La banda de crimen organizado más reconocida de Los Ángeles, Feral Boys, no son más que un grupo de amigos que dedican su vida a gastar su dinero en cosas extravagantes y a aniquilar personas igual de extravagantes.
Sus vidas darán un giro inesperad...
¿Podemos volver a aquellos días dónde creíamos ser inmortales? Los días eran mejores cuando no los contábamos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Más arriba! ¡Más arriba! —gritaba la pequeña columpiándose cada vez más alto.
—¡Estás por dar la vuelta completa!
—¡Más arriba! ¡Vamos a dar la vuelta al mundo!
—El columpio no es el mundo.
—¡Vamos a dar la vuelta al mundo! ¡Vamos a dar la vuelta al mundo! —comenzó a canturrear la pequeña.
Dave se apartó del columpio cuando vio a su madre pararse en la puerta mientras los observaba con desaprobación.
—Ya es suficiente, ¿sí? Vamos a comer algo y si quieres luego le damos la vuelta al mundo —le dijo Dave a su hermana, ayudándola a bajar del columpio.
—Siempre dices eso.
—¿Alguna vez he roto una promesa?
La niña negó con la cabeza y se bajó del columpio para tomar la mano de su hermano e ir dentro de la casa.
—¡Hola, mami! —saludó la pequeña y corrió al interior de la casa a lavarse las manos.
—Dave, te he dicho que no juegues tan brusco con ella. Es solo un niña, puede lastimarse. ¿Acaso no ves que puedes romperle un hueso?
—Ella está bien. Debes dejar de sobreprotegerla o se creerá el cuentito de que es débil.
—Tu hermana está enferma, Dave.
—¡No! ¡Tú estás enferma al hacerle creer que tiene una enfermedad que tú misma inventaste solo para no dejarla ser una niña!
—Dave, no me alces la voz. Yo no me he inventado ninguna enfermedad. El doctor fue quien la ha diagnosticado.
Dave estaba por reprocharle a su madre y decirle todas sus verdades de cómo había arruinado su propia familia. Como él había pensado más de una vez escapar de casa porque no soportaba estar en el mismo lugar de sus padres, que no dejaban de engañarlo. Vivía en una gran mentira y lo sabía, pero no quería dejar a su hermana sola.
Fue el tacto de la pequeña mano de su hermana que se había acercado al escucharlo gritar. Seguía con esa sonrisa en el rostro tan angelical, que no sabía de quién había heredado habiendo tantos demonios en casa.
—¿Ya vienes a comer? —le preguntó como si no hubiera oído nada.
—Vamos —le respondió Dave tratando de mostrarse sereno.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
