𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟹𝟷

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Narra Levi.

-Buen día.- Hablé cuando llegué a la mesa de la cocina y vi a Mara haciendo el desayuno. Parece que la tomé desprevenida ya que dio un salto en su lugar.

-¡Buen día!- Me dio una rápida mirada y volvió su vista a la tetera de agua caliente.

-¿Te asusté? Lo siento.- Tomé en mis manos el periódico que se encuentra sobre la mesa para empezar a leerlo.

-No pasa nada.- Tartamudeó, algo extraño de ella, recorrí su cuerpo con mi mirada notando lo tensa que está.

-¿Estás bien?- Bajé el periódico para poder darle toda mi atención.

-¡Claro que sí! ¿Por qué lo dices?- Se dio la vuelta para enfrentarme pero evitó mi mirada en todo momento.

-Porque te estás comportando extraño.- Volvió a su lugar de antes, dándome la espalda.

-Debe ser impresión tuya.- Levantó la tetera caliente para llenar la taza pero la apartó de inmediato y llevó su dedo a su boca, soltando un leve "ouch", a lo que me levanté de inmediato para asistirla.

-¿Te quemaste? Ten más cuidado.- Tomé su mano para observar su herida y nuestras miradas chocaron, dándome cuenta del color carmesí que tinta su cara. -¿Por qué estás tan roja? ¿Tienes fiebre?- Posé mi mano en su frente para comprobar su temperatura.

-No.- Tartamudeó, quitando mi mano de su cara. -Hace mucho calor aquí, ¿no crees?- Se apartó de mi para abrir las ventanas. -Mucho mejor.- Suspiró aliviada.

Desde aquella visita de Hange que se comporta extraño, me evita y se aleja de mi cuando me acerco, ¿Será porque la regañé luego que se comiera todas las galletas? Si es así se comporta como una niña, se le pasará pronto. Aunque está situación me incomoda, no es la misma de siempre, ¿Hange le habrá dicho algo que no le gustó? Debe ser eso, mataré a esa cuatro ojos cuando llegue al cuartel.

Sirvió el desayuno y se sentó en frente mío, leyendo un libro.

-Está delicioso.-Dije para romper la tensión del ambiente.

-Me alegro que te guste.- Sonrió levemente sin mirarme. -¿Hoy irás fuera de las murallas?-

-Si, tardaré unos días en volver a casa.- La miré a los ojos para transmitirle seguridad. -Así que no te preocupes si en unos días no llego a la hora de siempre.-

-Irás fuera de las murallas, ¿Cómo no voy a preocuparme?- Apretó la taza en sus manos con miedo disfrazado de enojo.

-Estaré bien Mara, ya he hecho esto antes.- Busqué su mano para entrelazarla con la mía.

-¿Me prometes que volverás?- Miró mis ojos transmitiéndome toda la preocupación que siente.

-Si, lo prometo, siempre volveré.- Apreté su mano.

Gaudium  ↬𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora