𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟻𝟶

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Narra Levi.

Los resultados del juicio de Eren salieron a nuestro favor, luego de las convincentes palabras de Erwin y una buena paliza de mi parte, pudimos comprobar que somos capaces de tenerlo a nuestro cuidado y llevar a cabo los planes para recuperar la Muralla María y Shiganshina, donde se encuentra la casa de Eren, él recuerda que su padre le dijo que la verdad sobre los titanes está en el sótano. Ahora soy el niñero de ese mocoso.

Estamos en el antiguo castillo de la Legión para mantener escondido y custodiado a Eren, el lugar está tan sucio que no puedo soportarlo, ordené a mis subordinados que limpiaran el lugar enseguida, iniciando un hermoso día de limpieza extrema. Abrí la ventana de la habitación en la que estoy, y suspiré al recordar los días de limpieza que realizábamos con Mara, a los dos nos gusta limpiar y lo disfrutábamos más al hacerlo con la compañía del otro, los últimos días todo me recuerda a ella. Cuando no pienso en toda la situación que está ocurriendo, en Eren y su titán, el futuro y los nuevos reclutas que llegarán, la próxima expedición que tendremos en un mes donde participarán los nuevos y Eren, ella siempre está en mi mente. No recuerdo muy bien qué pasó aquella noche en la que bebí de más, sólo sé que al día siguiente desperté en sus brazos, algo que anhelé tanto estos cinco años alejado de ella. Aproveché para mirarla más de cerca y apretujarla contra mi cuerpo sin querer despertarla, por suerte tiene el sueño muy pesado y me permitió acariciar su rostro y su cabello, aquel que había visto sus cambios desde lejos, pero ahora la tengo tan cerca que puedo observarla con detenimiento. A pesar de que se exponga tanto tiempo al sol, su piel sigue tan blanca como siempre, sólo que sus mejillas están más enrojecidas y las suaves pecas que tenía hace unos años se hicieron más notorias y se expandieron por todo su rostro, haciéndola más bella si es posible. Uní cada punto de su rostro con mis dedos, tratando de guardar en mi mente aquellas constelaciones de su rostro, cuando llegué a las de su nariz mi tacto hizo que la mueva incómoda y por instinto me alejé de ella. Vi como su seño se frunció al no encontrar lo que estaba abrazando y sé que despertará si no lo encuentra, por lo que agarré un almohadón y lo puse en sus brazos, ella lo abrazó al instante. Sonreí inconscientemente, a pesar de que ya está en sus veintiocho años sigue teniendo las mismas expresiones y costumbres que tenía cuando era pequeña, dándome a entender que por más que las cosas que cambien a nuestro al rededor, ella sigue siendo la misma, sólo que en su mejor versión. Puse una manta sobre ella antes de irme ya que parecía muy cómoda en el piso acurrucada junto a su perro.

Un recuerdo apareció en mi mente, cuando estaba en sus brazos tratando de no quedarme dormido, aquellas tres palabras salieron de mi boca sin mi permiso. "Porque te amo" le dije, me preguntó por qué estaba allí pidiendo su cariño cuando no soy capaz de hablarle desde hace cinco años, por qué estaba haciendo eso, y esa fue mi respuesta, ya sabe que la amo. Miré el cielo con la idea en mi cabeza de que tal vez ella lo esté mirando en este momento también y le diga lo que sintió al saber mis sentimientos, y el cielo pueda decírmelo a mi, como sucede en los cuentos que ella lee, pero una voz me interrumpió.

Gaudium  ↬𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora