Mi mundo se había convertido en un infierno en un abrir y cerrar de ojos. Las llamas eran reales, tan reales que podía sentir el calor abrazador sobre mi piel. Odié el verano por muchos años, lo sigo odiando si soy sincero; me recuerda al infierno que viví. En ese instante mi mundo se envolvió en llamas; en ese momento el mundo no volvió a ser el mismo.
El ruido constante de su alarma lo despertó. Su cuerpo de enredó entre las sábanas buscando calor en ellas. Las cortinas se elevaban lo suficiente para notar que no había cerrado las ventanas de nuevo. La alarma seguía sonando. Era tan jodidamente díficil levantarse sabiendo que ese día sería igual al de ayer, como si viviera en un bucle sin fin. Estiró su mano hasta su celular que estaba en su mesita de noche, tanteando para encontrar el botón de apagar la alarma. Lastimosamente sus manos eran muy torpes y terminó por dejar que su teléfono cayera junto con aquella lámpara antigua que le disgustaba tanto. Se sentó al borde de la cama cubierto con las sábanas hasta la cabeza viendo la lámpara hecha trizas, al menos ya no debería volver a verla. Tomó su celular verificando que estuviera en buen estado y por suerte fue así, a excepción de un pequeño rayón al medio.
-Por otro día de mierda -dijo George soltando una risa irónica como si alguien pudiera escucharlo.
Dejó las mantas revueltas sobre la cama sintiendo como el frió viento le recorría por su pálida piel. Odiaba esa ventana, como todo en ese pequeña habitación que apenas podía pagar. Quizás si se hubiera quedado en la casa de sus padres en Londres no tendría que luchar por despertar cada día con lo ánimos por el suelo. Pero él quería demostrarles que podía ser un adulto responsable y hacer su propia vida en otro continente.
Ya no importaba nada. El tiempo corría más rápido de lo que George quisiera. Si salía en ese momento podría llegar a su segunda clase e incluso tendría cinco minutos de sobra. Trató de vestirse lo más rápido que pudo, ignorando el hecho de que estaba usando la misma ropa que el día anterior. "¡Ja! Como si alguien lo notara", fue lo que pensó. Ahora le tocaba bajar las escaleras de caracol infinitas, ya que vivía en los últimos pisos y al ascensor le había dado las ganas de no funcionar.
-George -unas delgadas manos que reconoció al instante tomaron su brazo-, por favor no te olvides de pagar el alquiler. Ya está llegando el fin de mes y aún no me has pagado el del mes pasado.
Lo había olvidado por completo. Hace unos meses había dejado de recibir el dinero de sus padres para pagar el alquiler del departamento donde vivía. Incluso pensó en que debería empezar a trabajar, pero solo era un pensamiento, ya que siempre buscaba una excusa para no hacerlo. Su mente ya tenía los suficientes problemas con la universidad que si le agregaba lo agotador que es trabajar, se suicidaría ahí mismo.
-Prometo pagarle lo que sea necesario, señora Lee, solo deme más tiempo por favor -pidió George con el tono más dulce posible.
-Está bien, George, solo no olvides abrigarte. El clima se está volviendo demasiado frío y podrías llegar a enfermarte -le dijo la vieja mujer dejándole el paso a la salida.
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Feral Boys
ActionLa banda de crimen organizado más reconocida de Los Ángeles, Feral Boys, no son más que un grupo de amigos que dedican su vida a gastar su dinero en cosas extravagantes y a aniquilar personas igual de extravagantes. Sus vidas darán un giro inesperad...