• Capítulo 29

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Conforme los días transcurrían, las emociones eran demasiadas. 

Jeon JungKook amaba su nuevo aspecto, amaba demasiado la manera en la que aquel aspecto un tanto aniñado era remplazado por un joven chico demasiado atractivo. Incluso lo había adorado con mayor fuerza al saber que Kim TaeHyung también gustaba de aquella nueva imagen.

—¿En qué piensas lindo?

Un enorme sonrojo se apodera de las blancas mejillas de JungKook cuando siente un corto y fugaz beso cerca de sus labios desde arriba. El chico pelinegro estaba sentado sobre el verde pasto de uno de los jardines del campus; eran las 11 de la mañana, el día era hermoso y las personas que circulaban por ahí eran pocas, por fortuna.

—¡TaeHyung! —JungKook exclama como quejido mientras cubre su rostro por la vergüenza, sintiendo el cuerpo del castaño sentarse a su lado—. ¡No puedes hacer eso!

—Claro que puedo 

Quita las manos de su rostro para fulminar con la mirada al más alto, una sonrisa enorme y arrogante está plasmada sobre el rostro de TaeHyung. JungKook no puede evitar suspirar y suavizar su mirada para sonreír dulcemente, aquel castaño era tan adorable y sus muestras de afecto eran simplemente lo mejor para JungKook.

—No dejaré de demostrarte lo mucho que te adoro Jeon 

—Lo sé, pero... —ríe y desvía su mirada, peinando su cabello negro con nerviosismo—. Pero no me pidas que deje de avergonzarme por eso

—No quiero que dejes de hacerlo —suspira el castaño, tomando su botella de agua para fingir desinterés—.  De hecho Jeon, me encantas demasiado cuando te sonrojas de esa manera

Nuevamente el chico pelinegro cubre su rostro tiernamente, TaeHyung sonríe y sigue bebiendo agua como si aquellas palabras y acciones propias no le causaran un revuelo de emociones en demasía. No iba a mentir, seguía sintiendo que estaba perdido cuando se trataba de mantener una relación con algún chico; TaeHyung todavía no podía asegurar que trataba de la mejor manera al hermoso pelinegro, pero siempre cumplía su promesa de ser él mismo, de ser natural y sincero. 

—¿Estás libre esta noche, Jeon JungKook? —pregunta al dejar su botella en el pasto—. ¿Podrías dejar libre tu horario nocturno?

—¿Tienes algo que hacer fuera? —murmura el pelinegro, bajando sus manos para mirar a TaeHyung con curiosidad—. No, creo que tengo libre el resto del día de hoy

—Entonces nos veremos hasta la noche

JungKook frunce su ceño y mira confundido la manera en la que Kim TaeHyung se levanta de su lugar sin decir ninguna otra palabra.

—Creí que nos veríamos después de clase —se queja JungKook, atento a los movimientos del mayor—. ¿Por qué te veré hasta la noche?

—No preguntes tanto Jeon, solamente sigue el plan 

—¿Qué plan? 

—Espera y lo verás —sonríe, inclinando su cuerpo hacia delante para dejar un beso corto sobre la frente de JungKook—. Suerte en tus clases Jeon

TaeHyung sonríe con simpleza y se da la vuelta para volver al edificio donde se encontraba su salón. JungKook miraba curioso hacia la lejanía, pensando con intriga qué era aquello que planeaba el castaño con tanto misterio. Tal vez aquella sensación pesada e incómoda le hacía pensar en cosas insignificativas, por eso, prefirió sacudir sus pensamientos y guardar todas sus cosas en la mochila para poder regresar a sus clases. 

Se levantó del suelo de aquel jardín y miró la hora en su reloj. Antes de irse, algo a la distancia llamó su atención, una extraño presentimiento le hizo temblar con un escalofrío. Cerró sus ojos y negó con fuerza para ignorar aquellos quejidos provenientes del libro que guardaba en su mochila.

Mitos y leyendas.  [ TaeKook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora