•CAPITULO 33•

489 59 25
                                    


El chico de desordenados cabellos purpuras se mantenía sentado junto a sus compañeros en la sala de aquel edificio donde residían con sus codos posados en sus piernas y su frente apoyada en sus nudillos perdido en sus pensamientos al igual que el resto de sus compañeros pues todos los jóvenes, cómo nunca estaban en completo silencio, preocupados, inquietos e incluso algunos claramente asustados por los acontecimientos que podrían estar ocurriendo a kilómetros del lugar de los cuales no podían siquiera enterarse.

Hitoshi estaba nervioso por el pasar del tiempo y se sentía furioso de no poder hacer nada más que esperar, confiaba en su hermana, creía en sus habilidades más que en cualquiera, pero no podía eliminar el sentimiento de desazón al no tener las capacidades para protegerla cómo ella lo hacía y estar obligado a nada más que observar a un lado.

—¡Ah! ¡Shinso! ¡Está de vuelta!

La fuerte voz de su compañera de cabellos rosas lo sacó de golpe de sus pensamientos levantándolo casi de un salto para acercarse a la entrada de forma instantánea y abrir la puerta en un sólo movimiento encontrando a la sonriente chica de cabellos grises acercándose al edificio a paso lento mientras se sujetaba del brazo de su compañero de cabellos claros.

El menor sin pensarlo de más corrió fuera del lugar recibiendo el toque de la lluvia que aún se hacía paso sobre ellos para ir directo hacia la cazadora abrazándola con fuerza una vez logro alcanzarla para lograr encontrar la tranquilidad que había perdido al esperarla.

Pero para su mala suerte su reencuentro especial y privado con su hermana fue interrumpido cuando Mina, Jiro y Kirishima se lanzaron sobre ellos también gritando el nombre de la tan esperada chica haciéndolos caer todos directo contra el húmedo pasto, cosa que no logro deshacer los abrazos.

La chica de cabellos grises soltó una carcajada acariciando las cabezas de los menores amontonados sobre su cuerpo, estaba feliz por verlos sanos y tan animados y por supuesto le daba mucha ternura tener aquel recibimiento, aunque haya estrellado su trasero contra el suelo mojado.

—Ha... —Suspiró profundamente— había guardado mis ultimas fuerzas para llegar aquí, pero con esto creo que ya no puedo levantarme. —Admitió soltando una corta risa.

Ya estaba agotada, recibir la tranquilidad de saber que todos estaban a salvo con su trabajo terminado la hizo sentir las consecuencias de su esfuerzo en todo su cuerpo y el calambre que comenzaba a sentirse en una de sus piernas solo avisaba lo que ya sabía, necesitaba descansar.

—¡Ah! ¡Lo sentimos! —Se disculparon rápidamente los menores quitándose de encima y ayudando a la chica a levantarse notando la suave mueca que se formó en su rostro al erguirse.

—Estoy bien, solo me excedí un poco. —Informó la grisácea hacia los rostros preocupados.

—¿Quieres algo? Puedes entrar y descansar un poco, Neesan.

—No, está bien, descansaré cuando llegue a casa, Cielo. —Sonrió acomodando los cabellos mojados del menor— Deberían entrar, podría resfriarse si continúan mojándose con este frío.

—¿Segura? ¿Quieres que vaya contigo?

—No, estaré algo ocupada después de esto y no podría pasar mucho contigo. —Añadió antes de estirar sus brazos hacia él— Sólo dame un abrazo y vuelve a dentro, no quiero que vuelvas a resfriarte.

—Tienes que descansar, ¿Okey? —Soltó envolviendo a la más baja en un fuerte abrazo haciéndola sonreír.

—Lo haré, tranquilo, Shin.

Kanae sonrió agitando su mano hacía el edificio para despedirse de todos los menores que la imitaban de forma animada y con un aviso de los chicos a su lado comenzaron su camino hacia la entrada de la prestigiosa academia apreciando cómo el cielo comenzaba a teñirse con la brillante luz del amanecer.

Cazadora • BNHA x OC•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora