• Capítulo 21.

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Su mirada se mantiene perdida en la nada, sabe que está en el salón de clases, pero no puede concentrarse en lo que habla su profesor al pensar en lo que el peligris le había confesado la tarde anterior.

Él podía hacer que Jeon JungKook jamás hubiese existido.

Después de que JungKook le comentara aquello, justo después de decirle que podrían ser libres los dos, TaeHyung sintió una extraña ira en su interior al saber que JungKook tenía la idea de que su presencia le era molesta a él; no dijo nada, y ante su silencio, Jeon JungKook suspiró y se retiró sin haber comido nada. No lo detuvo, tampoco lo molestó por el resto de la tarde y de la noche cuando el chico jamás salió a comer algo. Tal vez debió haber dicho algo más, quizás JungKook interpretó con su silencio que la oferta había sonado tentadora para él.

Sin embargo, otro sentimiento lo había invadido minutos después: la tristeza. Tal parecía que JungKook quería aquello, y TaeHyung no sabía si deseaba desaparecer porque su existencia le era extraña, o porque realmente odiaba la idea de tener que estar unido a él.

—Kim, ¿estás bien?

El murmuro de uno de sus compañeros sentado junto a él lo saca de sus pensamientos, TaeHyung levanta la mirada de su libreta en blanco y observa con desorientación el rostro confundido de aquel chico.

—Sí, estoy bien —responde con simpleza

Vuelve su mirada a la libreta y sigue escuchando aquella labia de su profesor al explicar algo sobre la materia que impartía. Si era importante o no, no le interesaba, pues en su mente solo estaba la idea de querer hablar con Jeon JungKook.

Pero, ¿qué le diría?

Sus ideas estaban revueltas y sus emociones descontroladas. En ese estado, TaeHyung no sabía si lo mejor era hablar con el peligris y aclarar lo que sea que tuvieran que aclarar, o simplemente dejar que las cosas se acomodaran solas.

De pronto, un mensaje de texto llega su teléfono celular; era Jeon JungKook. El mensaje en cuestión era corto, conciso, pidiendo solamente una cosa: que lo viera detrás de la enorme biblioteca del centro de la ciudad después del atardecer. Por supuesto que aquello era confuso, misterioso, pero nuevamente se vio invadido por una sensación de molestia cuando otro mensaje de JungKook llegó; llevaría el libro.

¿De verdad deseaba tanto deshacerse de esa vida?

TaeHyung no mentiría, él tenía verdadera curiosidad de saber cómo JungKook planeaba dejar de existir sin alterar aquel deseo de poner a salvo a Jung Hoseok; de alejarlo de Yoon JungKook. Pero toda esa curiosidad no era más fuerte que las dudas que surgían en su cabeza sobre el por qué le molestaba tanto la idea de no ver más a Jeon JungKook.

—La clase ha terminado, pueden salir

El timbre sonó segundos después, todos en aquel salón se levantaron con prisa y salieron del aula para dirigirse a la cafetería, excepto él. TaeHyung no quería salir, no quería ver a Hoseok, ni a nadie que le recordara su pasado antes de aquel maldito libro mágico.

Tenía que pensar, tenía que llegar a una conclusión sobre lo que realmente haría ante la oferta de Jeon JungKook.

Y tenía que pensar con claridad, sin pensar en Jung Hoseok, en Yoon JungKook, o en cualquier cosa que le hiciera tener más dudas de sus sentimientos.
  


* * *
   

Nunca, en todos esos años que llevaba existiendo, se había sentido tan ansioso y tan confundido como en este momento.

Incluso cuando descubrió que su gusto por los chicos siendo él mismo un chico no era tan común, jamás había estado tan aterrado de lo que podría suceder si hablaba con alguien sobre sentimientos.

Mitos y leyendas.  [ TaeKook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora