•CAPITULO 59•

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—Ya debo irme, Kanae-san.

—Mmh.

Un ligero murmullo en protesta salió de la chica quien tenía su frente reposada en los pectorales del héroe mientras se abrazaban.

Debido a las responsabilidades del cenizo no podía quedarse por más tiempo, por lo que tras despedirse del resto fue acompañado por la chica hacia la azotea del hotel.

Unas bancas y bellos adornos de flores se esparcían en el lugar para brindar comodidad a quienes lo utilizasen, aunque debido al frío clima nadie parecía querer acercarse al elevado lugar.

A excepción del chico de grandes alas carmesís que cubría su propio cuerpo y a la vez el de la chica entre sus brazos quien se rehusaba aún a soltarlo, algo de lo que no quería quejarse.

Una suave sonrisa se mantenía plasmada en su rostro mientras la grisácea disfrutaba del calor de su cuerpo durante su corta platica, no parecían querer separarse.

Y es que aquella simple e inocente acción de Kanae aferrándose a él lo tenía en las nubes.

—Vamos, es tarde, aunque odio admitirlo tengo trabajo que hacer. —Murmuró por lo bajo contra los cabellos grises.

—Quería que te quedaras por más tiempo. —Elevó su rostro posando esta vez su mentón en el pecho del más alto.

—¡Ah! Tan tentador. —Soltó de forma algo dramática provocando una risita por parte de la chica.

El héroe se inclinó un poco para acercar su rostro y sin aviso posar sus labios en los contrarios compartiendo un lento y cariñoso beso con la cazadora quien lo correspondió con gusto.

Sus suaves manos acariciaron los cabellos cenizos mientras sus labios se movían al ritmo que Keigo imponía, suave y acogedor, recibiendo caricias en su espalda por su indeseada despedida.

Una tenue sonrisa se formó en el rostro de la grisácea cuando sus frentes se juntaron.

—Vendré a visitarte cuando me encargue de todo, aunque trataré de tomarme mi tiempo, creo que mereces pasar algo de tiempo a solas con tus nuevas visitas. —Expresó con tranquilidad mirando a los celestes ojos atentos en él.

—...tienes razón, debería volver pronto, deben estar esperando.

—Así es, está bastante frío afuera así que sólo vuelve a dentro.

—Volveré cuando te despidas, héroe.

El cenizo sonrió.

—Creí que mi beso había sido una digna despedida, supongo que me equivoque.

—Me siento algo exigente el día de hoy.

—Bueno, quien soy yo para negar tus deseos.

Keigo sonrió nuevamente al tomar el rostro ajeno y volver a juntar sus labios en un tierno beso que se cortaba a ratos por la risa de alguno de los dos.

Tras un corto tiempo en aquel risueño y encantador momento compartido en privado el héroe dejó un beso en la frente de la cazadora para así volver a hablar.

—Cuídate mucho, si algo ocurre tienes que informarme de inmediato, estaré atento a lo que necesiten.

—Mm. —Kanae asintió sonriendo agradecida— No te preocupes, estaremos bien.

—De acuerdo, dejo a mis preciados cazadores en manos de los altos mandos.

El chico dio unos cuantos pasos para tomar algo de distancia.

Cazadora • BNHA x OC•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora