• Capítulo 10.

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El corazón le dolía a Kim TaeHyung cada que su amigo soltaba un quejido en bajito al seguir bebiendo. 

Era de noche, Jung Hoseok había arrastrado a su amigo hacia el centro de la ciudad a través del transporte público; desde el campus de su escuela hasta estar cerca de la biblioteca más grande.

El día transcurrió cuando ambos jóvenes entraron a un pequeño local para distraer el dolor de TaeHyung, y entre algunos pequeños vasitos de soju, la noche cayó sobre ellos dos. Y ninguno quería regresar a su hogar.

—Deberías detenerte —balbucea TaeHyung, un poco ido de sus sentidos—. Ho... le estás reclamando a una maceta

Hoseok mira totalmente adormilado a su amigo, todo es borroso a su alrededor, y solamente puede distinguir la pequeña mesita de madera en la que descansa su bebida junto a la ventana.

—¿Qué debería detener Tae...? —susurra apenas audible—. Estoy hablando con mi corazón

Kim TaeHyung observa la maceta cerca de la ventana, observa la noche sobre la ciudad y sonríe con diversión.

—Ah... sí —asiente el castaño, soltando una risa agraciada—. Ho, tú corazón no se mueve 

El chico pelinegro lleva su mano a su pecho con preocupación al escuchar a su amigo, revisa el pulso de su corazón bajo la mirada divertida de TaeHyung y suspira con alivio cuando se nota vivo.

—Palpita todavía... pero duele mucho

Nuevamente el dolor les llega a ambos. TaeHyung, sin embargo, mira las manos temblorosas de Hoseok y recuerda la manera en la que Yoon JungKook tomaba a esa chica tan hermosa. Y aunque tenía confusión sobre el porqué Hoseok se sentía tan mal, decidió no preguntarle en ese estado.

—Vamos Hoseok, debemos salir ya —murmura el castaño

—Si tú lo dices cariño

Jung Hoseok se levanta torpemente de su lugar para seguir a TaeHyung fuera del local luego de pagar. Al salir por la puerta, Hoseok tiembla y se abraza a sí mismo cuando el frío pega contra su cuerpo. Confundido, mira las calles, y luego, curioso alza sus cejas al posar sus ojos sobre el rostro inexpresivo de su amigo.

—Kim...

—Ven, quiero ir a un lugar antes de regresar 

El chico pelinegro asiente ante la petición de Kim TaeHyung. Camina con cansancio a un lado del castaño, notando de manera extraña que él no tenía frío; bueno, tampoco parecía estar en ese mundo real. El chico castaño se veía distante, pensaba en algo aunque Hoseok dudó si realmente se martirizaba por el asunto con Yoon JungKook. 

Y aunque quiso preguntar, su corazón también dolía de tan solo pensar en hablar con aquel que también había salido perjudicado. Por el bien de ambos, no dijo nada.

—¿Por qué estamos aquí? —pregunta Hoseok cuando su amigo se detiene

—No lo sé...

El chico pelinegro siente su vista más clara cuando levanta la mirada y frente a ellos se encuentra la biblioteca más grande de Seúl. Estaba cerrada, pero una idea molesta le vino a la mente.

—Si existiera ese maldito libro, sería bueno encontrarlo —espeta Hoseok, acercándose a su amigo—. ¿No lo crees?

—Si realmente existe... ¿estaría bien usarlo?

La tristeza en las palabras de TaeHyung le pesaban. El mismo Hoseok estaba tan desilusionado por saber que en la vida las cosas no funcionan como uno quisiera, pero su amigo era otra cosa; no estaba dolido, Kim TaeHyung estaba destrozado.

Mitos y leyendas.  [ TaeKook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora