La banda de crimen organizado más reconocida de Los Ángeles, Feral Boys, no son más que un grupo de amigos que dedican su vida a gastar su dinero en cosas extravagantes y a aniquilar personas igual de extravagantes.
Sus vidas darán un giro inesperad...
"Crecí demasiado rápido que no me di cuenta que alguna vez fui un niño también".
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Eres la persona más meticulosa cuando se trata de crímenes. Has robado, has matado e incluso eres la persona más buscada de Los Ángeles. ¡Y te meten a la cárcel por robar un auto! ¿¡Qué demonios te pasa, Nightmare!?
—Upsi.
—Me debes una por pagar tu condena.
—Sí, sí, lo que quieras —dijo Nightmare con poco interés—. ¿Te molestaría llevarme al aeropuerto?
—¿A dónde piensas ir?
—De vuelta a Los Ángeles.
—No puedes. Te necesito a ti más que a nadie —dijo Anarch con pesar—. La misión es hoy, ¿lo recuerdas?
—Claro... ¡Cuida a George en mi ausencia!
Nightmare bajó del auto aún en movimiento y en cuanto pudo levantarse salió corriendo en dirección al aeropuerto. Ahora nada, ni nadie lo podría detener.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—No cierres los ojos, no te niegues a ver —el tono de su voz era pura burla. Estaba jugando con él como si fuera un jueguete—. Mira a la cámara, Revil o debería decir... Rodrigo.
—¿Rodrigo? —murmuró Damian.
—Sí, Damian, tu querido Rodri está aquí contigo —le susurró lo suficientemente alto para que Revil lo escuchara—. ¿Sabías que tu querido Rodri dejó la universidad para convertirse en un asesino? Tu querido Rodri te abandonó y se consiguió dos lindos novios, ¿no, Rodri?
Revil se mordía la lengua. No iba a dejar que lo manipulara. Podía decir lo que quisiera, pero él no hablaría.
—¿Y sabes qué más?
—¿Qué más? —preguntó Damian muerto de la curiosidad.
—Le fue infiel a sus novios contigo. ¡Porque le encanta ser una puta! ¡Le encanta ir de cama de cama! ¿O no, Rodrigo?
—C-cállate —carraspeó Revil.
—¡Si quieres que me callé cuéntale la verdad! ¡No es tan difícil!
