—Ven, ¡quiero una fotografía!
Su tía posó como una supermodelo frente al espacio multicolor del Bo-Kaap, un barrio que era toda una atracción turística y una obra de arte en su conjunto
—¿Quieres que les tome una a los dos?
Esa voz... El rubio conocía al portador de ella. Observó los ojos verdes casi cristalinos y la piel nívea junto a esa barba poblada que Andy no tendría ni en un millón de años.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Trabajo. Debo hacer un book fotográfico para una marca de ropa. He venido con las chicas —señaló hacia un grupo de hermosas mujeres que hablaban a metros de ellos.
—Bien, nos vemos.
Andy trató de alejarse, pero Hayden lo sujetó del brazo.
—¡Espera! Hablemos.
—No tengo nada de que hablar contigo.
—¿En serio? ¿Por qué me parece que sí? —Tomó el cuello de la camisa, descubriendo un chupetón violáceo. Andy apartó su mano—. ¿Y? ¿Disfrutaste estar con mi novio?
—¿Por qué estás reprochándome esto? En todo caso, deberías hablar con él. Kellan es tu novio.
Ardía de vergüenza. Lo que había hecho no estaba de acuerdo con sus valores, y lo peor de todo era que deseaba repetirlo.
—Oye, tranquilo. Solo tengo curiosidad. No son celos ni nada. Kellan es libre, al igual que yo. Entiendo que te siga, pues eres muy lindo.
—¿Gracias? —Sonrió nervioso. Su pecho vibró henchido de orgullo.
Hayden era la belleza personificada. Que Andy le pareciera lindo constituía todo un logro para él.
—Sabes, creo que lo tuyo con él es más que eso. Te sientes intimidado por mí. ¿No será que te estás enamorando de Kellan?
—¿Amor? Estuve enfermo de esa estupidez hace demasiado tiempo. Lo de Kellan conmigo es sexo y buena compañía, claro, nada más. Jamás sería tan idiota como para entregarle el corazón.
El rubio lo miró con un deje de resignación.
—Lamento que las cosas no salieran bien para ti.
—¿De qué estás hablando? Estoy con Kellan. Te he ganado la partida.
Andy negó repetidas veces antes de golpear su espalda, compadeciéndose del pobre tonto.
—No hablaba de Kellan...
Y con esa especie de cruenta declaración la risa burlona que había mantenido desde que lo conoció se desdibujó. Andy había asestado un golpe doloroso, uno que lo hacía ahondar en el abismo de sus recuerdos.
«Karim...».
Sus labios susurraron el nombre de su némesis, de aquel que lo había tenido en ciernes. Hayden tragó saliva y se dio cuenta de que había quedado solo. No supo expresar cuánto tiempo había estado así. Los gritos y silbidos de los modelos lo hicieron volver a la realidad y a levantar la máscara de vanidad que había caído al suelo para colocarla de nuevo en su rostro.
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OCÉANO - S.B.O Libro 3 (Romance gay +18)
RomanceEl silencio del océano, la adrenalina recorriéndolo mientras el magnífico tiburón de cuatro metros paseaba a su alrededor... Christopher Janssen amaba el peligro, aquella sensación de vitalidad que le otorgaba, mostrándole al mismo tiempo que era vu...