𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟸𝟾

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La luz de la luna y las estrellas iluminan el lugar, hoy brillan más de lo que alguna vez he visto, brillan tanto que la luz se cuela por las ventanas iluminando todo con tonos azules, igual que la leve brisa de primavera

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La luz de la luna y las estrellas iluminan el lugar, hoy brillan más de lo que alguna vez he visto, brillan tanto que la luz se cuela por las ventanas iluminando todo con tonos azules, igual que la leve brisa de primavera. Lo único que se escucha es el sonido que emiten los grillos y los animales del establo moverse, cuando Mara despertó. A pesar de apenas haber llegado hoy, nuestro hogar ya se siente cálido y cómodo, como si fuese nuestro lugar en el mundo. Una pequeña cabaña de madera de una habitación, un baño y una sala pequeña pero acogedora, donde tiene integrada la cocina, situada en el medio del bosque, con el establo de caballos a un lado, los criaderos de gallinas y cerdos, y su propia huerta, es más de lo que alguna vez pude imaginar. Estoy seguro que le encantará y la pasará muy bien aquí.

Abrió sus ojos lentamente y observó la habitación tratando de encontrarse en el espacio, cuando intentó moverse soltó un quejido al sentir dolor.

-No te muevas mucho.- Me acerqué tomándola de los hombros para volver a acostarla. -Puedes abrir tus heridas o lastimarte más.- Me miró confundida y corrió su mirada a su cuerpo vendado y limpio.

-¿Dónde estamos?- Preguntó débilmente.

-En nuestro nuevo hogar.- Abrió la boca para responderme pero la puerta abriéndose la interrumpió.

-Parece que la bella durmiente despertó.- Dijo Hange con una gran sonrisa y un plato lleno de comida en sus manos. -Toma, come para hacerte más fuerte.- Depositó el plato en la mesita de luz con un vaso de agua.

Agarré una almohada extra, con cuidado la tomé de los hombros y la levanté para colocarla en su espalda para que así pueda estar sentada y comer cómodamente.

Cuando llegamos aquí cerca del mediodía aún se encontraba dormida, la colocamos sobre la cama y Hange pudo darle la atención médica que necesitaba sin que ella pueda sentirlo. Los soldados que nos acompañaban volvieron a la Legión menos Hange y Moblit quienes se quedaron para asistirla. Hange le dio un baño ya que, a pesar de mis insistencias, no dejó que lo haga yo o la ayude, desinfectaron y cosieron cada herida abierta con delicadeza, y vendaron cada parte que lo ameritara. Por último, la acomodamos en la gran cama para que pudiera seguir descansando, me quedé a su lado mientras Moblit decidió volver y Hange empezó a preparar la comida para que esté lista cuando despierte. A pesar de ser tan escandalosa e insoportable, Hange es una buena persona, hace cosas sin pedir nada a cambio y sin importarle lo mal que la he tratado o mi mal humor, se esfuerza por darle un delicado trato a Mara y siempre voy a estar agradecido, capaz que no sea mala idea dejarla entrar en nuestra burbuja.

-¿Qué es?- Miró el plato curiosa.

-Guiso de cerdo.- Habló orgullosa de su plato.- Muy nutritivo, hay más si quieres.- Su ceño se frunció.

-Pruébalo.- Llevé la cuchara llena de comida a su boca y una cara de disgusto se asomó.

-¡¿Qué es esa cara?! ¡Mi guiso es el mejor de todos!- Lloriqueó bajo la mirada enojada de ella.

Gaudium  ↬𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora