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Katsuki iba saliendo junto a su madre, estaba tomando con una mano unas bolsas con regalos y comida, así que con la libre accedió a tomar su celular. Se sobresaltó cuando vio el número en la pantalla.

— ¿Aló?, ¿Qué sucede?.

— ¿Donde estás, Kacchan?.— preguntó nervioso. Katsuki no entendía a que se debía la pregunta.— .. creo que en un rato saldré con mamá y no sé a dónde me llevará.

— Pero..  se supone que-... — pensó fugazmente en que probablemente él no sabría nada de ninguna cena ni tampoco celebración de la que su madre le había dicho.— ... confía en ella, no te desanimes..

— Quería verte, Kacchan.— replicó triste.

Katsuki tampoco entendía para que Inko quería celebrarle algo a Izuku. Su cumpleaños ya había pasado, y todavía no se graduaba. No quería crear escenarios en su cabeza, pero eso le intrigaba muchísimo.
















(...)














Izuku esperaba pacientemente en la sala de estar a su madre. La joven peliverde había dicho que iría a buscar algunas cosas pero se estaba tomando demasiado tiempo en salir, no quería esperar por tanto en nada. Después de casi 15 minutos, Inko salió.

— Izu, no puedes entrar a la sala del comedor. Vendrán unos amigos de nosotros.

— Pero...

— Sin objeciones.

— Se supone que íbamos a salir.

— No pequeño hormonal, la cena será en casa. Así que obedece a mamá— habló con una extraña voz gentil.

— B-Bueno.. — se sentó aburrido otra vez en el sofá mientras algo lo desconcertó — ¿Cómo qué "pequeño hormonal"? — susurró pensativo.

Definitivamente, su madre estaba actuando muy extraño.





















(...)



















El timbre de la puerta sonó con algo de rudeza e impaciencia; Izuku se levantó con pereza a abrir la puerta pero de repente su madre apareció y le pidió que se quedara en su lugar.

El peliverde, ya harto de tanto misterio quiso esta vez reclamar y exigir una explicación, pero su voz no salió debido a la sorpresa. Su mente se quedó en blanco por segundos mientras veía a dos rubios entrar por la puerta principal, ambos con una sonrisa en sus rostros.

Honestamente, quería morir. Sentía que el corazón saldría de su pecho, y sus piernas en cualquier momento fallarían.

(...)

Inko había invitado a todos entrar. Izuku fue el último en pasar hasta el comedor, donde había mucha comida y algunos detalles y globos. Era súper incómodo para él el ambiente tan festivo del lugar. Se sentó respirando tembloroso mientras veía de reojo a Katsuki.

Inko tenía una linda sonrisa en su rostro, algo emocionada por la presencia de su amiga y su hijo adulto.

— Oh, Mitsuki.. pensé que no vendrían..

— El maldito taxi iba muy lento— había mentido, claramente.

— Ya veo.. Bien, Izuku.. — la peliverde miró con dulzura a su hijo — te presento a Katsuki‐kun.. es hijo de Mitsuki-san.. — vio a los dos rubios — creo que aquí ya deben conocer a Iz..

— Ho-Hola.. un placer — apenas pudo hablar el chico. La vergüenza lo estaba abrumando y no sabía como actuar. Sólo no quería más incomodidad.

— Izuku.. la mano..

— ¡Oh! Lo siento. — estiró la mano rápidamente hacía Mitsuki, quién la tomó con dulzura.

— Un placer, Izuku. Llevaba tiempo sin verte.

— ¿Ehhh? ¿C-Cómo así? — el miedo recorrió el cuerpo de Izuku tanto como el de Katsuki.

— Eres hijo de mi amiga.. ¿No me recuerdas?

— Ah.. Y-Yo.. Ehhhh..

— Te presento a mi hijo, Katsuki. ¿No lo recuerdas? Actualmente, es profesor suplente en U.A. — la adulta sonrió mientras miraba a su hijo. Katsuki extendió la mano hacía el peliverde.

— Un placer, Katsuki-san.

Ambos sonrieron y un ambiente algo tenso se hizo presente.

— B-Bueno, Izuku.. vine a hablar de algo aquí.. para eso debes tomar en cuenta que Mitsuki-san es también parte de la familia, al igual que Katsuki. ¿Vale?

— Está bien...

Todos en la mesa ya habían empezado a probar bocados, y comían en silencio. Si bien Izuku tenía miedo de lo que podría pasar, también tenía curiosidad de todo esa "farsa de cena amistosa", podría ser que ya sabían de su relación con Katsuki y por eso ambos estaban ahí.

Izuku nervioso, no había querido tocar nada de lo que estaba en la mesa, a excepción de su plato con comida, hasta que sintió la necesidad de tomar la sal. Su sorpresa fue grande cuando sintió la mano rasposa del rubio arriba de la suya, también queriendo tomar la sal.

Ninguno de los hizo el amago de quitar la mano, hasta que el peliverde empezó a toser falsamente. No quería seguir con Katsuki así.

— La sal es toda tuya, Izuku — internamente, el menor estaba muerto de un infarto. Katsuki se estaba aprovechando de la situación para avergonzarlo. Después se iría a vengar.

— Gracias, Katsuki-san — sonrió tiernamente mientras una vena quería explotar en su sien. Odiaba todo ese espectáculo.

— Hijo.. aquí nosotros vinimos a felicitarte.

— ¿Felicitarme? — preguntó asombrado el pecoso. — ¿Para qué o qué?

Mitsuki sonrió grande mientras veía a Inko con una sonrisa de complicidad, así levantaron sus manos mientras se acercaban al menor.

— ¡POR YA NO SER VIRGEN! — gritaron Mitsuki e Inko a la vez.

Hubo un silencio sepulcral e incómodo. Izuku aún no procesaba la información, y Katsuki quería desaparecer de ahí pero no sin antes acabar con su madre. Necesitaba hablar seriamente con la adulta, eso había sido muy incomodo.

— ¿A qué te refieres con eso, mamá? — Izuku sudaba a mil, y su cara estaba muy roja debido a la vergüenza y el enojo que sentía en ese momento. Se sentía expuesto.

— ¿Es que no es obvio, muchacho? — preguntó la rubia indignada. — Ya la pusiste. Eres todo un hombre.

Ante ese comentario Katsuki no pudo evitar soltar un bufido divertido. Internamente estaba cagándose de risa.

— ¡Eso no tiene nada que ver! — exclamó temblando como una hoja.

— ¿O sea que sí la pusiste? — preguntó pícara Mitsuki nuevamente.

En ese momento, Katsuki cambió su minúscula sonrisa por un semblante serio y enojado. Si bien, no le agradaba mucho que acosaran a Izuku tampoco quería que lo presionaran. Capaz y terminaría diciendo cosas altamente importantes y problemáticas, como decir que ambos estaban juntos y tenían sexo casi todo el tiempo.

— Izuku.. ya no nos mientas más. Lo sabemos, hijo..

— Mamá.. aún así .. siento que eso no debería ser problema de nadie.. — respondió tímidamente el pecoso. — No tienen derecho de meterse así en mi vida privada e intima.

Ante eso, Katsuki asentía lentamente mientras se inclinaba un poco hacía adelante para ver mejor a su Deku.



























































¿QUIEREN DRAMA DEL BUENO?

[MI AMOR PLATÓNICO ES UN PROFESOR. | BAKUDEKU ⚘]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora