𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟸

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Los días iban pasando y Levi seguía sintiendo esa mirada sobre él, cada vez que la sentía trataba de encontrarla a su vista pero no lo lograba y tampoco quería irse del camino seguro que siempre recorría

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Los días iban pasando y Levi seguía sintiendo esa mirada sobre él, cada vez que la sentía trataba de encontrarla a su vista pero no lo lograba y tampoco quería irse del camino seguro que siempre recorría. Le daba tanta curiosidad la calidez y paz que le transmitía que no podía dejar de pensar en ello, y Kuchel no dejó pasar esto desapercibido.

Kuchel:-Qué pasa amor?- Dijo dándose vuelta en la cama que compartía con su hijo para quedar en frente de él y así poder abrazarlo por la cintura transmitiéndole confianza.

Levi:- Nada mami- dijo restándole importancia.

Kuchel:- Soy tu madre, sé cuando hay algo que corre en círculos dentro de esta cabecita- Dijo mientras puso su dedo en su cabeza y le hacía cosquillas en el estómago.

Levi: Bueno bueno, ya- gritaba el niño soltando unas fuertes carcajadas -alguien me mira mamá-

Kuchel: -Tu sabes que los vecinos me hacen el favor de observarte cuando no estoy, para que estés bien y no te pase nada malo, ¿no?

Levi: -Si..- dijo pensativo- yo digo que alguien más me mira- dijo haciendo énfasis en la palabra "más"

Kuchel:- Alguien... ¿que conoces?- Levi movió su cabeza negando- Bueno, mañana cuando salgamos si sientes esa mirada me dices y la buscamos juntos, ¿te parece?- Dijo con una sonrisa tratando de tranquilizar a su hijo.

Levi:- Si mamá- dijo para luego abrazar a su madre y quedarse dormido en sus brazos.

Al día siguiente Kuchel no tuvo mucho trabajo así que decidió acompañar a su hijo en su caminata de todos los días para ver si encontraban a aquella persona que lo observaba. Ella no pudo dejar de pensar en eso tampoco, miles de preguntas se formaron en su cabeza, ¿Quién es? ¿Por qué lo sigue todos los días? ¿Cuáles son sus intenciones?¿Esas intenciones son buenas o malos?¿Será alguien que quiera hacerle daño? No podía evitar aquellas preguntas y pensar que alguien pueda lastimar a su hijo era algo que le estrujaba el corazón, no iba a dejar que nada le pase, debía encontrar respuestas rápido.
Caminaban tranquilamente por las calles vecinas atentos de cualquier cosa que pudiera suceder.

Kuchel:- Hola señora Laura, ¿Cómo está?- Laura era la señora a cargo de la verdulería, lugar que concurría mucho ya que ella quería que su hijo se alimentara lo mejor posible dentro de sus posibilidades.

Laura: -Kuchel querida, todo está en orden por aquí. Mira, tengo frutillas para ti- dijo acercándose a Levi para darle una ya que sabía que al niño le gustaban.

Levi observó la frutilla y la tomó entre sus manos, estaba a punto de comerla cuando sintió esa mirada y rápidamente se dio vuelta para buscarla, hoy la sentía más cerca y penetrante que nunca, estaba cerca y necesitaba encontrarla. Kuchel se dio cuenta de la desesperación de su hijo así que le pidió disculpas a la señora Laura y se sumó a la búsqueda. Caminaron poco hasta llegar a un callejón, no parecía que hubiese algo allí, solamente bolsas de basura y botellas de vidrio vacías en el piso, pero Levi ahí se detuvo. Se acercaron más y lograron divisar una estructura hecha de madera, simulando una pequeña casita con una manta en el piso, sobre esta había un bulto muy pequeño rodeado de un saco sucio y desgastado, este bulto tenía un pequeño agujero donde se podían observar unos enormes ojos verdes que observaban detenidamente aquella frutilla que Levi tenía en sus manos. Kuchel ahogó un grito de susto al darse cuenta que una niña muy pequeña estaba debajo de ese bulto, mientras Levi al notar la mirada de la niña en la frutilla, se agachó para quedar a su altura y extender su mano para que la niña pueda tomar la fruta. La niña al darse cuenta del acto de Levi levantó su mirada y observo los ojos grises del niño que estaba arrodillado frente a ella, los observo durante largos minutos dudando si aceptar la fruta o no.

Levi:- Yo no la quiero, es para ti- dijo observándola de la misma manera que ella lo observa a él, directamente a los ojos, podía ver a través de sus ojos que había una batalla dentro de ella pero parece que el hambre ganó ya que la niña empezó a acercarse despacio hacia él para sacarle la frutilla de un manotazo y comérsela de un bocado.

Kuchel observó la escena estupefacta desde su lugar, agachándose para quedar a la misma altura de los niños, la niña estaba muy sucia, parecía que vivía en este lugar y que hace mucho que no come, es más pequeña que Levi y está aquí sola. -Hola hermosa- dijo acercándose a la pequeña cuidadosamente para no asustarla -¿Dónde están tus padres?- la niña la observó a los ojos unos instantes para luego volver a observar los ojos de Levi, parece que iba a ser difícil hacerla hablar -¿Cómo te llamas?- Trataba de suavizar su voz lo más que podía aunque sea una situación que lograba darle escalofríos por su cuerpo, no sabía por lo que esta niña tuvo que pasar para llegar a esta situación y eso hacía que se formara un gran nudo en su garganta, pero aún así ella no habló y siguió observando al pequeño azabache.

Levi:- Yo soy Levi, y ella es mi mamá Kuchel- dijo señalándose con su dedo para luego señalar a su madre. Luego de un rato de silencio habló otra vez- ¿Y tú?

-MMa-mara-

Kuchel:- Mara, qué nombre tan bonito- dijo con una gran sonrisa acercándose un poco más a ella- ¿Cuántos años tienes?- La niña sacó su manito de debajo del saco que la cubría para ver la palma de su mano dudando un poco, luego bajó su dedo pulgar y su dedo pequeño dejando los tres dedos del medio mostrándoselos a la mujer- ¿Tres años?- Asintió- ¿Tus padres están por aquí?- Mara solamente se encongió más dejando que algunas lágrimas se formaran en sus ojos, Levi miró a su madre sin expresión alguna sin saber como reaccionar pero decidió que la mejor opción era abrazarla, la niña se abrazó de él para dejar sus sentimientos fluir, lloraba con fuerza mientras Levi la acercaba a él para transmitirle confianza.
Kuchel al ver la situación no podía dejarla sola, debía hacer algo, y la mejor opción que se le venía a la cabeza era llevar a la niña con ellos y cuidarla, pensaba en cómo iba a cuidar a dos niños de 3 y 5 años, si el dinero le iba a alcanzar, dónde iba a dormir, pero todas esas preguntas desaparecieron cuando escuchó aquellas palabras de su hijo.

Levi:-Tranquila, nunca te dejaré sola- dijo acariciando su cabeza mientras la niña dejaba de sollozar.

Gaudium  ↬𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora