LEYENDO
[MI AMOR PLATÓNICO ES UN PROFESOR. | BAKUDEKU ⚘]
Teen FictionIzuku Midoriya es un estudiante universitario de 19 años de edad. Cuando pensaba que su vida estaba resuelta y perfecta, su antiguo amor de infancia (Katsuki Bakugo) llega para ponerle el mundo de cabeza. Los personajes no me pertenecen, son propios...