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Katsuki le pidió a Izuku entrar a su auto rápidamente, irían hasta su departamento. No quería beber, tampoco quería estropear más al menor. El peliverde, sin poner tantas excusas y preguntas en su boca se subió al vehículo.

Inko salió de su casa apresurada sin entender muy bien la actitud de los dos chicos, pero la calma que irradiaba Mitsuki la hizo esperar. No quería exaltarse, dejaría que su hijo también pensara las cosas. La noble peliverde creía ciegamente que su hijo no sabía de nada y por eso actuó impulsivamente.

— ¿Desde cuándo mi hijo y el tuyo se conocen?

— No tengo idea, pero congeniaron rápido.

— ¿Él....?

— Sí, Inko. Mi hijo cuidará del tuyo.

— ¿Quieres dormir hoy en mi casa?

— Claro, veamos una película .. Yo haré las palomitas..

(...)

— Lo siento, Kacchan..

Izuku veía por la ventana las desoladas calles siendo iluminadas por los faroles y la brisa fría de la noche le hizo sentir un hueco en el pecho. Era doloroso.

— No te disculpes, no lo debes hacer.

Katsuki manejaba lento y su semblante se mantenía sereno. Sabía que el menor no se encontraba bien y que la noticia de Ochaco le había caído como un balde de agua fría. Necesitaba ayudarlo a que se mejorara, incluso, dándole placer esa misma noche.

Habían llegado al apartamento del rubio. Katsuki estacionó su auto y se dirigió hasta su puerta para abrirla. Cuando estuvo dentro sintió unos brazos rodearle por el torso. Era tan cálido el contacto y se sentía tan bien estar con ese chico que por milésima de segundos, sonrió.

— Hey, Deku. Siéntate aquí a mi lado.—  palmeó levemente el mueble, indicandole la señal.

El peliverde obedeció y se sentó. El adulto pensó en besarlo pero el contrario se adelantó, y lo tomó por la corbata de su traje para atraerlo y besarlo desesperadamente. A Katsuki le gustó y se dejó llevar. Sintió como el menor se posicionaba arriba de él mientras tomaba su mentón y levantaba su mirada, era muy seductora y candente.

— Quiero que esta noche me hagas totalmente tuyo, Kat- ahhh..

El rubio mordió el lóbulo de su oreja y había empezado a besar su cuello mientras jalaba suavemente su cabello hacia atrás para exponer todo a su paso. Katsuki pasaba su lengua como serpiente por el blanco y pecoso cuello de Izuku, mientras que éste solo suspiraba extasiado.

— Izu... mírame.. — el pecoso, ya ido, movió ligeramente su cabeza para mirarlo desde arriba. Ambos se besaron apasionadamente, sonriendo en el beso.

— Sólo seré tuyo, y para ti. Te amo solo a ti, Katsuki.

El rubio tomó las manos de su amante, y las besó para darle otro beso en sus labios.

— Creo que es el mejor momento. —dijo el rubio más para si mismo que para Izuku.— .. Izuku.. ¿Quieres ser mi novio?

El peliverde por un momento se quedó en shock. Intentaba inútilmente atar cabos en su cabeza, pensando en como durante todo ese tiempo nunca se había preguntado siquiera lo que tenía con el rubio.

— Ah... ¿q-qué?... d-digo.. ehhh.. yo.. — su voz salía entrecortada, y algo floja. Hasta que reaccionó casi robótico.— ... S-Sí..

Bakugo resopló con hastío, el chico jamás cambiaría.

— Responde bien, mierda.

— Sí, Kacchan.— el peliverde ya había salido de su shock, y habló nuevamente con más seguridad.— ¡Sí quiero! — el menor lo abrazó con fuerza mientras sentía como las manos del mayor acariciaban su espalda suavemente. Era un momento jodidamente romántico, incluso para Bakugo.

— Ahora si podremos follar completamente legal. Vamos a mi cuarto, Deku.— su voz salió más ronca y sensual, poniendo completamente nervioso a Izuku. Sabía que esa noche era una de las inolvidables.

(...)

Momo sonrió divertida al encontrar todas las fotos que necesitaba. Estaba sentada en el mueble de su cama, y con suma delicadeza tocaba la pantalla de su celular mientras deslizaba de un lado a otro.

— Volverás a ser mío, Shoto Todoroki.

[MI AMOR PLATÓNICO ES UN PROFESOR. | BAKUDEKU ⚘]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora