Epílogo

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Era imposible acabar con todo el mal en el mundo sin extinguir a la raza humana

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Era imposible acabar con todo el mal en el mundo sin extinguir a la raza humana. El sufrimiento, la venganza y la superioridad seguía reinando en el mundo. Tuvieron que adaptarse a su crueldad en vez de tratar de cambiarlo, ya que era la única forma de vivir en paz.

Karl y Alex estaban juntos en su nueva casa. Nunca antes se habían sentido tan vacíos estando los dos juntos hasta la partida de Nick.

La cama se sentía enorme y aún dejaban un espacio entre los dos. Siempre sobraba su porción de comida. A veces lo llamaban en la calle pensando que estaba detrás suyo, pero no estaba allí. Ya no estaba allí.

—¿Crees que alguna vez logramos superarlo? —le pregunta Karl.

—Lo haremos y podremos ser muy felices.

—Ya ha pasado un año, Alex. Ha pasado un año y sigo recordando la vez que lo vi muerto en brazos de Dream. No puedo quitarme su imagen de la cabeza. No sé cuándo sea la noche en la que pueda descansar tranquilo sin pensar en Nick.

—Pronto. Te lo aseguro que será pronto.

—Me gustaría creerte.

Alex abraza a Karl y eso no hace más que hacerlo sentir más solo. Recuerda el tiempo en que dormían los tres abrazados, ahora nunca volvería a sentir el calor de su amado.

En cuanto amanece ya hay un nuevo ramo de flores en su ventana que pone Alex para darle vida a la casa. Comenzó a hacerlo desde que un día vio como un colibrí se acercaba a las flores de sus vecinos. A Karl le gustó también la idea, ya que sentía que era Nick quien iba a visitarlos.

—Creo que sería una mejor idea tener un jardín. No puedo ni imaginar la cantidad de flores que han sido arrancadas por nuestra culpa —le dijo Karl.

—Me parece bien. Ya había que darle vida a nuestro jardín trasero.

Así fue como no solo su jardín cobró color, sino que sus vidas también. Tal vez Nick no estaba allí con ellos, pero los colibríes, las mariposas y los pajaritos, hacían que se sintiera como si estuviera ahí.

 Tal vez Nick no estaba allí con ellos, pero los colibríes, las mariposas y los pajaritos, hacían que se sintiera como si estuviera ahí

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Han sido meses de arduo trabajo para terminar de decorar la casa y es que hay un miembro más de la familia.

—Tiene tus ojos, George —le dijo Clay al tomar en brazos a la bebé.

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