Encantadora, era tal vez la mejor manera de describir a Hirano Kanae. La intrépida chica que derribo más de un muro para posicionarse entre los mejores, superó sus melancolías y se armó de valor para volver a las tierras que la vieron nacer.
Nuevos...
El sonido de los murmullos la había despertado haciéndola mirar a su alrededor buscando la fuente de estos sin encontrarla, Kanae se levantó un tanto adormilada acercándose a la sala percatándose del origen de aquel sonido.
Shinso había despertado antes que ella lo cual no le sorprendió pues el día anterior estaba agotada. Lo que sí la sorprendió fue tener a Dabi y Konan en la mesa de su departamento preparando las cosas para desayunar.
—¿Planeaban comer sin mí? —cuestionó acercándose a los demás.
—Hirano-San, Buenos días, Espero no estar incomodando. —Habló rápidamente konan dirigiéndole una reverencia.
—Yo la invité a desayunar cuando vino a despertarte, Nesaan. —comentó Shinso terminando de poner las tazas— Y Dabi entró sin que lo invitara. —Añadió cruzando miradas retadoras con el mencionado.
—No es ninguna molestia, Me alegra que al fin aceptes comer con nosotros, Konan. A veces necesito tener a otra chica cerca. —Soltó con una amable sonrisa mientras tomaba asiento junto a su hermano para comenzar a desayunar.
La mañana había comenzado realmente animada compartiendo con los invitados y Kanae logró hacerse un poco más cercana a Konan lo cual la tenía bastante contenta, Realmente quería hacer una amiga mientras estuviese en Japón.
El auto se dirigía hacia la academia U.A. para dejar a Shinso antes del comienzo de sus clases, aunque nuevamente le costó despedirse del pequeño de cabellos purpura quien entre sonrisas la enviaba a cumplir con sus deberes, aunque el también quisiera quedarse con ella.
—¿Debería solo ofrecerme de maestra para poder verlo más? —cuestionó al aire recibiendo de inmediato la mirada de Dabi.
—¡No! No pasaré el día rodeado de mocosos molestos con más energía de lo necesario. —Gruñó mirándola fijamente, Sabía que sus palabras no eran una broma y debía asegurarse de que esa idea fuera eliminada.
—Hmm..Bien. —Soltó chasqueando la lengua a la vez que cruzaba sus brazos.
La guerra de miradas que se llevaba a cabo en la parte trasera del vehículo quedó totalmente en segundo plano cuando un ligero pitido proveniente de los aparatos similares a un reloj que portaban en sus muñecas comenzó a sonar. Dabi saco su Tablet y tras un par de segundos se lo enseño a la chica
—Konan, Dobla a la izquierda en la siguiente intersección y sigue derecho lo más rápido que puedas. —ordenó la grisácea siendo obedecida de inmediato.
—Es momento de estirar los músculos, Preciosa. —Soltó divertido Dabi mientras le entregaba uno de los maletines que cargaban siempre en el auto desde que llegaron, Ambos los abrieron y cómo si no tuvieran ni una pizca de pudor comenzaron a cambiar sus ropas.
Los trajes eran completamente negros, La parte superior era de mangas largas y la playera de la chica dejaba al descubierto su abdomen, Además tenían protecciones en el pecho y rodillas, Levaban pantalones un poco anchos con una bolsa cuadrada en cada pierna a la altura de los muslos y Botas gruesas, similares a un uniforme militar, Estos habían sido diseñados exclusivamente para resistir sus habilidades sin quemarse o destruirse en el caso de la chica. Eran necesarios para luchar más aún cuando no querían utilizar sus trajes de cazadores para no llamar la atención.
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