Orgullo

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El cielo nublado era una representación exacta del estado de ánimo de la latina. Tras la llamada de atención de ONU, la última conversación con Rusia y un persistente dolor de cabeza ella sentía que le llovía sobre mojado. Bosteza. Los tres meses en sus tierras aun no eran suficientes para recuperarse por completo.

Mierda.

Si Rusia era la mitad de cabeza dura de lo que era su padre ella tenia mucho por hacer. Aunque recordando a URSS ella le consideraba que era demasiado complaciente, siempre le trataba de ayudar o cumplir algún capricho; como si quisiera compensar por algo hecho.

Pensando en mil cosas recordó lo dicho por ONU.

-¡USA! Señor, de la vuelta aquí- indico al chofer, el cual asintió con la mirada dando una vuelta bastante cerrada.

Estaba en la puerta de la casa del americano. Toco el timbre varias veces y nada.

¿Es que nadie abre las puertas?

Saca del escondite la llave de repuesto, abre. Al estar completamente dentro la puerta se cierra a sus espaldas, sintiendo algo en su nuca.

- Turn slowly/ Voltea despacio.

Gira en sus talones, mira a los ojos al de franjas y estrellas, con una sonrisa en los labios.

-Hi, gordis.

-Oh shit, Mex. Casi te disparo.- USA guarda su arma.

-Si claro. Oye necesito un paro. Llévame contigo a la junta de las potencias.

-¿Cómo sabes de esa junta?

-ONU me lo dijo.

-De hecho ya me voy, solo espero a Canadá.

La puerta se abre, ambos voltean a ver al ser que ingresa.

-¡Canadá!

-¡Mexique!

-Cany, ¿Tu si me llevas contigo a la junta?- México pone ojos de perrito.

-Sure/ Claro.

-¡Canada!- exclama un USA exasperado.

-What?/ ¿Qué?

- Wait, wait, tú, ¿para qué quieres ir a la junta?- señala a México.

-Necesito platicar con Rusia.

-¿Desde cuándo andas por el mundo repartiendo explicaciones?

-Solo no quiero que tenga una idea equivocada de mí y de ti.

-Umm.-USA voltea sus ojos.

-pleaseeeee.

-ok,ok. Les't go.

-Wii, Canadá, mientras dime cómo vas en el juego.

Mientras México habla con Canadá USA le observa de reojo. Ve las ojeras debajo de sus ojos. Sabe que ella aún no está recuperada del todo. Pero también de lo terca que puede llegar a ser, suspira.

La latina se encontraba afuera del lugar de alojamiento del ruso. No podía solo tocar el timbre y decir "soy la novia de Rusia y quiero hablar con él". Tras algunas horas de ver la puerta esta se abre. Rusia sale. Se ve algo decaído.

-¡Rusia!

- Мексика? ¿Qué haces aquí?- el ruso le mira sorprendido. Estaban en tierras europeas.

-Pues que más, vine a verte.

México siente como unas presencias se acercan, pero deja de sentirlas al ver un rápido movimiento de cabeza por parte del eslavo.

Seguro era GRU.

-Ahora no es un buen momento, voy a una junta.

-Sí, la junta de potencias, lo sé. Solo serán 5 minutos.

-¿Cómo sabes de la junta?

-Me lo dijo un pajarito.

-¿Acaso ese parajito fue USA?- Rusia se cruza de brazos.

-¿Qué? No, mira es de hecho de él de quien quiero hablar.

-No quiero escuchar- Rusia empieza a caminar.

-Espera, solo escúchame.

-¿Qué me vas a decir? ¿Qué estuviste toda la noche cuidándolo?

-Pues de hecho así fue.

-No soy idiota Mek.

-¿A qué te refieres?

-Mira, dejemos las cosas así.

-No, no. Explícate.

-[suspira] ¿Qué esperas que uno piense cuando un hombre y una mujer pasan la noche solos? ¿Y esperas que crea que solo lo ves como a un hermano?

Eso es todo. Se escucha un golpe, seguido de un Rusia en el suelo tocándose la mandíbula.

-¡No te permito que me hables de ese modo! Y sabes que, ultimadamente piensa lo que quieras.

Rápidamente un agente va hacia el eslavo para levantarlo. Este lo rechaza. Ve como México se aleja corriendo.

-Señor, ¿quiere que la detenga?

-No, déjala.

Ruso y latinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora