México se encontraba en el suelo de la sala jugando con las almohadillas de las patas del Beny. Rusia se encuentra viendo algo en su teléfono.
-Ay mi lindo Beny, que suaves patitas tienes, tan esponjocitas patitas.
Rusia observa de reojo. Vuelve a mirar la pantalla.
-Chi, que lindas patitas tiene mi Beny.
Rusia se gira, quedando de espaldas a México.
"¿No estará celosos del gato, verdad?"
-Tan bonitas y suavecitas patitas.
Rusia se ve las palmas de las manos. Están resecas y ásperas, en su mayoría por el frio clima en el que vive.
"Si, esta celoso del gato"
-Bueno Beny, se acabó el apapacho.- Se levanta del suelo. Va a su habitación.
Rusia trata de seguirle con la mirada sin voltearse.
-¿Buscas algo?- México le mira desde el respaldo. Rusia se sonroja tras ser sorprendido.
-Na...nada.
-Ahí te voy- se sube al respaldo y se deja caer para quedar de frente al ruso.
-¿No está muy estrecho?
-Nop, está perfecto.
Con una sonrisa en el rostro Rusia le acaricia la mejilla con la antepalma de la mano. México la toma deteniendo el movimiento, la voltea para que su palma toque la mejilla.
-son ásperas, te lastimaran.
-Nah, para mí son perfectas. Pero las patitas de los gatos son esponjosas, es adictivo el masajearlas.
Rusia le mira enternecido. Le da un beso en la frente. Se pregunta cómo alguien tan linda puede estar con alguien tan tosco como él.
Al día siguiente Rusia está tocando las patitas del Beny.
-Wow. En verdad son suaves.
-Te lo dije.- Grita México desde la cocina.
