𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟺

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Con el paso del tiempo Mara se logró instalar en esta pequeña familia hasta llegar a ser tan fundamental como cada uno de los integrantes, Kuchel llegó a amarla como una hija más y qué decir del azabache, pasaban cada minuto de sus días juntos, se...

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Con el paso del tiempo Mara se logró instalar en esta pequeña familia hasta llegar a ser tan fundamental como cada uno de los integrantes, Kuchel llegó a amarla como una hija más y qué decir del azabache, pasaban cada minuto de sus días juntos, se habían vuelto tan unidos que si Levi tenía que separarse para ir al baño, ella empezaba a hacer pucheros, esto era un tema de conflicto para Kuchel, pensaba de que tal vez en el futuro esto se podría volver una costumbre y traerles problemas, pero el simple hecho de pensar en un futuro en el que Levi no estuviera solo calmaba cada preocupación que pudiera surgir en su cabeza. A pesar de ser una niña tan pequeña, con sus 6 años ya quería participar en cada tarea de la casa que veía que la mayor estaba realizando y esto, desencadenaba el interés de Levi, ya que quería hacer todo lo que ella quisiera hacer.

Kuchel: -¿Puedes alcanzarme la caja con los ganchos, princesa?- dijo usando ese apodo que tanto le gustaba a ella. Solían leer historias sobre príncipes rescatando a sus princesas de sus torres para poder casarse y vivir una vida felices juntos, así que a la niña le encantaba que la llamaran "princesa" sabiendo que "príncipe" era el apodo que Kuchel usaba para llamar a su hijo; aunque no sabía que significaba la parte de casarse, la parte de "vivir juntos y felices para siempre" con el pequeño azabache la hacía muy feliz y él lo notaba, la mayor siempre vio esa situación con gracia, no podía evitar soltar alguna que otra carcajada cuando veía a la niña corriendo detrás de su hijo gritando a todo pulmón "¡Tú vas a casarte conmigo quieras o no!" mientras que Levi fingía fastidio y corría desesperado como si su vida dependiera de ello.

Mara: -Si, ya voy- desapareció escaleras abajo para luego volver con una pequeña caja donde guardaban los ganchos para colgar la ropa. Se encontraban en la terraza del burdel, luego de una jornada de limpieza, los niños estaban cansados así que estaban sentados en un banco cerca de la hermosa mujer azabache a quien de vez en cuando ayudaban alcanzándole alguna prenda sucia para colgar.

En estos tres años juntos, Levi y Kuchel pudieron observar como la personalidad de la pequeña niña que encontraron sucia y triste, iba floreciendo. Era una niña muy alegre, tenía un aura especial que hacía que cada persona que esté a su lado se contagie del humor que ella siempre tenía, siempre con una sonrisa en su cara que hacía que sus mejillas y su nariz se pusieran rojas, algo que destacaba por la blancura de su piel. Le encantaba dibujar, tanto que cuando las hojas que Kuchel había podido conseguir para ella se terminaron, empezó a dibujar en las paredes, cosa que le hacía sacar canas a la mayor, pero por más veces que ella le haya dicho que eso estaba mal, ella no le hacía caso, así que solamente se rindió.

A pesar de ser una infante bien alimentada y cuidada solía enfermarse seguido, capaz sea la falta de luz solar o capaz que sus defensas no son altas, Kuchel no lo sabía pero siempre que su situación se lo podía permitir consultaba con un médico para que pudiera curarse más rápido de sus momentos de debilidad, donde por más que sea costumbre, Levi no se separaba de ella ni por un segundo. Tal vez su mala salud sea la causa de su tamaño corporal, era muy pequeña, había crecido en el tiempo que vivió en el burdel, pero aún así parecía menor a la edad que tenía y Kuchel sabía que era algo que iba a permanecer siendo así durante toda su vida, siendo así una de las tantas preocupaciones que tenía ella respecto a su futuro.

Otra preocupación de la mujer era su trato con los demás, o mejor dicho, su nulo contacto que no sea ella o Levi, su hijo siempre fue aislado, a pesar de sus 8 años de edad no tenía otros amigos que no sea Mara, pero el aislamiento de ella era notablemente mayor, cada vez que alguien se le acercaba se escondía detrás de Levi, y si estaban en un lugar donde se encontraban varias personas ella lloraba a los gritos pidiendo volver a su hogar, y cuando llegaban era difícil calmarla del estrés que le producía. Por suerte su pequeño compañero siempre lograba calmarla, pero el mayor miedo de Kuchel es que esto en el futuro se hiciera mayor, rechazando a cada persona que no fuera Levi.

En cuanto a su familia, la dueña de la verdulería de su barrio Laura, y Kuchel, llegaron a la conclusión que sus padres la habían abandonado. Luego de investigar un poco preguntándole a los vecinos y personas que pudieran saber algo, supieron de la historia de una pareja de delincuentes que solían robar por la zona, la mujer quedó embarazada y murió en el parto, al parecer el hombre cuidó de la niña por unos años hasta que cometió un asesinato y al enterarse que ya habían encontrado su localización e iban a por él, decidió dejar a su pequeña hija en ese callejón, luego de unos meses se esparció la noticia de un hombre violentamente asesinado. Las mujeres al conocer esto se les hizo difícil estar de acuerdo con la decisión de su padre, ¿por qué dejarla sola en un callejón y no dejarla en algún lugar donde hubiera gente? No lo sabía, así que no lo entendería. Kuchel decidió escribirle una carta a la futura Mara, para que supiera su procedencia, tomó esta decisión cuando sus molestias físicas empezaron a hacerse más notorias.

Kuchel: -Creo que iré a acostarme, estoy cansada- dijo dejando todo a un lado para bajar las escaleras y dirigirse a la habitación del burdel - hoy hicimos mucho.-miró a los niños con una sonrisa tratando de darles paz luego de ver un deje de preocupación en sus caras.

Levi: -Te acompañamos-

Mara:- ¡Sí, si!- saltó de su asiento para seguirlos.

Las visitas del médico se hicieron cada vez más presentes, como más ausentes se iban haciendo las energías de la hermosa mujer de cabellera negra y ojos grises que amaba con toda su alma a esos dos pequeños que nunca se despegaron de su lado, ni cuando ella no se levantó más, ni cuando ella dejó de sonreír, ni cuando ella dejó de respirar.

Las visitas del médico se hicieron cada vez más presentes, como más ausentes se iban haciendo las energías de la hermosa mujer de cabellera negra y ojos grises que amaba con toda su alma a esos dos pequeños que nunca se despegaron de su lado, ni c...

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¡Hola! ¿Cómo están?
Les traigo un nuevo capítulo.
Espero que sea de su agrado, estaba en duda si seguir en ese momento de la historia donde se conocen y se adaptan a la presencia de cada uno o pasar a un momento más adelantado. Como verán adelante un poco el tiempo, se me hizo que capaz quedarme tanto, se podría volver medio aburrido, 3 capítulos para representar sus primeras interacciones creo que está bien, ustedes me dirán si están de acuerdo o no.
Como dije en los capítulos anteriores, espero que les esté gustando leer esta historia como a mí me está gustando escribirla.
¡Hasta la próxima!

Gaudium  ↬𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora