𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟹𝟶

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Levi trabaja casi todo el día dejándome sola con mi mente, los recuerdos de las pérdidas que sufrimos me invaden en cada momento de soledad

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Levi trabaja casi todo el día dejándome sola con mi mente, los recuerdos de las pérdidas que sufrimos me invaden en cada momento de soledad. A veces me culpo por cada una de ellas, y otras veces siento que no hubiese podido hacer nada para evitarlas, de igual manera duele. Duele porque los extraño cada segundo y cada vez que me doy cuenta donde estoy hoy deseo poder estar aquí con ellos, pero no de ser por ellos no estaría aquí, ¿realmente merezco esto? ¿Podré vivir tranquila sabiendo que gracias a ellos estoy aquí? Cuando estas preguntas aparecen en mi cabeza recuerdo lo que Maat me dijo, uno nunca supera las muertes de sus seres queridos, sólo se aprende a vivir con ello, es cuestión de ser fuerte hasta que sus recuerdos dejen de doler, espero ese momento con ansias.

He leído cada libro habido por haber sobre el cuidado de animales, eso me mantiene ocupada y entretenida, me gusta pasar tiempo con ellos, además de ser preciosos son seres inocentes y carentes de maldad que me hacen sentir segura, ellos nunca me lastimarán como los seres humanos, ellos nunca me sacarían a Levi de mi vida ni se irían de mí lado. Me duele verlos encerrados en vallas, me gustaría que pudiesen estar tranquilos en el campo o en la casa pero Levi dice que pueden escaparse y que ni se me ocurra entrarlos a la casa porque llenarían todo de mierda, él tan bien hablado como siempre. Me gustaría poder tener una compañía en la casa cuando él no está, la cama se siente fría por las noches cuando llega tarde del trabajo.

Levi ya se fue de casa hace un rato largo, me encuentro acariciando a Kira, una yegua de pelaje marrón claro y manchas blancas muy cariñosa, siempre que estoy cerca ella lo nota y relincha para que me acerque a acariciarla, muy malcriada. Escucho los pasos de un caballo a lo lejos que me llamó la atención, di la vuelta para confirmar que mis sospechas eran ciertas.

-¡Holaaaaa!- Gritó Hange desde su caballo agitando sus manos y sus piernas.

-Señorita Hange, ¿Qué hace aquí?- Pregunté acercándome a ella cuando llegó al establo para dejar su caballo.

-¡Pensé en visitar a mi nueva amiga!- Dió un salto bajando de su caballo, aterrizando a mi lado.

-¿Amiga?- Una sensación de calidez se sintió en mi pecho haciendo que una rebelde sonrisa salga de mis labios.

-¡Sí! Eres mi amiga, ¿no?- Sonrió.- Hasta diría yo que eres mi mejor amiga.-

-¿De verdad?- Mis ojos se iluminaron, nunca había tenido una amiga además de Isabel.

-¡De veritas, de veritas!- Rió. -¿Me invitas a pasar?-

-Claro.- Tartamudeé de la sorpresa, olvidé completamente como se debe tratar a un invitado, invitada en este caso.

Entramos y le ofrecí una taza de té a lo que ella aceptó, mientras se pone cómoda me dispuse a preparar lo prometido. Al terminar, me acerqué a ella y me senté a su lado.

-¡Tu casa brilla! Como se nota que eres tan cercana a Levi.- Rió soplando su taza de té para que se enfríe.

-Hice galletas, ¿Quieres?- Pregunté tímida.

Gaudium  ↬𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora