𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟹𝟸

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Narra Levi.

Mara se despierta antes que yo, muy temprano, para recoger los huevos del gallinero, pude escucharla cuando salió de la casa. Está tomando su trabajo seriamente y se nota que lo disfruta. A pesar que algunas tareas pueden ser pesadas, ella reconoce cuando es el momento de parar y dejar a su cuerpo descansar, eso hace que sea más productiva y que no se canse tanto.

Me levanté sin ganas de empezar el día, observé mi desayuno en la mesa y la pava con agua en el fuego para que lo tome caliente al despertar, a pesar de las tantas tareas que debe realizar siempre piensa en mi y mi bienestar. Degusté mi comida y mi té tranquilo, leyendo el periódico como todos los días pero solo en este caso, parece que su tarea le está tomando más tiempo que de costumbre.

La última expedición vino con un gran descubrimiento para la humanidad, una soldado pudo comunicarse con un titán y lo dejó plasmado en su cuaderno antes de que este la matara. Gracias a esto, Erwin aprobó atrapar un titán para investigación, cumpliendo los caprichos de Hange. El objetivo de la expedición de hoy es ese, ir a buscar un maldito titán.

Terminé mi desayuno y lavé las cosas que usé, salí en busca de Mara para despedirme y la encontré saliendo del gallinero con dos grandes canastos con huevos. Me acerqué lentamente, mirándola con gracia por su lucha contra el peso de las canastas.

-Parece que pesa.- Dije en un tono divertido.

-¿Te parece?- Bufó.

-Parece muy pesado.- Observé el cielo ignorándola, bromeando.

-¿Me ayudarás o te quedarás ahí haciendo el idiota?- Habló enojada.

Avanzó hacia mi sin poder ver en donde posar sus pies haciendo que se tropiece con una piedra. Como tiene las manos ocupadas no podía caer de buena manera y además, todos los huevos se romperían, perdiendo un día de trabajo. Lo primero que atiné a hacer fue tomarla por la cintura con mis manos y acercarla a mi sosteniéndola fuertemente. Debido a la diferencia de altura su cabeza quedó pegada a mi barbilla, con mis labios tocando su frente, pude sentir su aroma dulce y delicioso a pesar de recién haber salido de un gallinero, y mi tacto en su cintura se siente suave como ceda. Disfruté de este momento, más de lo debido, quedándonos así por unos segundos hasta que mis propias palabras llegaron a mi mente.

¡¿Para qué va a querer un novio si me tiene a mi, maldita loca?!

Me tensé y ella lo notó, sentí mi estómago doler y un extraño calor subir por mi cuerpo hasta mi rostro, recordar lo que dije y estar en esta posición van en contra a lo que había acordado conmigo mismo, en vez de ignorar este sentimiento para que se vaya, acaba de multiplicarse por mil.

-Lo siento.- Tartamudeó alejándose de mi, viendo el suelo.

-No, yo lo siento.- Tartamudeé de igual manera, tratando de evitar su mirada. Estuvimos callados por unos incómodos segundos donde trato de ordenar mis pensamientos.

Gaudium  ↬𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora