La banda de crimen organizado más reconocida de Los Ángeles, Feral Boys, no son más que un grupo de amigos que dedican su vida a gastar su dinero en cosas extravagantes y a aniquilar personas igual de extravagantes.
Sus vidas darán un giro inesperad...
"Mi querido y pequeño criminal, solo espera. Si el mundo decidió separarnos, es solo porque juntos somos invencibles".
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—No puedo quedarme aquí. ¡No pueden seguir controlando mi vida!
—George, la policía te está buscando. Lo mejor mantenerte alejado.
—¡No me importa! ¡Déjenme regresar!
—Baja la voz.
—¡No lo voy a hacer! ¿¡Por qué recién ahora se preocupan por mí!? ¿¡Les importé alguna vez!? ¡Claro que no! ¡Solo quieren arruinarme la vida!
—Estamos de tu lado, George. Confía en nosotros.
—¡¡Deja de mostrarte tan tranquila!! ¿¡Acaso no te das cuenta que tú eres el problema!? ¡¡Tú eres la razón por la que mi hermana no está aquí!! Tú y mi padre tienen la culpa...
—¿Cómo es que lo sabes?
—No soy tan inútil, madre. Resulta que tu querido hijo tiene una mente brillante y nunca te diste cuenta porque no le podías dar ni un segundo de atención. Así que escúchame ahora y todo saldrá bien.
George mete la mano a su bolsillo. Su madre lo mira expectante por sus movimientos.
—¿Un... mechero?
—No es solo un mechero. Mira atrás.
Su madre voltea y George aprovecha para salir corriendo.
La casa es enorme y trata de recordar los pasillos. Después de años sin estar ahí, empieza a dudar del verdadero camino. Solo debe llegar a la planta baja y meterse al garaje.
—Parece que la gente es muy ingenua —murmura—, muy ingenua.
Toma dos galones de gasolina y empieza a esparcirlos por toda la casa. Siente los pasos de sus padres detrás suyo, pero eso no impide su trabajo.
Una obra de arte digna de admirar. En un camino de negro lleno de gasolina. Una fina línea que rodea el odio hacia sus padres. El odio hacia el mundo. El odio hacia sí mismo. Si él no podía ser feliz, nadie lo sería.
Suelta el mechero prendido y se echa a correr con una sonrisa en su rostro.
Su obra está terminada entre las llamas, entre el llanto y las súplicas.
No puede evitar reír al ver que su lindo hogar se volvía polvo. Sus ojos reflejaban satisfacción y nunca en su vida había estado tan feliz como en ese momento. Puede entender a Dream. Puede entender su sed de sangre; su sed de venganza.
Ve a lo lejos como la ambulancia se lleva a sus padres y se da la vuelta para seguir corriendo.
—Quizás incendiar lugares venga de familia.
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