Balcón

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Rusia y México daban un recorrido por el castillo de Chapultepec. Pasaban por pasillos que estaban cerrados al público. Se detuvieron en un balcón, daba una vista al bosque preciosa.

-Señorita México- se oye a las espaldas, una empleada de traje se dirige a la latina.

-Ahora vengo galletita.

Ella se aleja junto a la empleada. Rusia vuelve su vista a los árboles. Siente la brisa. Adjunto hay otro balcón vacío. Recuerda la última vez que estuvo en ese balcón.

Se celebraba un evento importante. La fiesta de compromiso entre Canadá y México. Todo era elegante. Naciones, organizaciones y gente importante llenaban el salón del Castillo de Chapultepec. Ella con un vestido satín azul marino estaba hermosa. Unos periodistas se acercaron, querían fotos con la feliz pareja, solo que este no estaba por ningún lado. Se disculpó para ir a buscarlo.

Vio como una de las habitaciones estaba entreabierta. Se acerca.

-Cana, nos preguntan si...

La escena enfrente le hace callar. Canadá besa apasionadamente a quien ella reconoce como una modelo. México resopla. Se aclara la garganta para robar la atención de los amantes. La chica se sorprende. Le mira apenada.

-Largo

Hace un movimiento con el rostro para pedirle a la mujer que se vaya. Esta solo susurra un "lo siento". Vaya, al menos se disculpa." Mira al americano cara de hoja, este solo le sonríe divertido.

-Tenme tantito respeto cabron.- México camina recargándose en el balcón.

-Vamos petite, solo me divertía un rato.- Se acomoda a su lado el canadiense.

-Ándale, ¿Qué tal si en vez de mi era algún periodista quien te mira?

-Estaba aburrido.

-Sabemos que esto es un juego, pero compórtate hasta que termine la fiesta.

Si, aquello era solo un circo para lograr firmar un acuerdo. Digamos que entre ambos había cariño pero no amor.

-Al menos hay que divertirnos un poco- trata de acercar sus labios a los de ella.

-No me pegues tus labios llenos de labial carmín barato.

-Es modelo, no creo que use maquillaje barato. Ya tranquila, una vez que esté firmado el documento diremos que tuvimos diferencias irreconciliables y todo en paz.- él le acaricia el cabello, ella le da un manotazo.

-Los periodistas quieren fotos.

-Me adelanto, te espero, chère.- ella le lanza una sonrisa forzada. Canadá se aleja. Se queda sola.

Siente la brisa del balcón. En esa oscuridad escucha unos sollozos. Se asoma un poco. En el balcón de al lado hay alguien encorvado en la barandilla. Con su destreza salta hacia este. Se acerca despacio.

-¿Se encuentra bien?

Voltean. Es Rusia, quien fue invitado por Canadá. Tiene una cara sorprendida, pero sobre todo gruesas lágrimas en sus mejillas. Al verse de frente él intenta secarse las lágrimas.

-да, estoy bien.

-Rusia, ¿Por qué lloras?

-Por nada.

-Nadie llora por nada.

Rusia intenta no tener contacto visual. Ella le imita, pero le mira de reojo.

"Tal vez esta triste por Canadá"

-Vamos anímate.

-No deberías estar con tu prometido.

-Ah, sí. Solo vine por un poco de aire.

Ambos se quedan en silencio.

-Si no dejas de llorar tendré que darte un beso.

México le regala la sonrisa más sincera que tiene.

-Tal vez si necesite uno. Es broma...

Sus ojos sorprendidos se posan en el rostro de ojos cerrados que posaban sus labios en los del eslavo. También cerró sus ojos. Solo se escucha el pasar del viento.

-Me alegra, ya dejaste de llorar. Puede que ahora haya lágrimas, pero te aseguro que mañana tendrás una gran sonrisa en tu rostro.

-Señorita México, le buscan.

-Ya voy. Vamos Rusy, hay mucho alcohol adentro, vamos por un trago.

Le mira alejarse. Quiere tomarle del brazo, decirle que se vayan de ese lugar, abrazarla completamente. Pero detiene sus manos. Cierra los ojos fuertemente.

-¿Qué pasa galletita?

Siente unos brazos que rodean su cuello. Ahora ella está aquí, a su lado.

-Nada.

-Claro, oh vamos a ver a los ajolotes.

-Vamos любовь/ amor.

Ella avanza delante, pero sosteniendo fuertemente su mano.

Ruso y latinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora