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Todo el mundo ha visto a México reír, gritar. Muy pocos han sobrevivido después de verle realmente enojada. Pero nadie, ni siquiera España, le había visto llorar.

Ocurrió un día que Rusia y ella salieron de paseo. Hacia algo de calor y la idea de un helado les parecía de maravilla. Iban caminando por la calle cuando escucharon el rechinido de una llanta, posteriormente un golpe y luego una aceleración. Ambos corrieron para ver si alguien necesitaba ayuda. Vieron un auto alejándose a gran velocidad. En dirección contraria un perro recostado en el asfalto.

-Ya va muy lejos, no veo la matricula. – Rusia trata de poner su mano para tratar de tapar el sol y darle visibilidad, pero es inútil.

-Ay, pobrecito. No tiene collar. Ven pequeño, te pondrás bien- México se quita su chaqueta y envuelve al animal. Lo carga para llevarle hasta un veterinario. Aun cuando el eslavo se ofreció a llevarlo ella se niega.

En la clínica ambos esperan en una pequeña sala. Una persona con bata va hacia ellos.

-Lo siento, el golpe fue muy fuerte, no se recuperara.

-o sea que hay que...

El hombre asiente.

-¿Es suyo?

-No, acaban de atropellar.

-Puedo estar junto a él cuándo...

-Sí, adelante.

Ella entra. Ve al perro acostado en una pequeña plancha. Se acerca.

-Hola, no sé si antes tenías un nombre, pero enserio lamento que nos hallamos conocido de este modo. Quiero que sepas que fuiste un excelente perro, pequeño. Te quiero- México le acaricia la cabeza, el perro trata de mover su cola.

-¿Lista?

Ella asiente. Él le inyecta. Levemente la respiración del animal se hace más lenta, hasta que deja de respirar. México le cierra los ojos.

-Lo siento.

Ella solo le sonríe levemente.

Despues, con el apoyo del veterinario, lo cremaron y depositaron en una pequeña fosa.

Ambos estaban en la sala viendo televisión. Rusia ve a México.

-Mex, ¿Estas bien?

-Si, estoy bien.

Hubo un silencio.

-Rusia, puedo pedirte algo.

-Lo que sea.

-¿Me prestas tu abrigo?

Él no comprendía, pero se quitó rápidamente su abrigo y se lo coloco, ella se puso la capucha haciendo que su cara se cubriera casi por completo.

-¿Cuántas veces?

-¿?

-¿Cuántas veces pasamos por esa calle sin notarlo? ¿Siempre estuvo ahí?

- любовь/ amor, no fue tu culpa.

-lo sé pero si lo hubiera visto antes él no estaría.

Y en ese momento el eslavo vio como el abrigo empezó a temblar. Y unas gotas se alcanzaron a ver mientras caían al suelo. Rusia solo le abrazo.

-No fue tu culpa. Pero estoy seguro que él se fue feliz. Todo porque tú estuviste a su lado.

México se aferró a la espalda del eslavo. No pudo suprimir los sollozos que salían de su boca.

Rusia se convirtió en el primero que le vio llorar.

México si había llorado antes, pero nunca en compañía de otro ser. Siempre se retiraba para que nadie le viera.

Todo ese día Rusia consintió a México.

Rusia se sorprendió pues ella nunca le pide algo directamente.

Rusia se sorprendió pues ella nunca le pide algo directamente

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Ruso y latinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora