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Katsuki había dejado a todos los chicos en sus respectivas casas, aunque teóricamente, Denki y Kyoka se habían quedado en la casa de la misma. Por parte de Kirishima, este había pedido casi desesperado la presencia de Izuku en su casa y eso no fue pasado bajo la mesa por parte de Katsuki.

En plena soledad e íntima presencia, Izuku pudo respirar correctamente y Katsuki pudo quitar toda la cara de culo que se cargaba aunque su malhumor no se iba, aún sentía los celos y la duda incentivada en lo más profundo de su ser.

— ¿Qué se trae ese pelos de mierda contigo? — preguntó indiferentemente el mayor.

— No creo que sea algo malo. — respondió neutral el menor.

— Ya veo, entonces entiendo.. — volvió a vociferar el rubio un poco irónico en sus palabras.

— No te estoy entendiendo, Kacchan. — replicó preocupado el contrario.

Katsuki mantuvo su semblante serio y prosiguió manejando normal, como si no hubiera tenido esa pequeña conversación con su novio. Él sabía que sí o sí había algo o estaría por haber, y eso nadie se lo sacaba de la cabeza. Ni siquiera la actitud fingida de Izuku.

Cuando llegaron al departamento del rubio, Izuku se mantuvo sentando en el sofá pensando seriamente algunas cosas. Katsuki, quien apenas servía un té de manzanilla, se posicionó en frente del menor para mirarlo fijamente. El peliverde dio respingo cuando sintió la presencia del contrario.

— Si no me vas a decir que coño te pasa, entonces tendré que sacarlo a la fuerza.— dijo el rubio fingiendo una sonrisa mientras le apretaba el mentón a el pecoso.

— N-No me pa-pasa nada, Kacchan.— forcejeaba, intentando quitar las ásperas manos de su novio.

— Te juro que si te veo en algo, lo vas a lamentar.. putito. — le amenazó serio para después levantarse nuevamente y proseguir con su té, que ansioso estaba por beberlo.

Izuku sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, erizando sus vellos y dejándolo con una sensación extraña que no sabía denominarla como miedo o ansiedad. Él amaba demasiado a Bakugo para que estuviera desconfiando de él, pero aún así, sostuvo la idea de que tenía que ver con el pequeño beso que Kirishima le dio. Y si así fuese, debía explicar lo más pronto posible de que nunca fue consensuado y mucho menos le había gustado.

Definitivamente, Deku podría lidiar solo con sus problemas pero sabía que Katsuki no. Y eso era lo que le preocupaba.

Sintió una mano pasearse por sus hombros hasta llegar a su cuello, donde fue levemente apretado. Pudo evitar aquello si realmente no amara a Katsuki, pero se dejó llevar y expuso su cuello para dejar al rubio lamer, chupar y marcar todo a su paso. Su respiración pausada y férrea en su lóbulo derecho, su anhelo por tocar más, la manera en que quitaba su ropa casi desesperado y con las obvias ganas de devorarlo.

Su lucidez le permitió ver a un hombre enamorado y totalmente entregado a su persona, él sería incapaz de dañar algo que le pertenecía. Perdería la cabeza si cambiaría a alguien tan valioso e importante como lo era Katsuki para él, desearía la muerte si tan solo se restringiera al deseo y amor burdo que sentía por su amado. Perdió sus pensamientos cuando sintió una mordida en su pecho que le hizo llorar debido al dolor y excitación que aquello le causaba. Sentía su pene húmedo y su mente solo pensaba ahora en una sola cosa.

Tenía que darlo todo por él, se lo merecía. Necesitaba entregarse una vez más a él para demostrarle todo lo que sentía. No era para menos, Izuku amaba a Katsuki.

Con dificultad logró ponerse de espaldas y con una valentía que poco desconocía, mojó dos dedos con suficiente saliva para usarlos en su pequeño ano para prepararse debidamente. Katsuki lo miraba divertido con un leve rubor en su cara, veía deseoso el cuerpo de su amante y con ganas totalmente guardadas esperaba para saciar su hambre.

Al cabo de unos minutos, el menor estaba agotado y muy sensible. Su rostro sudado y rojo, con su mirada brillante destilando solo deseo, lujuria y amor, el sexo íntimo entre los dos era lo mejor. Sintió apenas la cabeza de aquella extensión gruesa y dura como piedra, rozar su entrada con cuidado, le desesperaba saber que aún no entraba y que empezaría a jugar un poco más.

Pero eso solo era una distracción para la ingenua mente de Izuku. Gritó un poco sorprendido por la intromisión pero rápido logró adaptarse y sentir como la gran polla de su novio entraba y salía con fiereza de su interior. Era fantástico y adictivo las ganas de ser llenado, sobretodo con el pene de su adorado rubio.

Sintió una sensación electrizante en todo su cuerpo que lo hizo perder el equilibrio casi dejándolo en el suelo, agradeció muchísimo que Katsuki lo estuviera tomando fuertemente de las caderas. Izuku sin notarlo ya había empezado a gemir y balbucear cosas inentendibles, Katsuki lo tenía contra la pared de la sala embistiendole tal cual un animal, metiendo y sacando velozmente todo de si mismo.

— Kacchan.. más des-despa... ahhh.. uhh.. ah.. ah.. aaah.. — si bien pedía más lento, el rubio duplicaba los movimientos y no permitía a Izuku hablar. Era una sensación gratificante y maravillosa verlo tan sumiso y enredado en sus propios gemidos ensalivados.

— Dime, ¿así quieres que te coja otro? — susurraba en su oído mientras lo mantenía en su sitio sin oportunidad de escapar. — ¿Deseas que otro más te joda así, ah?

— Mmmh.. nmmh.. Kaccha... no- oh.. — su mente nublada apenas escuchando lo que su amado decía pudo negar fácilmente, nadie en su vida tendría su cuerpo y el derecho de hacer lo que se le plazca con el. Nadie más que Katsuki.

— Te preñaría si así fuera posible y te amarraría a mí, ahhh.. Tan divino.. — su voz cada vez salía más rasposa y pesada, quizás aguantando la posible corrida que se avecinaba.

— Lléname.. Dentro.. dentro, Kacchan. — Izuku desde su punto de vista sabía que el rubio acabaría, ¿por qué no pedirle que lo hiciera dentro? Quizás así dejaría de pensar que otro estaría con él y entender que solo el lo puede llenar con su maravillosa esencia.

No pasó mucho tiempo cuando sintió una descarga viscosa y caliente en su interior, aún sentía el miembro palpitar de su amado y se sintió vivo. Nadie en años lo iba a hacer declinar o denegar a el malhumorado Katsuki, así él lo amaba.

— Kacchan.. esta vez yo quiero montarte. — pidió amablemente mientras se movía lento para sacar al casi flácido miembro que en minutos volvería a estar duro y preparado para entrar en él nuevamente.

Katsuki miraba con atención las acciones de Izuku, y con anhelo tomó su mentón para acercarlo y besarlo en un beso profundo y cargado de emociones. Poco a poco fueron perdiendo el aire pero no las ganas, y con toda la fuerza que el rubio caracterizaba, lo tomó para llevarlo hasta el sofá y volver a hacerle sentir lo que en años otra persona lograría.














Tenía este capítulo en borradores y no me cargaba jdksksk, casi reinicio todo lo que había puesto. En fin, chao

[MI AMOR PLATÓNICO ES UN PROFESOR. | BAKUDEKU ⚘]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora