D E C I M O

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- Voy a lavar tu cabello ¿De acuerdo?

No recibió una respuesta y tampoco la esperaba. Tanto su bañera como la ducha tenían cabezales removibles así que lo tomó, ajustó la temperatura y la intensidad con que salía el agua.

El chico solo miraba hacia el frente medio petrificado, a YoonGi le causó un poco de gracia como su cabeza se mantenía quieta pero sus ojos se abrían y seguían cada uno de sus movimientos.

- A pesar de que Jin hyung te limpió noté que aún tienes el cabello un poco sucio, voy a ponerte un poco de shampoo y lavarlo así que necesito que mantengas los ojos cerrados ¿Lo entiendes, cachorro?

El mencionado asintió un poco y después de tragar sonoramente cerró sus ojos.

Bien.

Pensó YoonGi y sintió una punzada de orgullo al notar que el muchacho hacia lo que le pedía ya sin necesidad de usar sus voz de mando, para él era un alivio no tener que usarla.

Tomó una cantidad de shampoo en la palma de su mano y con la otra abrió la llave del agua, frotó la cabeza con delicadeza pues sabía del golpe que tenía y no quería lastimarlo.

Cerró al agua para con sus dos manos masajear correctamente, tenía la idea de que el cabello gris que tenía de hecho no era tan gris y se veía de esa forma porque aún estaba sucio. Sí, raro pero esa idea se instaló en su cabeza y quería comprobarla.

Sus largos dedos se perdían entre la maraña que era el cabello y la espuma blanca que se formaba, masajeó el cuero cabelludo con toda la delicadeza que pudo. También sintió un abultamiento de un lado lo que supuso era el golpe que Jin le mencionó, trató de evitar ese sitio.

- Voy a echar agua, conten la respiración y cierra bien tus ojos.

Abrió el grifo de nuevo y aclaró la espuma dejándola caer por toda la cara del pequeño omega que cerraba con fuerza sus ojitos. Una vez no quedó espuma repitió el mismo proceso con otro poco de shampoo, al final agregó un acondicionador que aveces usaba él, de ese modo su cabello quedaría más suave.

- Puedes abrir los ojos.

Esos ojos rasgado se abrieron revelando su color gris acero mirándolo directamente, había algo diferente un poco de...¿Confianza, quizá?

Ese pensamiento fue reconfortante. Tomó ahora gel de ducha y lo esparció por la piel expuesta de sus hombros y sus brazos, frotando suavemente cada parte y luego echando agua. Todo bajo la atenta mirada del chico y siempre teniendo en cuenta que no cayera jabón en sus heridas.

Cuando pudo lavar todas las partes visibles concluyó que sería mejor dejar al omega solo y que terminara de limpiarse por sí mismo, el punto era que supiera que no le iba pasar nada.

- Mientras yo voy por toallas puedes terminar de limpiarte, vendré en diez minutos.

Salió del baño a la planta baja buscando donde estaban las toallas limpias.

Él mientras tanto se quedó ahí, a mitad del gran espacio sumergido en esa cálida agua perfumada. Llevó una de sus manos y tocó su cabeza suavemente recordando las manos de aquel hombre que lo lavó con tanto ahínco y delicadeza, teniendo tanto cuidado con él. Se sintió muy extraño, pero a la vez tan bien.

¿Sería un error haber disfrutado de aquello? Después de todo jamás tuvo permitido ser feliz con algo demasiado tiempo. Cuando su noona lo visitaba solo tenía un poco de su atención, cuando tenía libros no duraban mucho. Incluso cuando creía que estaba en paz algo lo perturbaba.

No importaba lo que fuera, el tiempo le había enseñado a no esperar mucho de nada ni de nadie, ni siquiera de él mismo.

En el poco tiempo que estaba en este lugar el cuidado que había recibido era más del que tuvo en toda su vida. Aún sentía las cálidas manos de aquel hombre en su cabeza y ahora se sentía tan tranquilo, rodeado de ese halagador perfume que danzaba en el aire. El agua era tan reconfortante, nada comparado con la que tuvo toda su vida.

Por primera vez estaba seguro. Así lo sintió.

Increíble.

Se sentía seguro. Esa sensación era tan ajena a él que le daba algo de miedo, y se refugiaba en el miedo por ser lo que más conocía.

Sentado en la tina comenzó a frotar el resto de su piel, con algo de lentitud pues aún su cuerpo dolía con cada movimiento.

Después de un tiempo el hombre pelinegro entró al baño nuevamente, con varias mullidas toallas en sus brazos y sonriéndole levemente.

Una bonita sonrisa, pensó.

- ¿Terminaste? - El Omega le respondió con un asentimiento de cabeza y se puso frente a él abriendo una toalla grande. - Vamos, levántate apuesto que el agua ya está fría.

No lo estaba pero ya había pasado mucho tiempo ahí así que decidió pararse, apoyando sus manos en el borde de la bañera.

YoonGi mantuvo la toalla extendida estratégicamente posicionada para que cuando saliera poder cubrir su parte media, ya suficiente expuesto había estado antes el chico.

Cuando salió completamente, ató la pieza de tela en la cintura contraria y la fijó sin mucha fuerza.

Le dió la mano y los llevó de vuelta a su habitación donde lo dejó sentado en la cama, agarró dos toallas una la puso en sus hombros para que no le diera frío, y otra más pequeña para secarse el cabello. Se sintió orgulloso de su trabajo al sentir la suavidad del mismo, ahora tenía un color más claro aun era gris pero más sedoso y brillante.

Lo secó con mucha dedicación pero sin intención de lastimar la herida de su cabeza, al terminar descartó la toalla húmeda y fue a buscar los implementos que usaba para tratar las heridas.

Aún debía limpiar y vendar de nuevo la espalda del pequeño peligris, era imprescindible que curara.

Así lo hizo, con sumo cuidado hizo lo propio. Mentalmente se daba palmaditas en la espalda por su gran trabajo, eso se veía bastante mejor que la última vez. Más tarde llamaría a Jin para que regresara a revisarlo, el mismo se ofreció a venir una vez hiciera algo de tiempo en su trabajo y él solo le llamaría para saber cuándo iba a venir.

Pudo curar su espalda fácilmente pero para la herida que estaba en su glúteo tuvo que despojarlo de la toalla, el chico no parecía tan incómodo con eso. Un alivio para él ya que era lo último que quería.

Al terminar todo se dio cuenta de que no tenía nada más que ponerle, Jin solo le había dejado esa bata de hospital y la ropa que trajo originalmente estaba totalmente descartada. Buscó en su clóset algo que sirviera y lo más complicado fue hallar pantalones que le ajustaran.

El chico era bastante menudo y sus caderas muy estrechas, casi cualquier cosa que le pusiera se le caería.

Medio frustrado rebuscó hasta encontrar un pantalón con una tira ajustable en el cinto. Bien. Incluso si le quedaba ancho podría ajustarlo con un nudo.

Eso tendría que funcionar, ahora como hacía con el largo de los mismos. Era demasiado, iba a arrastrar los bordes y eso podría hacer que tropezara.

Está bien. Usaría lo que tuviera.

Fue por una tijeras y empezó a ponerle la ropa, primero un suéter de de mangas largas. Ya había previsto que le quedaría excesivamente grande, sus manos se perdieron en las mangas pero al menos siendo tan ancho no rozaria la piel de su espalda.

La prenda no solo le quedaba grande de los brazos sino que era bastante larga y cubría parte de sus muslos. Meditó un momento la posibilidad de que usara boxer pero si tenía en cuenta la herida de su trasero y de su espalda baja lo mejor sería que no lo usara, de hecho el pantalón que escogió resultó ser bastante conveniente pues no le iba a quedar muy ajustado.

Se agachó y metió las piernas del muchacho en el pantalón y luego le pidió que se lo subiera, él se dio la vuelta y buscó otro par de calcetines que después encajó en sus pies.

Seguido agarró sus tijeras para hacer el intento de cortar el pantalón, y lo hizo... Más o menos bien.

Miraba con confusión al chico cuando le pidió que se pusiera de pie. Una de las patas del pantalón quedo más corta que la otra. Tal ves debió cortarlo antes de ponérselo.

Bueno, no podía hacer más.

T R A S H - [Y O O N M I N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora