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Inasa había llegado corriendo hasta la oficina de Shoto, y agitado abrió la puerta para hablarle directamente a su amigo.

— Ehhh, imbecil.. ¿Qué demonios sucede contigo?.

El bicolor extrañado por la actitud del contrario se quedó quieto viéndolo fijamente, no entendía nada.

— No entiendo..

— ¡Él que no entiende soy yo, maldición! — le gritó mientras se acercaba amenazador hacía el menor.

— Sólo cálmate, Yoarashi... Y explícame qué demonios está sucediendo..

El más alto pareció pensarlo. En un peso muerto se dejó caer en un silla mientras se tocaba el puente de la nariz con obvio estrés.

— ¿Cómo qué te vas a casar con la maldita de Yaoyorozu?. — le preguntó enojado, casi a punto de explotar.

— No creo que eso le importe a alguien.

— ¡A mí me importa! Eres mi jodido amigo y no permitiré que caigas en sus sucias manos. — lo señaló con su dedo índice mientras lo miraba con furia. — .. Te juro que si firmas el maldito papel, te voy a moler y matar con mis propias manos.

Se levantó de la silla mientras se acercaba nuevamente a la puerta, el heterocromatico no decía nada.

— Piénsalo, no cometas el mismo error que tú madre... — dijo así para salir del lugar.

Shoto no sabía si temerle a Inasa, a Momo o a Enji. Sabía que estaba entre la espada y la pared, no encontraba solución a sus problemas. Por una vez más en el día quiso procrastinar y pensar en que hacer, no sabía nada y nadie le ayudaba a encontrar respuestas, solo le generaban dudas.

(...)

Katsuki se había detenido frente a una plaza para pensar mejor las cosas, necesitaba relajarse y no cometer ningún tipo de locura. Miró hacía el frente y se encontró con una heladería, quizás sería un buen momento para comerse un helado solo que sería mejor si estuviera con Izuku.

Al entrar al establecimiento su mirada se fijó rápidamente en una mesa donde estaban varios de sus alumnos, y para colmo su novio. Y no habría nada de malo si Eijiro no estuviera abrazandolo tan sobreprotector y el pecoso no pareciera incomodarle. No perdería el tiempo y así, se acercó a la mesa.

— Jeh, veo que disfrutan mucho.. — dijo a modo saludo en el pequeño grupo.

El peliverde empezó a toser desesperado mientras el pelirrojo lo tomaba para calmarlo. Katsuki sintió unos celos desbordantes por milésima vez.

— Siéntese con nosotros profe, yo le invito el helado. — dijo la única chica del grupo mientras llamaba para pedir. — ¿De qué le gustaría?

— Mantecado. — dijo a secas.

Izuku se había calmado pero aún no levantaba la mirada, sentía la mano de su amigo acariciarle la espalda para calmarlo pero eso solo lo ponía más nervioso.

— ¿Y qué tal todo por aquí, Bakugo-san? — preguntó Denki.

— Vengo de la casa de Uraraka..

Todos pusieron su atención en el adulto para proceder a preguntar miles de cosas sobre ella.

— Está bien, joder. Sólo se encontraba un poco enferma y triste.. — le respondió rápidamente para evitar sentirlos tan molestos. Todos asintieron agradecidos.

— Aquí está su helado de mantecado, le traje crema de fresa por si se le antoja. — la chica le entregó el pedido al rubio mientras le guiñaba un ojo. Bakugo se quedó perplejo sin saber que decir y todos, a excepción de Izuku, empezaron a molestarlo.

[MI AMOR PLATÓNICO ES UN PROFESOR. | BAKUDEKU ⚘]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora