𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟺𝟽

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Han pasado cinco años desde aquella pelea con Levi que le dio fin a nuestra amistad, cinco años en los que he mejorado mucho mi técnica para entrenar caballos, siendo muy efectiva, la investigación que hice al respecto dio frutos. Leí muchos libros de cómo entrenar caballos para la batalla pero notaba que no servía para todos de la misma manera, así que lo que hago es observar las debilidades y virtudes desde que son potrillos hasta que son adultos y hago un programa personalizado para cada uno, potenciando cada una de sus habilidades llevándolas al máximo y que sean grandes compañeros en la lucha contra los titanes. Estoy muy orgullosa del gran trabajo que estoy haciendo y sus resultados, Erwin se ha presentado varias veces ante mi para felicitarme y agradecerme por mi trabajo, según él desde que empezaron a recibir los caballos con educación personalizada, las expediciones están saliendo mejor que lo que salían antes y es una gran ayuda.

Después de aquel momento, las pesadillas se hicieron cada vez menos constantes y cuando pasaba, no tenían mucho material para trabajar o tener en cuenta, la mayoría de las veces eran recuerdos míos sobre cuando vivimos con Kuchel o con Kenny. Con Hange hicimos varios intentos y pruebas para poder controlar mi cualidad, pero no parece que haya una manera de controlarlo, los sueños sólo aparecen y ya. Erwin al notar que no había ningún cambio y ya no hay ningún peligro, decidió que ya no hay necesidad de custodiarme, así que hace aproximadamente tres años que estoy sola en el campo, recibo las visitas diarias de Hange, igual que la de los soldados que vienen a buscar la mercadería y a los caballos, que a veces Levi viene a buscar, son los únicos momentos en los que puedo verlo de lejos. Aún así no me siento sola, ya que Shiko siempre está conmigo, ha sido un gran compañero de investigación y trabajo, me ayuda a juntar a los caballos y que no se vayan de su camino cuando salimos a trotar. Además de ser un compañero de trabajo, se ha convertido en mi nuevo compañero de vida.

-¡Vamos, Shiko!- Le grité al notar que se queda atrás. -Cuando lleguemos a casa podrás oler todo lo que quieras.- El perro ladró y vino corriendo hacia a mí. -Buen chico.- Dije con una gran sonrisa.

Cuando era pequeña y Kuchel me veía jugar con los pocos animales que nos encontrábamos en la ciudad subterránea, siempre me decía que debería socializar de la misma manera que hago con ellos pero con los humanos, y yo nunca entendí por qué. Los humanos me muestran cosas que no quiero ver ni sentir, y tampoco siento que encajo en su mundo. Me hacen sentir mal, tanto física como mentalmente y quiero evitar su contacto a toda costa. Prefiero hablar con los animales antes que hablar con un humano, sé que Kuchel se preocupaba mucho por esto pero así soy feliz, mamá Kuchel. Shiko ha sido una gran ayuda, me escucha y me mima como si entendiera lo que le digo o lo que siento, entiende mis movimientos y cambios de humor haciéndome sentir bien en todo momento. Si hay algún momento en el que recuerdo todo lo que pasé, si recuerdo a mis amigos, a Kuchel o a Kenny, o a Levi, él lo nota enseguida como si pudiera leer mis pensamientos, se acurruca a mi lado y me llena de besos hasta que toda tristeza se aleje de mi mente. Llena mi corazón y mi alma, y lo quiero muchísimo.

Gaudium  ↬𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora