𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟻

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El polvo se acumulaba cada vez más en aquella habitación sin un rastro de luz, el silencio predominaría sino fuera por el bullicio que generan las otras damas que viven en el burdel, el mal olor de un cuerpo en descomposición llenaba el lugar, y s...

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El polvo se acumulaba cada vez más en aquella habitación sin un rastro de luz, el silencio predominaría sino fuera por el bullicio que generan las otras damas que viven en el burdel, el mal olor de un cuerpo en descomposición llenaba el lugar, y si alguien prestara atención podría escuchar la lenta respiración de los dos niños sentados en el piso en los pies de la cama. Habían perdido la cuenta de los minutos que habían pasado, tal vez sean horas, días o semanas, ellos no lo sabían, pero sus cuerpos pálidos y huesudos reflejaban el tiempo que habían pasado sin recibir alimento. Sus cabellos estaban largos, tan largo era el de la niña que por la posición en la que se encontraba, lograba esconder su pequeño cuerpo. Ambos sentados en el piso contra la fría pared, abrazando sus piernas, uno al lado del otro. Levi había encontrado bajo la cama una camisa que aún tenía el aroma tan característico de su madre, así que decidió usarla, su compañera se abrazaba a él para poder sentir el alma de la mujer que tanto la había amado. No hablaban entre ellos, no había nada que decir, el dolor y el vacío que sentían no podía expresarse en palabras, y el trauma no les dejaba pensar en decir algo.

Un día la puerta se abrió dejando entrar a un hombre alto, con un saco largo y sucio color marrón, tenía un sombrero negro con una línea blanca que mantenía su largo cabello en orden. Se acercó a la cama y observó el cuerpo sin vida de la mujer.

-Oye, adelgazaste mucho, Kuchel- Su rostro representaba el dolor que le causaba verla en ese estado.
-
Levi:- Está muerta.- dijo en un hilo de voz, levantando su cabeza.

-Eh?- Movió su cabeza, buscando quién fue el dueño de esas palabras, encontrándose con la pequeña durmiendo apoyada en su hombro -¿Y tú?- observó los grandes ojos idénticos a los de su madre- ¿Estás vivo?- Él sólo lo observó en silencio, poniendo su brazo sobre las piernas de Mara en forma de protección- Oye, basta, ¿Me oyes?- Ella abrió sus ojos despacio, cuando se dio cuenta de la presencia de aquel hombre desconocido movió su cuerpo unos centímetros, pegándose más al cuerpo de Levi.- ¿Cómo te llamas?-

Levi:- Levi.- su cabello caía sobre su frente pero aún así podía observar sus ojos. -Sólo eso. Levi.-

El hombre dejó caer el maletín que llevaba y apoyó su espalda contra la pared, con su mirada baja.- Claro, Kuchel. No vale la pena usar el apellido.- Se dejó caer al piso, deslizándose lentamente.- Yo soy Kenny. Sólo eso. Kenny. -Hizo una pausa.- Conocía a Kuchel. Encantado.- Levantó su mirada para mirarla a ella, se dio cuenta que no compartían rasgos y él no se enteró de otro embarazo de la azabache, así que supuso que no era hija de ella.- ¿Y tú?- No respondió- ¿Te comieron la lengua los ratones?-

Levi: -Ella es Mara.-

Kenny: -¿Tu novia?- Dijo intentando una media sonrisa. No recibió respuesta de ninguno de los dos, aunque sus miradas estuvieran fijas en él. -Bueno, vamos.- Dijo levantándose para dirigirse a la puerta. -Te llevaré conmigo.-

Levi: -Ella se viene conmigo.- Dijo con una mirada penetrante.

Kenny: -No esperaba menos.-

Levi se levantó titubeante, apoyándose contra la pared tomó la mano de Mara para ayudarla a levantarse, pero ella falló, cayendo al piso. Mientras esto ocurría, Kenny aprovechó el momento para dar una vista rápida a la habitación encontrado una carta con el nombre de la niña arriba del escritorio, la tomó y la abrió, la letra de aquella carta era de Kuchel y explicaba la situación familiar de la pequeña, la miró por un instante para luego aguardar la carta en el bolsillo interno de su abrigo. Él no estaba listo para ser padre, pero no podía dejarlos solos, Levi era lo único que Kuchel le dejó y esa niña parecía ser su sombra, así que les enseñaría todo lo que necesitan para sobrevivir en aquella ciudad, les enseñaría a ser fuertes, porque la fuerza lo es todo.

Kenny: -Los ayudo.- Tomó en brazos a Levi, y luego a Mara, ella comenzó a llorar negándose a su contacto -Oye, mocosa, mírame- Seguía llorando, hasta que Levi tomó su mano. -No los separaré, deja de hacer tanto drama. -dijo, para irse de aquel lugar, con los niños en brazos.

Caminó por aquellas húmedas y oscuras calles hasta llegar a un humilde restaurante que muchos hombres elegían para divertirse, pero cuando entró el silencio se hizo lugar. Tenía muy mala fama, decían que era el asesino más peligroso de la ciudad, pero la imagen que daba en ese momento estaba muy alejado de las palabras con las que la gente solía describirlo. Eligió una mesa alejada, con la vista de todos puestas en él y los dos niños, los sentó en la banca en frente de él y gritó -Traéme comida, cualquier cosa pero que sea rápido-, vio a una joven mesera asustarse para salir corriendo a agarrar una canasta de pan y llevarla a su mesa, los niños al tenerla en frente sus caras se iluminaron, ella lo miró a él buscando aprobación y él asintió tragando fuerte, se abalanzaron hacía el pan, tomaron uno en cada mano dando grandes bocados haciendo tanto ruido que hizo que todos los presentes vuelvan su vista a ellos, igual que la de Kenny. Los iba a cuidar, lo iba a hacer por Kuchel.

Gaudium  ↬𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora