Capitulo 26: Leche derramada.

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-¡Eres un imbecil!-grite mientras unas manos me hacían para atrás.

Aquellas manos que sujetaban con delicadeza mi cintura dejaron de apretar y me rodearon con sus brazos, por el dulce olor a menta supe que era Daemon. Las lágrimas se derramaron después de salir del salón de clases y me apoye en el pecho de Daemon llorando, me sentía tan destruida que no me importaba con quien estuviera llorando.
-¿Estas bien?-me pregunto Daemon sujetando mi barbilla.
-No-me quite y me fui caminando sola mientras me limpiaba las lágrimas.
-¿Acaso piensas irte caminando?-dijo Daemon detrás de mi.
-¡Eso pensaba hacer!-me gire hacia el y le grite-¡Tonto!.

No era justo que estuviera de un humor tan agradable y que por una noticia mi humor aya caído a tan bajo que no me importaba herir a las personas que realmente apreciaba. ¿A quién había herido? A Ron, sólo hable y no escuche si tenía algo que explicarme.
-Te llevo a casa-sonrió-Traje el auto de mi padre.
-No quiero ir contigo a ningún lado-le saque la lengua.
-¡Carrie!-llego trotando Ron hasta nosotros.
-¿Sabes que?-mire a Ron y después a Daemon-Llévame a casa, ahora-lo tomé por el brazo y nos fuimos.
-¡Carrie!-grito-¡Lo siento!-fue lo último que escuche de Ron antes de salir de la escuela.
Durante el camino me iba meneando debido a que no había dormido bien, estaba tan cansada que me dormí mientras recostaba mi cabeza en la ventana de el auto de Daemon.
Lo único que pude sentir fue que me cargaban de brazos mientras seguía dormida y me acomodaban a una ligera cama. Me taparon con las cobijas y susurraron algo que no pude escuchar, quería levantarme y ver el rostro de la persona, pero también quería dormir.

Me levanté de sorpresa toda agitada y con la garganta seca, fui hasta la cocina y revise si teníamos algo de leche, para mi gran suerte aún quedaba un galón. Me iba a servir en un vaso de plástico azul cuando de pronto unas manos sujetaron mi cintura y susurraron en mi oído.
-Hola.
El galón de leche se me fue de las manos y cayo al suelo derramando todo aquel líquido blanco que estuve apunto de tomar. Por la oscuridad no podía distinguir quien era, así que le pegue con el galón de leche casi vacío.
-¡Llamare a la policía!-grite tan alto para que mi querida familia me ayudara pero al parecer nadie estaba en la casa.
-¡Daemon!-grito.
-¿Tienes a Daemon?-murmure-¡Que les has hecho!-intente rodearlo pero me tomo del brazo y me acercó hacia el.

Puse mis manos por detrás y saque de un cajón un cuchillo sin que el se diera cuenta. Era un señor, eso creía por su voz.

-Daemon, soy Daemon-me susurro al oído.
-¡Maldito!-lo empuje-¡Casi te mato he!-solté el cuchillo que traía en la mano.
-¿Estas loca?-me encogí de hombros.
-No tienes derecho de hablar-le di un sopapo con el galón de leche y después fui a tirarlo a la basura-Ahora por tu irremediable estupidez tengo que ir al súper.
-Que te valla bien-dio una sonrisa sarcástica.
-La llave-dije y Daemon frunció el ceño-De el auto, prometo dejártelo sano y salvo.
-¡Claro que no!-río-Yo te acompañare.
-Como sea-me encogí de hombros.

-Voy a ir por un poco de macarrones con queso -dije y Daemon soltó una carcajada-¿Me perdí de algo?-fruncí el ceño.
-¿Un poco?-comenzó a reír y se apoyó en el carrito del supermercado-He visto tu alacena,está llena de macarrones con queso-me guiñó un ojo.
-Así que revisando mi alacena-me puse pensativa-mmm...cuando regresemos te llevarás un gran golpe-puse mis dos manos me forma de puños-Quédate aquí, ahorita vuelvo-lo señale mientras desaparecía en el pasillo.
Comencé a buscar macarrones con queso...nada ni una señal de que eran existentes en aquel supermercado. Había mucha comida como: Lentejas, galletas, barritas, coditos,puré de tomate, atún etc. Pero nada de macarrones con queso.
Estaba apunto de rendirme cuando en lo alto del estante había bolsas de macarrones con queso, no se sí era la luz del súper pero para mi fue la gloria haberlos vistos, fue como si la luz estuviera alumbrando las bolsas de macarrones con queso. Ahora la gran pregunta era ¿Cómo los alcanzaría? No era tan alta, pero me subí en el estante y luego subí un pie en el segundo estante pero perdí el equilibrio y caí en los brazos de alguien.
-¿Usted...habla...inglés?-le pregunte.

Era un chico alto y con los ojos jalados así que creí que venía de otro país.

-Hola-sonrió y después me dejo parada en el suelo atónita-¿Querías esto?-tan sólo alzo su brazo hacia los macarrones con queso y me pasó una bolsa.
-Gracias-no tuve el valor de mirarlo a la cara, sabía hablar muy bien el inglés y yo que pensaba que era de otro país.
-No soy de aquí, pero si hablo muy bien tu idioma-río.
-Ya lo note-suspire-Fue un gusto...
-Tai-sonrió con aquellas líneas que se le hacían alrededor de la boca.
-¿Tai?-reí.
-Es mi nombre-se puso las manos en su sacó-¿Tu eres?.
-Carrie, Carrie Steele-le di un ligero golpe en el brazo.
Tai tenía algo que lo distinguía, a la vez se veía gentil, tierno y social. Pero también tenía ese aspecto de chico callado y serio, su sonrisa era lo que me gustaba, esas líneas formadas alrededor de su boca me daba buena espina como si pudiera confiar en el plenamente. Era alto y con ojos jalados, su cabello le hacía verse tierno además de que le quedaba muy bien.
-¿Carrie la chica mala?-dio una carcajada y me quede sorprendida.
Tenía una risa dulce y amigable, tan suave que me gustaba escucharla. No era como la risa de Nathan, su risa te causaba escalofríos y te hacia reír por su forma extraña de reírse, pero no era tan linda.
-¿Cómo...como sabes eso?-me reí.

En cambio mi risa era seca y aburrida, nunca e creído que con mi risa valla a enamorar a alguien.

-Ya me han hablado de ti-se encogió de hombros.
-¿Quien?-me mordí el labio mirando a los lados.
-Un amigo-me miro dudoso-¿Buscas a alguien?.
-Ah, pues es un amigo-me rasque la cabeza nervios y suspire-Lo siento, es mi novio.
-Ooo-alargo la letra-Es un suertudo.
-¿No me tienes miedo?-dije.
-Te ves adorable-me dio un ligero golpe en la cabeza.
Era tan alto que se burlaba de mi por ser más baja que el, si creía que no lo notaria estaba equivocado.
-Hey-lo sujete por las muñecas-¿Crees que no te puedo hacer nada por haberme salvado?-me reí-Ten más cuidado con migo, no soy adorable.
-Pensaba...pensaba que la famosa Carrie Steele era un poco más rebelde-me miro de abajo hacia arriba.
-¡Es sólo un maldito mes!-grite y solté sus muñecas con brusquedad.
-¿Carrie?-oí una voz y me gire.

Daemon me miro desde el pasillo y me sonrió, llevaba en el carrito mucha comida que ni loca yo le compraría. Me miro sonriendo y después miro al chico que estaba enfrente de mi y al el no le sonrió ni un poquito, dejo el carro hacia un lado y se fue caminando hasta nosotros con los puños cerrados.

-El famoso novio-dijo Tai.
-¿Quien eres?-dijo Daemon.
-Amigo de Carrie ¿Algún problema?-dijo Tai y después me miro.
-Daemon, te veo en la caja-cerré los ojos-Vete.
-No-no dejaba de mirar a Tai.
-¡Daemon!-levanté los brazos frustrada.
-¡No!-alzó las manos enojado-Nos vamos-me tomo de la muñeca.
-¡Adiós idiota!-le dije a Tai mientras Daemon me llevaba a la caja.
-¡Fue un gusto!-se despidió con un saludo de mano.

Daemon pagó todo, literalmente pagó todo lo que llevaba en el carrito, durante la caja no dejaba de soltarme y luego agarrarme la muñeca, debía seguir órdenes si quería que se fuera y me dejara mi lugar en paz, pero al parecer era más difícil que nada.

-¡Ya suelta me!-me solté con brusquedad de su mano y aventé las cosas a la cajuela del auto de Daemon, quiero decir del auto de su padre-¿Qué te pasa?-me subí en el auto y cerré la puerta fuertemente.

Conociendo a chica mala ;)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora