Mitos y leyendas. [ TaeKook ]

• Capítulo 8.

Un par de semanas habían pasado.

Tantas tardes gastadas en videojuegos o chistes, tantos almuerzos en pareja y en grupo, y tantas sonrisas que Kim TaeHyung había utilizado.

Hoseok le había contado varios mitos sobre el comportamiento humano en cuanto al amor; incluso le advirtió sobre las supersticiones de amuletos, prendas o colores que debía usar para atraer al amor.

TaeHyung sabía qué cosas eran verídicas y cuáles no.

Sin embargo, aún con los consejos de Hoseok, TaeHyung no podía preguntar lo que tanto deseaba saber de Yoon JungKook.

—¿Aún no le has preguntado?

TaeHyung niega mientras se deja caer en el sofá de su apartamento; era de día, pero ya no tenía clases ni trabajo, por eso mismo andaba en pantalones informales y sudadera gris.

—Pero él debió de haberte dicho algo, ¿no? —insiste Hoseok—. No sé... pudo haber dicho que ya había salido con alguien, o pudo haber dicho algo sobre el aspecto de una chica o chico

—Nunca ha dicho nada como eso

Jung Hoseok resopla moviendo su flequillo negro. Vestido con el mismo tipo de ropa, se deja caer junto a Kim TaeHyung en el sofá.

—¿Crees que guste de chicas? —pregunta Hoseok en voz baja, mirando el techo—. O, ¿crees que guste de chicos?

—No lo sé... —suspira, mirando el techo de igual manera

El silencio se instala en la sala, pero no es molesto. Escuchan los lejanos ruidos de coches y sus propias respiraciones acompasadas.

—Debes preguntarle antes de declarar tus sentimientos Kim —ordena el pelinegro, mirando a TaeHyung—. No después, antes de hacerlo

—¿Y si no le gusto?

Jung Hoseok baja su cabeza con preocupación y mira el atisbo de temor en los ojos de su vecino y amigo.

Kim TaeHyung cargaba esa misma expresión desde hacía unos meses.

Meses, en los que nunca se declaró a JungKook.

—Será un idiota si no le gustas; si él es gay, estoy seguro que te adorará... eres como un Adonis malditamente nerd

TaeHyung sonríe divertido a sabiendas de que Hoseok buscaba animarlo y hacerle reír. Nunca lo decía, y tal vez no lo haría, pero TaeHyung agradecía tenerlo ahí; como consejero, amigo y un gran escucha.

—Quiero decirle pronto —informa TaeHyung—. Le diré lo...

Las palabras del castaño quedan en el aire cuando su mirada baja y se posa en la mesita del centro. Su corazón vuelve a latir con fuerza y mira fijamente aquel libro frente a él.

El libro que, últimamente, le daba malas sorpresas.

—¿Qué sucede? —pregunta Hoseok cuando su amigo deja de hablar, mirándolo—. ¿Todo bien Kim?

—Sí

El chico pelinegro asiente no tan convencido de la respuesta de su amigo, sin embargo, se levanta de su lugar y camina hacia la puerta con algo de prisa al mirar la hora.

—Debo irme, te veo luego Kim

—¡Hasta pronto!

TaeHyung espera ansioso hasta que su vecino sale de su apartamento. Mira nuevamente aquel libro y muerde su labio con preocupación al notar aquel cambio de color en la pasta del objeto.

Los tonos verdosos cambiaban constantemente de un lado a otro, como destellando para llamar su atención.

—Basta, por favor