Encantadora, era tal vez la mejor manera de describir a Hirano Kanae. La intrépida chica que derribo más de un muro para posicionarse entre los mejores, superó sus melancolías y se armó de valor para volver a las tierras que la vieron nacer.
Nuevos...
Los brazos cubiertos por un suéter de lana burdeo estaban estirados sobre la mesa mientras sus dedos se movían al ritmo de la música que sonaba en aquel café, El mentón de la chica se despegó de la mesa cuando vio a su acompañante acercarse con sus pedidos
—Todo se ve delicioso. —Comentó la grisácea mientras se sentaba de manera correcta para que los platos fueran acomodados frente a ella, Los cafés y pasteles que habían ordenado tenían un muy buen aspecto por lo que una vez el contrario comenzó a beber su café ella comenzó a comer de uno de los pasteles el cual era de fresa.
—Keigo tenía razón, Sabe bastante bien —Comentó Dabi doblando las mangas de su sudadera negra.
—Es la mejor forma de relajarnos. —Agregó suavemente la chica, Después de tres días de reuniones a lo largo de la prefectura para llegar a cada héroe del lugar al fin habían terminado de entregar los localizadores en la madrugada, Por lo que luego de dormir un pocos decidieron ir por algo dulce que les devolviera las ganas de vivir, Ambos amantes del café estaban disfrutando por completo la recomendación de Hawks sobre aquel lugar
Cuando ambos terminaron de comer decidieron caminar un poco por los alrededores, Después de todo no habían paseado por la ciudad, Solo la recorrieron por los tejados cuando estaban cumpliendo con sus responsabilidades, Ahora que estaban libres al fin, Era momento de perder el tiempo.
Caminaron por un par de minutos observando las tiendas y parques mientras iban sin rumbo, Los coloridos carteles adornaban los caminos repletos de tiendas y las encantadoras construcciones en un estilo tradicional fascinaba a la Cazadora, Qué tomaba algunas fotos cada tanto para enviárselas a su padre.
Kanae tomó la mano del ojiazul y lo guio hasta que el río se hizo presente ante sus ojos, Se acercaron a unas bancas cerca de la orilla que eran cubiertas por las ramas de los árboles de cerezos que adornaban de maravilla el lugar con sus tonos rosas y se sentaron apreciando en silencio la vista que les entregaba aquel lugar.
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—¿Alguna vez pensaste que volverías aquí? —Preguntó la chica sin despegar la vista de en frente.
—No, Jamás estuvo en mis planes volver a Japón y menos justo aquí.
—El destino es realmente retorcido...Pero me alegra haber vuelto juntos.
—Lo es, Pero tranquila, No me desmoronaría solo por pisar este lugar. —Comentó Dabi al notar la preocupación en la voz de la chica a su lado.
—No te mentiré, Lo pensé por unos momentos cuando veníamos en el jet —Admitió la grisácea con una suave carcajada.
—No siento ningún lazo con este lugar, Es por eso que no me afecta.
—¿De verdad? —Preguntó la chica mirando esta vez al contrario quien de igual manera poso sus azules ojos sobre los suyos para asentir de manera tranquila.
