• Capítulo 35.

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Su respiración se había vuelto errática, sus latidos dolían con cada paso que daba al acercarse a su destino. 

Se detuvo justo frente a la entrada de aquel restaurante, sabía que aquel chico, JaeSo, ya lo estaría esperando dentro. Jeon JungKook cierra sus ojos por un momento y suelta aire pesadamente, vuelve a abrirlos e intenta esbozar una sonrisa cuando decide entrar a la recepción. Una mujer lo atiende y le pide seguirla cuando el castaño le proporciona el nombre con que el sabe que se reservó la mesa.

Da las gracias e indica que ha localizado a su acompañante cuando una enorme y brillante sonrisa lo saluda desde el fondo del restaurante. Siente sus manos sudar y camina decidido hasta llegar con aquel chico de cabellos color miel.

—Creí que no llegarías —comenta el chico mientras se levanta para recibirlo—. Estás radiante JungKook

—Gracias, tú también —susurra indiferente cuando llega a la silla frente al otro y ambos se sientan

—Esperaba sorprenderme con tu aspecto, pero admito que ese tono es algo... inesperado

—Me gustan los cambios —suelta JungKook sin tanta complicación, mintiendo—. El negro me aburrió demasiado rápido

—Ay Jeon, si no supiera lo que sucede, creo que pensaría que ustedes dos andan bromeando

JungKook ignora la risa y aquellas palabras de Lee JaeSo mientras observa a una joven mesera llegar para tomar su orden. Ni siquiera piensa bien lo que elige, solamente sabe que es algún marisco que le ha recomendado JaeSo y que él aceptó. 

—Dime algo Jeon —comienza Jaeso cuando la mujer se va—. ¿Desde cuándo estás con TaeHyung?

—¿Qué?

—Sé que tal vez no debería importarme, ¿cierto? —ríe el chico risueño—. Pero intenta pensar que solamente estoy conociéndote como cualquier desconocido

—No eres un desconocido, ese es el problema —espeta JungKook, mirando la pequeña marca de su mano—. ¿Hablas con TaeHyung?

—No, no le hablo, tampoco tengo algo contra él si eso es lo que piensas

JungKook intenta averiguar lo que dice la mirada de JaeSo, parece no mentir respecto a TaeHyung. Ninguno decide decir algo más después de aquellas miradas, la comida no tarda mucho en llegar y ambos se dedican a comer con lentitud, como evitando hablar de aquello por lo que se habían citado ese día.

Los minutos pasan eternos para Jeon JungKook, intenta no mirar la hora en el reloj, pero sabe que ha pasado al menos una hora desde que llegó y, terriblemente, se sentían como semanas.

—¿Qué es lo que te gusta de Kim TaeHyung?

Lee JaeSo pregunta con rapidez cuando, el ahora castaño, termina de beber su vino. JungKook traga lo que ha quedado en su boca del líquido carmesí y mira con duda al de cabellos miel, JaeSo sigue mirando sonriente a JungKook, como si no fuera extraña la situación en la que se encuentran.

—Sus sueños —susurra JungKook al pensar en TaeHyung, luego sonríe—. Su verdadera idea de la vida, su verdadero sentir sobre el amor, sus verdaderas preocupaciones, y ese amor tan poético que posee es el que me gusta, la manera en la que vive su vida, sus gustos; sí, claro que no puedo hacer menos su aspecto, es lindo. Sus expresiones lo hacen ver tan dulce, tan etéreo

—Si él es feliz, ¿tú lo eres? —pregunta en voz baja JaeSo, intentando no sacar de su burbuja de ilusión a JungKook

—Soy feliz si es feliz —asiente sin dudarlo—. Y solamente importa que sea feliz, incluso si no es conmigo, él merece ser feliz

Mitos y leyendas.  [ TaeKook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora