Los opuestos se atraen, o eso dice mucha gente; muchos pueden estar de acuerdo, y muchos no, pero cuando dos personas están destinadas a estar juntas ni el tiempo ni las circunstancias lograrán separarlos. Para la humanidad, él es el soldado más fue...
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Narra Levi.
Ya llevamos un par semanas de entrenamiento en la Legión de Reconocimiento preparándonos para la expedición fuera de los muros que se hará el día de mañana. Buscamos los documentos que nos enviaron a recuperar, pero no los encontramos en ningún lado, ni siquiera en la oficina del comandante Erwin. Tengo un mal presentimiento sobre esto, tal vez sea sólo miedo de que salga todo mal, recordar como esos soldados tenían amarrados a Isabel y Farlan, y como Mara estuvo a punto de ser esposada igual, me hierve la cabeza. No quisiera que nada malo les pase, esto es peligroso, así que debo tomar las riendas por mi mismo. Por esta decisión que tomé, discutí con Farlan e Isabel, no quieren que vaya solo ya que sería demasiado riesgoso y los tres estamos juntos en esto, pero no me convence, prefiero morir allá afuera y que ellos sobrevivan, aunque implique romper mi promesa y no volver a casa donde me espera mi compañera de vida.
Me encuentro en la azotea del castillo, mirando el cielo estrellado, tratando de convencerme de que observar el techo del subterráneo es igual que observar el cielo. Si volvemos a casa ahora sería una mejor opción antes que salir de los muros y que mis compañeros pongan sus vidas en riesgo. Podemos renunciar a esto y huir, sí, es una buena opción. Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido la puerta abrirse.
Isabel: -Hermano.- Habló en un tono firme, extraño de su parte.
Farlan: -Levi.- Habló cruzado de brazos, en un tono igual al de Isabel. -Hablemos sobre esto, mires por donde lo mires es mala idea que vayas solo.-
Isabel: -Dijiste que cuando demos un paso fuera de los muros estaremos los tres juntos, ¿Lo recuerdas?- Habló enojada, cruzando sus brazos sobre su pecho, nunca suele dirigirse a mi con ese tono de voz.- ¿Lo olvidaste?-
Levi: -Da igual.- Posé mi vida en un punto ciego. -Sin la luna y las estrellas, la noche es igual de oscura que el subterráneo.- Miraron el cielo, confundidos.
Farlan: -El color del cielo por supuesto, pero...- Isabel lo interrumpió.
Isabel: -¡Pero es diferente!- La miré ya que su voz está llena de determinación y seguridad. -¡Sabemos que no hay techo! ¡Es totalmente diferente!-
Farlan: -Es verdad, el cielo no tiene fin. Tal vez sea la misma oscuridad, pero es diferente al subterráneo.-
Isabel: -¡Mira!- Gritó, señalando hacia el cielo. No pude evitar mirar hacia donde me marca, las nubes se movieron dejando que la luna nos sorprenda con su hermoso brillo. -¡La luna es tan brillante! ¿Verdad?- Dijo mirándome con una gran sonrisa mientras se sienta a mi lado. -¿No crees que a Mara hermana le encantará?-
Farlan: -Se siente diferente, ¿no es así?- Habló imitando a Isabel. -Estoy seguro que querrá hacer mil dibujos de la luna cuando la vea.-
Miré el cielo detenidamente en silencio, pensando en sus palabras. Las nubes, las estrellas, la luna, la brisa moviendo mi cabello, las hojas danzando con el viento, son las imágenes más hermosas que he visto en mi vida, igual que su sonrisa, puedo imaginarme la gran sonrisa que se formará en sus labios cuando pueda ver lo que estoy observando en estos momentos. Este fue nuestro sueño desde pequeños, nuestro sueño, no sólo el mío sino que el de ella también. Todo lo que nos rodea es su meta, su inspiración, el sueño, sus ganas de vivir, su felicidad. Y su felicidad siempre fue mi meta, mi inspiración, mi sueño, mis ganas de vivir y mi felicidad, ¿por qué estoy echándome atrás? Mi idea desde el principio fue hacer que este plan funcione y poder traerla conmigo, para que pueda conocer todas esas cosas con las que sueña cada día.