La conversación con Kellan giró toda la noche en su cabeza a pesar de las risas, el baile y las charlas con sus amigos. El castaño se había adueñado de él incluso antes de estar en su interior. Ya era suyo sin importar cuánto se esforzara en negarlo.
«Has cruzado un océano por él, ¿y vas a negarte?».
Maldita Nadia y sus consejos libidinosos, aunque tal vez tenía razón. Después de esto, no habría más chances. Volvería a Buenos Aires y Kellan seguiría con su novio.
Hayden... Cierto, se había olvidado del apuesto detalle. Detestaba a la gente que engañaba. La infidelidad no era lo de él, pero Kellan no presentaba cargo de consciencia, entonces, ¿por qué debería tenerlo él? Sin embargo, la realidad era que sí lo tenía. La deslealtad era el motivo por el cual el mundo estaba como estaba, y ahora contribuiría a ello.
Buscó en la lista de contactos. Sus dedos trémulos se movieron. Dudó, hasta que por fin presionó la tecla de llamada.
Uno, dos, tres intentos, hasta que el sonido del ambiente se hizo presente.
Kellan había respondido.
—Andy...
El rubio se hubiera venido en los pantalones con solo escuchar esa voz cargada de seducción.
—Tú tampoco has borrado mi número —se apresuró a decir para que la alegría que vibraba en su garganta no fuera tan obvia.
—Te escucho.
La respuesta seca hizo que se paralizara.
Cierto, tenía que hacer rodar las palabras de su boca, pero el sentido del habla se había tomado vacaciones.
—¿Estás ahí?
—Kellan, yo... No me gustó cómo terminamos. Quiero que mejores la opinión que tienes de mí. Es todo lo que deseo.
—¿Eso es todo?
—No, también quiero probarte.
—¿Deseas acostarte conmigo?
—Sí, quiero hacerlo.
—Sabes lo que vendrá, ¿no es así?
—Sí.
—¿Las cosas que te haré?
Andy tragó saliva y cerró los ojos.
—Dime.
—Mi mano se moverá por tu cintura, entre la camisa y el cinturón.
Genial, era lo que necesitaba para quedar totalmente desequilibrado; una charla erótica.
—Luego la voy a introducir entre el pantalón y tu bóxer, tocando tu sensible piel, dándole un pellizco a una de las nalgas de ese trasero tan contorneado que alardeas.
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OCÉANO - S.B.O Libro 3 (Romance gay +18)
RomanceEl silencio del océano, la adrenalina recorriéndolo mientras el magnífico tiburón de cuatro metros paseaba a su alrededor... Christopher Janssen amaba el peligro, aquella sensación de vitalidad que le otorgaba, mostrándole al mismo tiempo que era vu...