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¿Les gusta el Bakucamie?

¿Por qué?












Como era de esperarse, la mayoría de los alumnos a la hora sólo estaban en los salones sin hacer nada. Sólo era ingresar a las aulas y sentarse a presentarse, hacer algunas dinámicas.

Izuku por su lado ya estaba aburrido. Decidió salir a dar una vuelta mientras los demás se quedaban en su "juego tonto". Fue directo a la sala de bebedores, y lo que vio lo dejó sorprendido. Se encontraba Katsuki y esa profesora rubia hablando. Su corazón latía con fuerza y miedo.

Entró firmemente, pidiendo permiso y disculpas por la interrupción. El rubio lo miró con terror, mientras el pecoso solo bebía agua calmadamente. La rubia salió del pequeño cuarto despidiéndose del profesor, lanzando un beso al aire a su dirección. Al pecoso la cara se le puso roja de ira, estaba muy enojado. Katsuki vio al chico con una postura tensa y lo tocó suavemente por los hombros, pero no se esperó que el menor le alejara su mano con cuidado.

- N-No me toques.- su mirada era triste y estaba fijada en el suelo.

- No es lo que parece, tonto Deku.- en la cabeza del adulto ataba cabos y tenía sentido, después de todo.

- Siempre es así, Kacchan.

- ¿A qué te refieres?.- esa respuesta no se la esperaba.

- Tienen hasta foto juntos.

La cara de Katsuki se volvió un poema. Su rostro estaba fijo en sorpresa.

- ¿De dónde sacaste la foto?.- estaba enojado.

Izuku tembló ante el tono de voz del contrario.

- La vi por ahí..

- Habla directo de una jodida vez, estúpido nerd.- su voz se volvió un susurro y tomó de los hombros del más bajo. Ante eso, no pudo resistirse y lo besó. El pecoso no hizo amago de resistencia, y lo devoró ahí. Izuku respiraba pesado, y sonrió triunfante mentalmente, sabía que ahí no había cámaras de seguridad, podía degustar tanto los besos que le daba su amado.
Katsuki apretó las caderas del más bajo, buscando más piel, y el chico gimió ante el tacto. Estaba rojísimo. Quería más de él.

- Hablamos hoy en mi departamento.- le dejó un suave beso en la frente y se fue.

El pecoso sonrió tímidamente antes de salir tras el rubio.

Los celos y la rabia se le habían esfumado en cuestión de segundos.

...

Momo, la nueva chica del grupo, hablaba con todos los chicos y chicas del salón. Su atención se dirigió a una castaña, pues, ya la conocía desde antes. Ochaco reía junto a Sato y Tenya.
Quería hacer todo lo posible para sacar de su camino a esa cara de angel.

Por otro lado, un pecoso llegaba reluciente y feliz, muchos lo notaron y rieron a la par. Kirishima fue el primero en abrazar al menor, preguntándole a que se debía tan bonita sonrisa. Todo estaba bien. Todo iba de acuerdo al plan, según la pelinegra de coleta alta.



Ochaco después de clases, notó como alguien le seguía por detrás, volteó el rostro y no se encontró con algo. Suspiró. Empezó a caminar más rápido. Hasta que al cruzar la segunda calle, vio como venía Mina corriendo. Feliz, al parecer.

- Ochaco-saaaan~. Tenemos que hablar!.- su voz era autoritaria.

- ¿Eh?, ¿De qué?.- la castaña estaba contrariada.

- Del chico de la camioneta.

Y por un momento, el mundo de Uraraka se fue abajo.


...

Las dos chicas se fueron a sentar a una pequeña plaza cercana. Ochaco había contado todo lo que podía a su amiga, a este punto de todo, ya estaba llorando. Se sentía culpable, y no sabía como terminar una de las relaciones. Le dolía la indiferencia que tenía con Izuku a este punto. Ese muchacho le había ayudado a superar la partida de Shoto hace un tiempo atrás. Ahora, que el bicolor volvió, ella lo desechaba como basura. Mina sin saber exactamente qué decir, la abrazaba protectora, no quería que la chica llorara. Ambas sonrieron tristes, y la pelirrosa prometió apoyarle en todo para que no se si sintiera más sola e indecisa.

...

20 minutos más tarde, ya Shoto había ido a buscar a la castaña en la parte trasera de la universidad, conociendo en el proceso a Mina. Ambos ya en el auto empezaron a hablar, pues, el bicolor notó la irritación en los ojos chocolates, confirmando así, el inminente llanto de Ochaco.

- ¿Sucedió algo?.- el joven adulto le miró con duda.

- Estoy sensible, sólo es eso.

- ¿Estás segura?. Te ves más pálida de lo normal.

- No he dormido bien. Tengo hambre, Sho-chan.

- Últimamente estás comiendo demasiados mochis y las leches de fresa.

Ochaco rió suavecito ante el comentario, y viajaron el resto en un silencio cómodo y cálido.









VENISANAMIDOLOOORRRRR

[MI AMOR PLATÓNICO ES UN PROFESOR. | BAKUDEKU ⚘]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora