No puedes controlar a tu corazón, sobre todo cuando no te pertenece.
Siempre supe que Kellan retornaría a los brazos de Andy. Pude ver el deseo tan palpable, esa llama que nace de tu interior y que nadie puede apagar.
No tengo tristeza, después de todo, lo nuestro no fue más que un lazo corporal, un placebo, un alivio a nuestras almas apesadumbradas.
Nunca fui muy creyente, pero estoy seguro de que permitirle a Andrés vivir y amar a Kellan fue uno de los actos más justos que Dios pudo haber realizado, porque, en definitiva, Kellan tenía razón: su vida jamás podría ser si la otra parte de su corazón sucumbía.
Andy es una criaturita tierna, con una capacidad para amar que pocas personas tienen. Kellan es un hombre inteligente, que buscará toda su vida ser perdonado. En realidad, el perdón debe dárselo él mismo. Andrés se lo dio hace mucho tiempo.
Fue inevitable sentirme feliz por ellos, no solo por su amor, sino también por mí, porque a cada paso me llenan de esperanza, porque me demuestran que, si el amor es verdadero, es perdurable. Navegaron a la deriva demasiado tiempo, alargando un encuentro que debía suceder, ya que estaban destinados el uno al otro, porque no hay amor sin batallas, no hay placer sin una pizca de dolor, no hay victoria sin antes haber sufrido alguna que otra derrota.
El desierto, aquella maravilla mortal que hace estremecer mi piel y cuya arena irrita mis ojos... Hay días en los que odio y amo mi trabajo al mismo tiempo, sobre todo cuando involucra al único ser que me hizo caer. Sin embargo, no buscaré venganza, no esta vez que soy culpable en gran parte del sufrimiento de Kellan y Andy, pero sin duda seré incapaz de mantenerme impasible. Jamás podría cuando lo único que deseo es refugiarme en sus brazos y volverme a meter bajo su piel. Lo amo más de lo que lo hacía veinte años atrás, cuando tan solo éramos unos tontos adolescentes jugando a hacer cosas de adultos, cuando me dio de comer del fruto prohibido, despertando un hambre para el cual nunca encontré saciedad.
Karim fue mi primer amor. Fue el único que tuve. Mi cuerpo se ha colmado de sexo y fantasías, que he desperdigado desde ese tiempo hasta ahora. Nada ha podido suplir ese vacío.
Andy tenía razón: él me marcó de mil formas. El hombre de las tres esposas, como si fuera una especie de fenómeno para el mundo occidental. Debo retratar su modo de vida, los últimos vestigios del siglo pasado que conviven con el actual. El hombre de las treinta esposas ha sido el gran amor de mi vida. Dejaré que el destino me sorprenda con este encuentro, que lo llene de sensaciones nuevas a él también.
El viaje se ha vuelto demasiado largo. Quiero encontrarme con sus ojos, con esa noche sin luna en la que mis temores se pierden, con su sonrisa perlada, con sus rasgos y su piel cetrina, con su fuerza y su salvajismo.
Ya no tengo quince años ni soy el joven inexperto que conocía nada del mundo. He conquistado a cada hombre o mujer que me he propuesto en la vida. Él no será la excepción a mi regla, no lo permitiré. No hay forma de que eso ocurra.
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OCÉANO - S.B.O Libro 3 (Romance gay +18)
RomanceEl silencio del océano, la adrenalina recorriéndolo mientras el magnífico tiburón de cuatro metros paseaba a su alrededor... Christopher Janssen amaba el peligro, aquella sensación de vitalidad que le otorgaba, mostrándole al mismo tiempo que era vu...