• CAPITULO 15•

1K 112 37
                                    


El silencio le dio la bienvenida a su despertar cuando los celestes ojos se abrieron, todos los alumnos se habían ido a sus clases temprano por la mañana y la única que había seguido durmiendo un poco más había sido ella.

Cuando sintió la pereza dejar su cuerpo se levantó estirándose con lentitud, miró su alrededor sonriendo al notar la consola adornando uno de los muebles en la habitación de su hermano.

Después de soltar un largo bostezo tomó sus ropas junto a la toalla y el cesto con útiles de aseo que su hermano le había dejado y se dirigió a tomar un baño para despertar por completo.

Las paredes y el suelo del cuarto de duchas eran de tonos grises, mientras que los anchos cubículos tenían separaciones negras y las puertas eran de un vidrio translucido que permitía privacidad en cada regadera.

Era bastante grande y estaba muy limpio para ser de los adolescentes desordenados que vio el día de ayer.

Entró en uno de los cubículos y colgó la toalla dejando el cesto también, quitó sus prendas y vendas y abrió la llave para dejar correr el agua, una vez esta se calentó entró dejando que recorriera su cuerpo.

El eco que generaba el agua cayendo contra las baldosas del solitario lugar relajaba a la Cazadora, quien se tomaba su tiempo para lavar sus largos cabellos mientras tarareaba una canción que ni siquiera conocía.

—¿Hirano-san?

La chica de cabellos grises dio un respingo por la sorpresa que le provocó la repentina voz resonando en el lugar haciéndola frunciendo el ceño por haberla asustado, disminuyó un poco la presión del agua para minimizar el sonido antes de hablar.

—¿Quién...? —Dijo dudando, pues con el sonido extra no había reconocido la voz.

—Soy Aizawa, ¿Tardaras en terminar tu baño? —Preguntó elevando un poco más su voz para ser escuchado, pues estaba en la puerta de las duchas sin ingresar.

—¿Te unirás si me demoro en salir? —Soltó sonriendo mientras enjuagaba el acondicionador de su cabello.

—No es por eso que estoy aquí.

—Es una lástima, Sensei.

—Hirano-san, responde mi pregunta.

—Ya acabé, Sensei.

La chica tan sólo cubierta por la blanca toalla y con diversas gotas cayendo de las puntas de sus cabellos se asomó por la entrada donde él mayor se encontraba.

Una sonrisa triunfante se formó en el rostro de la grisácea al percatarse de la mirada del mayor recorriendo su cuerpo.

Punto para mí.

—Entonces, ya que no estás aquí para ducharte conmigo, ¿Qué necesitas de mí?

—Esto. —Soltó tomando la muñeca derecha de la chica al elevar su brazo— Bakugo me contó sobre tu herida, quería que te ayudara a limpiarla.

—Katsuki es la cosa más linda que hay. —Claramente conmovida posó su palma sobre su mejilla mientras sonreía— Entonces, ¿Entraras a curarme? —Añadió señalando con un movimiento de cabeza el interior del cuarto de duchas.

—No caeré en tus trampas, Hirano-san. —Aclaro sonriendo mientras soltaba su muñeca antes de girar para alejarse— Te espero en la sala.

La cazadora no pudo evitar reír mientras volvía a entrar, secó su cuerpo para poner su ropa interior y luego su vestido murmurando de mala gana, sólo quería volver para poder cambiar su ropa al fin.

Cazadora • BNHA x OC•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora