• Capítulo 37.

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Entre tantos pensamientos confusos, entre los eternos minutos de la tarde y la noche, su cuerpo se encontraba estático, inamovible.

En la lejanía se escuchaba el sonido de los autos, de la ciudad igual de viva que en las mañana concurridas. Tal vez era fin de semana, tal vez no. Su mente no deseaba recurrir a ningún pensamiento, estaba vacía. Sus manos y pies dolían ante la exposición extendida al frío de la noche helada. La luz de una pequeña lámpara era lo que iluminaba la enorme habitación casi desolada. Su cabello cubría ligeramente sus ojos, era negro azulado. Los tatuajes habían desaparecido, a excepción uno.

Unas letras, una frase.

This time it's real.

Jeon JungKook siente las lágrimas resbalar por sus mejillas pálidas, su mirada exánime posada sobre el tatuaje inscrito en su brazo izquierdo recostado sobre la cama, pasando la yema de sus dedos sobre la piel tintada.

¿Qué había fallado realmente en aquella magia?

¿Por qué había aparecido entonces si él no había sido parte del deseo de Kim TaeHyung?

¿Por qué... por qué tuvo que sufrir tanto?

Las voces en el libro nunca volvieron a decir palabra alguna, ni siquiera sabía dónde estaría aquel libro. Entre todas las cosas que vivió en su primera vida humana, entre todas esas, lo único importante para él había sido lo vivido con Kim TaeHyung. Después de todo, su propósito era amarlo sin importar nada más.

Era injusto.

Era innecesario.

Sin embargo, algo siempre había dudado durante el paso de los días y las semanas. Sí, JungKook sabía que su propósito era amarlo, pero nada ni nadie lo obligaba realmente a hacerlo. Él debía ser guiado por Kim TaeHyung, debía cumplir con sus caprichos, ¿por qué entonces había hecho todo lo demás?

Jeon JungKook dirige su vista al fondo de la habitación cerca del clóset, observa confundido aquel proyecto final que deseaba regalar al castaño: era un collage de muchísimas fotografías tomadas de los lugares, objetos, comida y personas importantes para Kim TaeHyung.

Todas aquellas fotografías en collage creaban otra imagen mirándola desde una distancia un tanto lejana; era la silueta del castaño al que tanto amaba.

Tantas semanas de trabajo, recopilando en secreto todo aquello que TaeHyung apreciaba, escuchando con atención, buscando sin parar entre tantos sitios y locales. Era una molestia que Jeon JungKook se había tomado sin siquiera ser necesario.

Él había decidido hacerlo por su cuenta. Porque, sin importar su propósito, sin importar las órdenes del libro o las peticiones de Kim TaeHyung, Jeon JungKook se había preguntado insistentemente por qué deseaba tanto ver al castaño feliz.

Era su propósito amarlo, ser aquella persona que tanto faltaba en su vida. Pero JungKook no quería amarlo solamente, él, deseaba verlo feliz.

TaeHyung debía ser feliz, incluso si él debía estar lejos de su vida.

Entonces, pensó en un trato conveniente con el libro. Si la felicidad de TaeHyung era amar al verdadero JungKook, entonces él sería quien desaparecería de su vida. Al libro no le importaba en lo más mínimo qué decisión quería tomar Jeon JungKook, al final, él sería parte del libro nuevamente.

Sólo importaba lo que Kim TaeHyung decidía porque él era el dueño del libro por el momento.

Jeon JungKook comienza a cerrar sus ojos conforme el sueño lo llena entre tanta bruma de pensamientos y sentimientos. Las lágrimas nunca brotaron por el enorme cansancio que lo había invadido.

Mitos y leyendas.  [ TaeKook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora