T R I G É S I M O S E G U N D O

2.2K 254 8
                                    

- Buen día, secretario Lee.

Yoongi entró en su oficina quitándose su abrigo y colocándolo en el perchero.

- ¿Ya citó a la persona de hoy?

- Si señor, como usted dijo.

- ¿A que hora?

- A las dos de la tarde.

- Perfecto. Necesito que vaya a mi casa a la una y recoja a Jimin, quiero que también este presente. Creo que esta persona es una muy buena opción pero al final es él quién decidirá.

- Si señor.

Yoongi se puso en marcha, la noche anterior pensó quedarse trabajando hasta tarde pero por el contrario, después de bailar un poco con Jimin se sintió tan relajado que cayó dormido. Por eso había despertado temprano para irse a su oficina, renovado y con muchas ganas de empezar su día.

Jimin era una historia aparte, cuando se fue lo dejó aún dormido envuelto en sus sábanas. Alcanzó a decirle que debía estar listo a medio día porque mandaría a alguien a buscarlo y llevarlo a su trabajo, no le dijo para que porque entre otras cosas dudaba que en ese momento, somnoliento como estaba, le prestara mucha atención. Se enfocó mejor en hacerle entender y recordar la hora en que pasarían por él, por si acaso también puso el despertador a las 10:00 de la mañana.

No creía que durmiera hasta allá pero por si acaso. 

Con mucho ánimo empezó su trabajo, amaba cuando estaba tan entusiasmado porque el tiempo pasaban tan rápido que en un parpadeo tenía una pila de documentos revisados y varios archivos adelantados en su computador.

La magia de trabajar cuando te diviertes.







































Escuchó un ruido molesto que lo sobresaltó, cuando abrió los ojos se sintió desubicado por un momento.

¿Donde estoy?

Algunas veces aún le pasaba eso, despertaba entre pesadillas sin saber que vería al abrir los ojos. Sin saber si vería su pequeño lugar antes de que encendiera las luces, sin saber si despertaría de nuevo en aquella habitación de tortura donde sufrió tanto, o sentado en un rincón del suelo en alguna calle oscura y fría.

Para su buena suerte ya no era ninguna de esas opciones. Despertaba envuelto en cálidas sábanas y un cómodo colchón, un techo sobre su cabeza, unos zapatos para sus pies.

De vez en cuando despertaba al lado de Yoongi, eran sus mañanas favoritas. Se sentía tan cómodo y seguro a su lado, le agradaba ver su rostro mientras dormía su acompasada respiración y su cabello revuelto.

Esta vez lo despertó el sonido del despertador que mostraba las diez en punto.

Bastante tarde.

Apagó el aparato y se desperezó estirando sus brazos sobre su cabeza y soltando un largo bostezo, se quedó sentado en la cama por un rato pensando que debía hacer a continuación.

El inicio era extraño eso, no saber que hacer. Siempre su día estaba más o menos planeado, no podía decidir que hacer. Siempre era lo mismo cada día y cuando logró huir la incertidumbre lo colmaba, estaba perdido pero al menos estaba vivo y seguir con vida era su objetivo. Por eso buscaba en la basura algo que comer, por eso huía de las personas que se acercaban, por eso se escondía de todo. Tenía miedo pero seguía y seguía.

No sabía para qué. ¿Cual era el objetivo de mantenerse con vida? No tenía nada, ni nadie. Solo estaba él.

Pero ahora se alegraba de haber sido fuerte. Había conocido personas maravillosas y había vivido cosas que jamás pensó.

T R A S H - [Y O O N M I N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora