•CAPITULO 28•

499 74 24
                                    


Los sombríos ojos azules se detuvieron por un momento en la pantalla del móvil frente a él la cual brillaba con las notificaciones que seguían apareciendo interrumpiendo su trabajo.

El chico de negros cabellos que caían con gracia por su frente rozando sus ojos toco suavemente el puente de su nariz acariciando los piercings al lado derecho de esta con la punta de su meñique antes de dejar que un corto suspiro se escapara de sus labios.

—Ah, que fastidio...

Gruñó con frustración, pues su ahora ex-novia no había dejado de enviarle mensajes o hacerle llamadas que resonaban incluso en la madrugada despertándolo de su sueño con molestia, el chico realmente disfrutaba dormir y no era un gran fan de ser despertado si no era por una buena razón.

Sin embargo, a pesar de sus muchos intentos por acabar con la insistencia de la chica nada había funcionado, no importaba las palabras que usara para explicar que no regresaría con ella, parecía imposible de entender para su egocéntrico ser.

Dabi no era ingenuo, sabía exactamente lo que podía provocar en las mujeres que se interesaban en él, era algo de lo que tenía conocimiento hacía muchos años atrás y de lo cual disfrutaba aprovechar.

Pero su efectivo encanto y juego de seducción siempre había ido a su favor, hasta ahora, pues el chico no podía recordar alguna vez en que alguna mujer lo haya inculpado y maldecido tanto cómo Naoka lo hacía cada tanto en sus interminables mensajes de los cuales en cortos minutos se corregía y disculpaba aclarando que eran palabras incorrectas a base de su ira momentánea.

Algo que, por supuesto no podía importarle menos, los insultos no le hacían efecto, lo único que parecía hacerle efecto era la disminución de su paciencia con tanto intento por contactarlo.

Vaya que había hecho un buen trabajo conquistando a Naoka, pero aquello estaba pasándole la cuenta y el chico al fin comenzaba a cuestionarse, quizá sí debía conocer mejor a las mujeres antes de salir con ellas.

Dabi volvió a poner el móvil sobre la mesa, pero esta vez con la pantalla hacia la superficie de madera cuando sus oídos parecieron captar la voz de su compañera.

Algo extrañado y confundido pausó la música que venía desde la computadora frente a él y frunció ligeramente su ceño tratando de captar algún otro sonido fallando en el intento.

Sin obtener tranquilidad por el inusual sonido se levantó de su asiento dirigiéndose a la entrada de su apartamento y sin ninguna intención de cambiar sus pantuflas negras por otro calzado salió dando los pasos necesarios para llegar a la entrada siguiente.

Una vez frente a la puerta dio un par de golpes que tras un corto tiempo no tuvieron respuesta haciéndolo formar una expresión de confusión, pues tenía entendido que la chica estaría en casa.

Pensando que tal vez estaría dormida volvió a golpear esta vez un poco más fuerte, pues ya había sido advertido sobre entrar al lugar sin al menos intentar darle aviso a la chica tocando.

Cuando no recibió respuesta poso su frente sobre la puerta dejando escapar un quejido molesto por ello, pero nuevamente sus oídos parecieron volver a captar un quejido de la chica y sin pensarlo dos veces dio un paso hacia atrás antes de estampar una fuerte patada en la puerta abriéndola bruscamente.

Algo no se sentía bien.

Y sus parpados se abrieron más de la cuenta al notar a la chica de cabellos grises contra el suelo haciéndolo correr por instinto hacia ella para atraparla entre sus brazos.

—¡Kanae!

Su cuerpo temblaba y podía escuchar el acelerado palpitar de su corazón con solo acercar un poco su oído hacia su pecho, rápidamente la levantó del suelo para depositarla con cuidado en el sofá acunando su rostro entre sus manos para hacer que los celestes ojos se centraran en él.

Cazadora • BNHA x OC•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora