27

1.6K 158 217
                                    

Izuku había pasado parte del día en el departamento del rubio, limpiando y arreglando. Cocinó y lavó ropa. Se sentía como un amo de casa. No le incomodaba en lo absoluto.

Había planchado y ordenado la ropa del mayor, había arreglado su habitación dejando todo en su debido sitio pero más limpio. Acomodó la cama y extendió sabanas nuevas. Lavó el baño, incluyendo el retrete. Había tenido un día ocupado.

Después de ese dia tan agotador, decidió tomar un gaseosa y comer unas galletas que estaban en la alacena de la casa. Encendió el TV buscando alguna serie interesante o película. Tomó una almohada y la colocó en su cabeza para acostarse en el sofá-cama. No tardó mucho en quedarse completamente dormido.

...

Katsuki ya estaba llegando a su casa, iba tarde a decir verdad. Camie le había pedido que le dejara en su casa, como favor, ya que su moto se le había averiado uno de sus neumáticos. Él sin mucho ánimo accedió, la mujer vivía casi saliendo de la ciudad pero no fue problema. El rubio había aprovechado llegar hasta una tienda y comprarle algunos dulces a su Deku, incluso, llegó a hacer un pedido con su nombre. Sabía que le iba a encantar.

Después del horrible tráfico en la avenida, llegó a su añorado lugar. Abrió la puerta emocionado mientras dejaba su maletín y chaqueta en su perchero. Quitó sus zapatos, importandole muy poco dejarlos cerca de su puerta.

Caminó hasta la cocina, y vio que todo estaba más ordenado que como estaba antes. Incluso olía a ese olor característico de lavanda, desinfectante.

Suspiró encantado. Le agradaba el ambiente. Notó el olor también a curry que se extendía en el aire, su estómago reclamó comida. Definitivamente, necesitaba comer.

Probó la comida, y quedó maravillado. No sabía que su chico cocinaba tan delicioso, tenía que felicitarlo por eso. Comió lo necesario, y subió hasta su habitación en busca de Deku.

Caminó por las escaleras y vio que brillaba más que su futuro. Pasó por uno de los pasillos principales y olía a rosas, definitivamente, estaba extasiado ante ello.

Cuando entró su habitación, vio todo sumamente ordenado. Se veía muy lindo. Hasta su ropa sucia, se encontraba levemente doblada en una cesta. Bakugo no sabía que era querer casarse hasta ese día.

Ante todo el momento de impresión y sorpresa, notó que el pecoso no se encontraba por ningún lado. Entró al baño rápido, y miró embelesado todo lo lindo y rico que olía pero tampoco estaba Deku y eso lo hizo preocuparse más.

Salió corriendo de la habitación para ir directo a su casa, ya que necesitaba consentirlo y llenarle la cara a besos. Lo extrañaba.

Cuando iba en busca de las llaves de su auto que dejó arriba de la mesa del comedor, percibió que el televisor estaba encendido a un volumen moderado. Y cuando descendió su vista al sofá, vio que unos pequeños mechones verdosos caían, resaltando su presencia.

Bakugo sintió su corazón saltar en gozo. Estaba feliz. Llegó hasta donde estaba el joven durmiendo con un hilo de saliva saliendo de su boca mientras sonreía. Era extraño, pero el rubio supuso que estaba teniendo un maravilloso sueño.

Se sentó en el suelo detallando su rostro lleno de pequitas y sus pestañas largas. Como respiraba pausado, y su nariz parecía la de un cachorro cuando tenía hambre. Bakugo quería tener ese lindo muchacho consigo siempre, lo había determinado.

...

Eran las 9:30 p.m.

Inko esperaba a su hijo, supuso que volvería esa noche ya que en ningún momento le avisó de quedarse a dormir afuera en la calle. Al cabo de un rato, la pequeña mujer empezó a preocuparse. Se debatía mentalmente si su hijo estaba con su novia o quizás le había pasado algo. Estaba entrando en colapso.

Por otro lado...

- Ahhg.. Uhh.. sí.. así, Kacchan~.- gemía el peliverde gustoso mientras sentía como su culo era increíblemente jodido.- Ahhhh.. ohhhh.. así, así..  más, más..

Katsuki estaba muy concentrado en su trabajo. Tomando fuertemente las caderas del contrario mientras mordía su labio inferior. Intentaba no correrse antes de "tiempo".

El peliverde sentía que en cualquier momento se vendría, empezó a gritar aun más excitado pidiendo por más. Su voz quebradiza le enviaba descargas electrizantes directo a la polla del más alto.

Estaban fundidos en su burbuja de amor y sexo. Hasta que el teléfono del joven Midoriya comenzó a sonar. No iba a contestar. Lo ignoró mientras se aferraba a la almohada intentando mantenerse firme. Otra vez estaba sonando su celular.

- Contesta, Deku..- habló Bakugo en su oreja.

El menor no podía más, ya casi se venía.

- N-No pu-puedo..- habló inocente mientras sonreía lascivo.

- Claro que.. puedes!.- habló ronco y contestó la llamada colocando el aparato en la oreja del otro. Cuando el pecoso agarró el celular, el rubio tomó sus cabellos para jalarlos hacía arriba.

- ¿Aló?.. ahhh.. uh.. ¿sí...?.- vio que era su madre y la sangre se le fue del cuerpo.

- ¿Izukuuu?, ¿hijo, estás bien?, ¿dónde estás?.- la pobre mujer estaba a punto de llorar.

- Mamá.. uhhh.. y-yo estoy.. biennn.. ahh.- su voz salió aguda y ante la vergüenza le cortó la llamada a su madre.- ¡¡¡Kacchan!!!.- gritó enojado en reclamo.

- ¿Uhhhh? Lo siento, cariño.- siguió besando con cuidado la espalda del chico mientras dejaba algunas marcas.- No, realmente no lo siento. Mejor montame bebé..

- Sí quiero.. ~

Así pasaron la noche, entregándose en alma y cuerpo. Disfrutando del sexo y amor que tanto se tenían.




























Que creen que pasará con Inko ahora ¿

[MI AMOR PLATÓNICO ES UN PROFESOR. | BAKUDEKU ⚘]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora