Capitulo 27: Lagrimas sin querer.

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-¿Qué me pasa?-dijo Daemon luego de entrar en el auto.
-Estas extraño-lo mire de arriba hacia abajo, yo me miraba las muñecas que las tenía rojas por el fuerte apretón de Daemon.
-Esto no es normal-le enseñe las muñecas.
-Lo siento-no las miro.

Tarde mas o menos tres minutos callada y después explote.

-¡Estoy harta!-abrí la puerta del auto mientras manejaba Daemon.
-¡Loca!-grito mientras se estacionaba en media banqueta-¿Qué te sucede?.
-¿Qué te sucede a ti?-le grite-No quiero estar con alguien que me trate así.
-¿Qué quieres decir?-me miro furioso.
-¡Terminamos!-le grite y cerré la puerta de un duro golpe-¡Diviértete con Sam!.
-¿Estas terminando conmigo?-dio una carcajada-¡Tu no puedes hacer eso!.
-Ya lo hice-me encogí de hombros.
-¡Haz lo que quieras!-recostó su cabeza en el volante.
Estaba apunto de darme la vuelta pero me detuve debido a su voz llamándome.
-No Carrie, no te vallas-levanto su cabeza y me miro-No se que haré sin ti.

Este chico tenía un extraño síndrome de bipolaridad.

-Claro, ya se que si no sales conmigo no te consentirán tus padres-patee la llanta del carro.
No contesto, salió del auto con la cabeza gacha y se acercó hacia mi, me hice hacia atrás y pegue con una pared, el sólo puso una mano el lado de mi hombro y se acercó hasta mi oído.

-Daemon-me susurro al oído y sentí un escalofrío.
-Carrie-le susurre a su oído y mire como cerraba los ojos.

Era extraño el estar diciendo nuestros nombres, siempre creí que fuera al revés que el dijera mi nombre y yo el suyo pero aquí cambian las cosas, el escuchar su nombre me da un escalofrío y yo creo que a el le pasa lo mismo.

-Carrie Steele-me tomo las manos-Estas cometiendo el error más grande de tu vida al rechazar a un chico como yo.
-No me arrepiento de nada-le di un empujón en su brazo.
-¿Estas segura de tu decisión?-me toco la mejilla-Sabes que me quedare.
-Segurísima-asentí-No importa, se controlarlo.
Entonces el trago saliva, me miro por última vez y después se fue caminando con los hombros caídos y las manos en sus bolsillos delanteros.
-¡Daemon!-grite.
El se giró con el brillo en sus ojos, se mordió el labio y miro hacia el suelo contento.
-¿Y el auto de tu padre?-señale el auto.

El brillo en los ojos desapareció después volvió esa mirada perdida, confundida, algo distraída y nostálgica.

-Tómalo-se sacó la llave de sus jeans y me la lanzo, la atrape con suerte-Lo necesitas más que yo.
-Gracias por todo-dije, entonces el sólo asintió y se fue.

¿Lo detengo? ¿Qué hago? ¿Acaso ya nunca me iba a dejar de molestar? ¿Había roto mi trato?. ¡Era una tonta! Lo había terminado por una estupidez y ahora el jamás se iría, me arruinaría la vida como la primera vez que el llego. Pero la verdad era que estaba terminado con una tonta relación que no existía.
Me subí al auto, no se porque pero las lágrimas comenzaron a correr mojando mis mejillas y cayendo en el volante.

Cuando llegue a casa me sentí como una traidora, era una persona tan cruel ¿cómo no le había dado el auto a Daemon? Algo me hizo sonreír ampliamente y no dudé en pensar sobre el "Karma", ahora el no tenía auto y su padre lo iba a asesinar. Este sentimiento de egoísmo que tenía apestaba, pero el tenía a alguien, el tenía a Sam y nada ni nadie podía hacer que el la olvidara.

Estaba en mi habitación, entonces me puse a revisar mi celular y tenía bastantes mensajes de Ron ¿Acaso me había olvidado del problema? Daemon hacia que pronto olvidara todo lo que me causaba dolor. Los leí de uno por uno.
«Déjame explicártelo» «Carrie, eres mi mejor amiga» «Perdóname» «Carrie, te quiero»...
Había muchas disculpas que me canso leerlas y aventé el celular hacia la cama con tanta furia que en este momento podía romper cualquier cosa que se me pusiera enfrente. Ese pensamiento siempre me inundaba la cabeza.
¿Mamá cómo pudiste? ¿Ron cómo pudiste? ¿Cómo pudieron hacerlo?. Claro con labio y labio pero eso no es lo que quiero decir. Llore por largo tiempo con la cara en la almohada, odiaba esto, odiaba estar llorando cada maldita vez que se me presentaba un problema. No tenía otra forma de solucionarlo más que con mis lloriqueos.

Era lunes por la mañana y me prepare para ir a la escuela, mayas negras, un blusón negro, unas botas negras y mi típico gorro negro. Parecía que iba a ir a un funeral, pero al único funeral que iría sería la escuela, esa es mi frase celebra. Al parecer mi madre y mi hermana no habían vuelto a casa porque no escuche a mi hermana quejándose de que no tenía ropa y tampoco escuche a mi mamá gritando maldiciones por haber quemado el desayuno.

-Carrie-dijo Nathan mientras apoyaba su codo en un casillero al lado del mío.
-No quiero saber nada acerca de Ron-le dije y cerré mi casillero.
Sin darme cuenta me encontré con unos ojos tan potentes como la primera vez que los vi, Daemon. El me estaba mirando como si lo que habíamos pasado no hubiera sido nada, pero descubrí que al poco tiempo de estarme mirando algo cambio en su mirada y no sabía que.Nuestras miradas eran inseparables, maldita sea me siento tan cursi.
El llego con una chica que estaba de espalda, después envolvió un brazo detrás de sus hombros y la beso en la mejilla mientras le decía cosas a su oído que hacían que ella diera pequeños saltos.

-Imbecil-dijo Nathan y se fue hasta donde estaba Daemon.
-¡Nathan!-fui tras el.
-¿Qué te sucede?-Nathan empujo a Daemon-¡Creí que Carrie era tu novia!.
-¡Vete de aquí!-lo empujo Daemon-¿Porqué no le dices a ella lo que paso?.
-¡Nathan!-dije y lo jale del brazo-No hace falta.
-¡Claro que si!-me miro una vez más y después golpeó a Daemon.
De igual manera Daemon le devolvió el golpe tan fuerte que hizo que Nathan perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Puse una mano en mi boca espantada por la situación, pero no hice nada lo único que hice fue observar como Daemon lo golpeaba en las costillas y como Nathan se retorcía en el suelo.
-¡Suéltalo!-me subí a la espalda de Daemon.

Por fin era la hora de que Carrie Steele entrara en salvación del pobre y tonto Nathan.

-¡Carrie!-grito Daemon mientras se caía al suelo de pura cara.
-¡No te atrevas a tocarlo!-grito una chica.
Me gire hacia la voz gritona y vi aquellos ojos que reconocía. Era Fanny, la hermana de Daemon.
-¿Fanny?-fruncí el ceño y me baje de la espalda de Daemon.
-Carrie-murmuro y ayudo a levantar a su hermano.
-¿Qué haces aquí?-trague saliva.
-¿Te importa?-me sacó la lengua y se fue caminando sin Daemon.
Fanny era la chica a la que Daemon le susurraba cosas en el oído y la abrazaba. Yo había pensado que era su nueva novia, pero al parecer no.
Daemon hizo crujir su cuello y se fue en la misma dirección que su hermana. Sin siquiera mirarme.

De un momento a otro una silueta alta apareció entre los alumnos que se detuvieron a ver la pelea y entonces ayudo a levantar a Nathan. Era Tai.
-¿Estas bien?-dijo Tai.
-Claro-se limpió la sangre que le salía del labio-No tengo nada.
-Claro-río y después me miro-Carrie.
Me acerque y le di un golpe en el brazo, el mismo que le había dado la vez que lo conocí.
-Tai-murmure.
-¿Se conocen?-dijo Nathan.
-Le salve la vida-me señalo Tai.
-Cállate-mire divertida a otro lado-¿Querrás decir que el es el amigo del cual hablabas?.
-Así es-asintió Tai.
-¿Recuerdas el campamento al que fui la semana pasada?-dijo Nathan.
-¿Dónde te echaste a dos?-di una carcajada.
-Callate, bueno pues ahí lo conocí-asintió hacia Tai-La última vez iba a comprar una bebida en la máquina y por casualidad me lo encontré.
-Genial-reí.
-¿Y ron?-pregunto Tai.

Esa pregunta me hizo sentir muy incómoda.

-Me tengo que ir-me limpie una lágrima que se me escapo sin querer y me fui corriendo.

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Conociendo a chica mala ;)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora