Ignacio se dirigió hacia la playa. Anochecía. Contempló a su madre sentada en la orilla; su largo cabello ondeaba bajo el poder del viento que llegaba. Se quitó los zapatos y se arremangó los pantalones. Odiaba ensuciar su traje con arena. Tragó saliva. Necesitaba valentía para enfrentar a la mujer, para que las palabras fluyeran y poder entender sus razones. Llegó cerca de ella. Sara tenía los ojos cerrados. Sus pulmones se llenaban de la brisa marina. El vestido blanco flameaba mientras colocaba sus brazos sobre sus rodillas.
—Mamá... —Nacho se acercó lentamente.
Ella le esbozó una sonrisa y estiró sus brazos hacia él.
—Mi niño hermoso, ven aquí.
El moreno arregló sus rizos alborotados y dio dos pasos más cerca de ella.
—¿Por qué lo hiciste?
La mujer lo observó en silencio por unos segundos.
—¿A qué te refieres?
—Lo de Andy.
—Ya veo. Así que te enteraste después de todo. ¿Él te lo dijo?
—Hablé con la secretaria de su médico y Nadia terminó de confirmarme lo peor. Es injusto, mamá.
—Es verdad. Lamento mucho si te herí, pero no me arrepiento, ¿y sabes por qué?
Ignacio negó con la cabeza, sin emitir sonido, y se acurrucó al lado de su madre. Que el traje se fuera a la mierda esta vez.
—Porque daría lo que fuera por ustedes dos. Guardaría todos los secretos del mundo. Me condenaría al infierno si es preciso, sin fallarles. Moriría antes de decepcionarlos.
La ira que Nacho sentía se desvaneció en ese instante. Su madre tenía esa habilidad, la de volverlo un niño necesitado de su abrazo, de su calor, como un pequeño pollito incapaz de soportar las inclemencias del tiempo.
—Cariño, todo va a estar bien. Estaré con Andrés el día de la operación.
—No estarán solas esta vez.
—Debes preguntarle a Andy.
—No puedo. Él no sabe que...
—Ya entiendo. Deja de preocuparte. Lo hablarán cuando llegue el momento.
—Hace frío aquí. —El muchacho se abrazó a sí mismo mientras su madre lo cubría con su chal.
—Eres un debilucho.
—¡Cállate! No lo soy.
Sara rio y pellizcó las mejillas del muchacho.
—Deja eso. No tengo cinco años, ¡soy un adulto!
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OCÉANO - S.B.O Libro 3 (Romance gay +18)
RomanceEl silencio del océano, la adrenalina recorriéndolo mientras el magnífico tiburón de cuatro metros paseaba a su alrededor... Christopher Janssen amaba el peligro, aquella sensación de vitalidad que le otorgaba, mostrándole al mismo tiempo que era vu...